Por Daniel Rodríguez y Lenny Rodríguez* Brasil es liderado por Jair Bolsonaro, un presidente de derecha y promercado. Mientras México es dirigido por el presidente Andrés Manuel López Obrador, un izquierdista con tendencias populistas. El nuevo gobierno mexicano podría conducir al país a un período de pérdida de crecimiento en el sector energético. Mientras la nueva administración brasileña podría dar fin a su monopolio estatal y crear una bonanza de inversión energética. Si bien cada país difiere en su postura ante la inversión privada y la regulación energética, Pemex y Petrobras siempre están en el centro del debate público. Roberto Castello, el nuevo CEO de Petrobras, destacó ese punto en junio pasado, en un artículo de opinión para un periódico de Sao Paulo. “Es inaceptable mantener cientos de miles de millones de dólares asignados a empresas estatales en actividades que podrían ser llevadas a cabo por inversionistas privados, mientras que el estado carece de dinero para cumplir con sus obligaciones básicas”, dijo en Folha de Sao Paulo. En contraste, el nuevo CEO de Pemex, Octavio Romero Oropeza, dijo en diciembre en su primer mensaje interno a los trabajadores, que el nuevo gobierno mexicano detendrá esfuerzos de alianzas con compañías privadas. “Detendremos, desde el primer día de gobierno, el desmantelamiento sufrido en los últimos años: ni una sola desinversión más, ni una monetización más, ni la privatización de nuestras instalaciones”, dijo Romero Oropeza. Este mensaje dista del espíritu de la reforma energética mexicana promulgada en 2013, donde Pemex buscaba atraer socios privados para invertir en sus proyectos. Ahora, parece que Pemex buscará desarrollar proyectos sin asociaciones privadas. La empresa estatal va a construir una nueva refinería de 8 mil millones de dólares bajo órdenes presidenciales y suspendió una estrategia agresiva de farmout en exploración y producción de hidrocarburos. Estas iniciativas han sido criticadas por las agencias crediticias como riesgosas. Mientras tanto, Bolsonaro y Castello anunciaron que Petrobras venderá participación en sus refinerías, plantas petroquímicas, gasoductos y activos logísticos para enfocarse en su área central: exploración y producción de petróleo. Castello afirmo que Petrobras va a vender la unidad logística de la compañía, BR Distribuidora, diciendo que no es rentable y que no encaja en las competencias centrales de la compañía. El resultado: las acciones de la compañía subieron un 6% el día del anuncio.  Soberanía energética vs. rentabilidad Petrobras y Pemex han sido las empresas petroleras más endeudas del mundo. Bajo Bolsonaro, Petrobras intentará aumentar la disciplina fiscal e impulsar su rentabilidad, una meta que fue relegada inicialmente por López Obrador para Pemex. Aunque la deuda de Pemex se estabilizó en más de 100 mil millones de dólares durante la presidencia de Enrique Peña Nieto, no es claro si López Obrador podrá continuar manteniendo la deuda a raya. En cambio, la administración de López Obrador ha reorientado las ambiciones de la compañía en hacer que México sea energéticamente independiente. Agencias crediticias e inversionistas han dicho que es preocupante la falta de una estrategia clara para poner las finanzas de Pemex en orden. Después de que la agencia crediticia Fitch Rating bajó el nivel de la deuda de Pemex a un nivel de basura, López Obrador anunció un paquete de estímulo de 5.2 mil millones de dólares que calificó como “extraordinario” para mejorar las finanzas de la empresa. Este plan es limitado comparado con el plan de desinversión de Petrobras de 27 mil millones de dólares establecido por la administración anterior de Michel Tener y que Bolsonaro mantendrá. La deuda de Petrobras ha caído a 73 mil millones de dólares en septiembre, desde un máximo de 96 mil millones de dólares en 2016. Petrobras planea vender el 60% de las participaciones en cuatro refinerías. Además, busca desprenderse de su unidad de transporte de gas natural, TGA. Bolsonaro ve en la inversión privada una palanca para mejorar el sector de refinación brasileño y que permitirá construir un segundo tren de proceso en su Refinaria do Nordeste (RNEST) y terminar una nueva refinería en Río de Janeiro, el Complexo Petroquímico (Comperj). Mientras tanto, en México, se necesita 18 mil millones de dólares para mejorar sus seis refinerías existentes, según documentos del gobierno.  Rondas de subastas upstream En el sector upstream, el nuevo ministro de energía brasileño, el Almirante Bento Costa Lima Leite de Albuquerque Junior, dijo que Brasil necesita 370 mil millones de dólares para realizar su potencial petrolero.

Fuente: Platts Analytics

“Petrobras no tiene los recursos necesarios para satisfacer ese tipo de inversión”, dijo Albuquerque. “El gobierno planea acelerar la exploración y producción”. Para atraer inversión privada, Bolsonaro hará un agresivo plan de licitaciones para exploración y producción. En contraste, López Obrador ha sido más escéptico acerca de la capacidad técnica y la buena voluntad del sector privado para aumentar la producción nacional de petróleo. El presidente mexicano suspendió subastas petroleras por tres años mientras espera ver si empresas privadas pueden incrementar la producción de las áreas otorgadas por la previa administración. “Más que una situación ideológica o política, es práctica”, dijo López Obrador en una conferencia de prensa en diciembre. “Con los contratos, no se ha extraído ni un solo barril de petróleo, por lo que no podemos continuar otorgando áreas para la extracción de hidrocarburos si no hay inversión ni producción”. México necesita invertir 20 mil millones de dólares por año para incrementar su producción de petróleo a 2.4 millones de barriles diarios para 2024, de 1.7 millones de barriles diarios en noviembre, la Comisión Nacional de Hidrocarburos de México ha dicho. Esto representaría una inversión adicional del 75% de lo que Pemex invirtió en el 2018 en producción y exploración. De acuerdo con el más reciente pronóstico a largo plazo de S&P Global Platts Analytics, se espera que la producción de crudo mexicano alcance su punto más bajo en 2021, con 1.780 millones de barriles por día, y llegue a cerca de 2 mil millones de barriles por día en 2030. *Anlistas de S&P Global Platts   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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