Reuters.- El primero de tres jueces brasileños que consideran una apelación del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva votó el miércoles por mantener la condena por corrupción, lo que probablemente deje al político izquierdista fuera de las elecciones presidenciales de este año. El juez del tribunal de apelaciones Pedro Gebran desestimó los argumentos de los abogados defensores de que la condena por recibir un soborno y lavado de dinero carecía de pruebas y estaba motivada políticamente. Gebran dijo que la investigación llamada Lavado de Autos sugirió que Lula era organizador del plan de sobornos que operó dentro de la petrolera Petrobras y que financió al Partido de los Trabajadores y sus aliados. También pidió aumentar la pena de 9 años y medio a 12 años y un mes de cárcel. Decenas de miles de partidarios han protestado en las calles de Porto Alegre contra lo que ven como una persecución política al ícono de la izquierda brasileña, quien fue condenado en primera instancia por el juez Sergio Moro. Lula, de 72 años, fue condenado en julio de 2017 a nueve años y medio de prisión por aceptar 3.7 millones de reales (1.18 millones de dólares) en sobornos de la firma de ingeniería OAS. El caso involucra un apartamento en el balneario de Guarujá. “Lamentablemente, Lula se corrompió”, dijo durante el juicio del miércoles el fiscal del Ministerio Público Mauricio Gerum, quien agregó que es difícil imaginar que un sistema de drenaje de los cofres de la petrolera haya ocurrido sin que el entonces presidente de la república lo supiera. Lula, el primer presidente de la clase trabajadora de Brasil, gobernó el país entre 2003 y 2010. En caso de que Lula pierda el recurso, el exmandatario podría apelar ante tribunales superiores para retrasar una decisión final y evitar ir a la cárcel. “Estoy extremadamente tranquilo y consciente de que no cometí ningún crimen”, dijo Lula la mañana del miércoles en su cuenta de Twitter. La exclusión de Lula de las elecciones cambiaría radicalmente el panorama político antes de una campaña en la que es el favorito, con el 36% de las preferencias, según Datafolha. Eso es el doble del porcentaje de su rival más cercano, el legislador de extrema derecha Jair Bolsonaro, cuya campaña se ha visto impulsada por el sentimiento antiLula. Lula acusó a sus enemigos de intentar sacarlo de la arena política, tal como a su juicio lo hicieron en 2016 con su sucesora Dilma Rousseff, cuya salida del gobierno puso fin a 13 años en el poder del Partido de los Trabajadores.

 

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