El reto que estamos enfrentando como Humanidad tiene proporciones sin precedentes. Si buscamos en la memoria, es muy probable que no alberguemos un recuerdo de una situación similar que nos haya sucedido en el pasado. No ha habido nada igual. El coronavirus y la cepa Covid-19 no sólo nos ponen frente a una crisis sanitaria de inmensa proporción, sino también una inminente reestructuración del orden económico mundial: así es como los líderes pueden comenzar a navegar a lo que sigue. Para algunas organizaciones, la supervivencia a corto plazo es el único punto del orden del día. Más, en aquellas economías en las que se vive al día y en las que los pequeños y medianos negocios se encuentran en un sacrificado punto de equilibrio. Otras empresas están mirando a través de la niebla de la incertidumbre, pensando en cómo posicionarse una vez que la crisis ha pasado y las cosas han vuelto a la normalidad. La pregunta es: ¿Cómo será la normalidad y cómo podemos caminar hacia ella en medio de este caos?

“Aunque nadie puede decir cuánto durará la crisis, lo que encontremos del otro lado no se parecerá a lo normal de los últimos años,” estas palabras fueron escritas hace once años, en medio de la última crisis financiera global, por uno de los antiguos socios gerentes de McKinsey, Ian Davis. Sus palabras ganan potencia, parecen inspiradas en lo que estamos padeciendo hoy. Sus conceptos suenan verdaderos y aplicables hoy. El hecho es que cada vez está más claro que nuestra era se definirá por un cisma fundamental: el COVID-19. La nueva normalidad que surgirá en la era post-viral: la podremos denominar: la siguiente normalidad. Lo cierto es que nadie imagino que una partícula minúscula nos iba a determinar el día a día, nos alteraría el ritmo y nos iba a cambiar el escenario en forma abrupta.

En esta nueva realidad, sin antecedentes, tendremos que ir en pos de una dramática reestructuración del orden económico y social en la que las empresas y la sociedad. En un futuro próximo, veremos el comienzo de la discusión y el debate sobre lo que la próxima normalidad podría implicar y cuán marcadamente sus contornos se desviarán de aquellos que anteriormente moldeamos nuestras vidas. ¿Por qué no anticiparnos y empezar nosotros?

De acuerdo con Kevin Sneader y Shubham Singhal, socios de McKinsey en Hong Kong y Detroit respectivamente, debemos empezar a imaginar: ¿qué se necesita para navegar por esta crisis, ahora que nuestras métricas y suposiciones tradicionales se han vuelto irrelevantes? En pocas palabras, es nuestro turno de responder a una pregunta que muchos de nosotros hicimos una vez a nuestros abuelos: ¿Qué hiciste durante la guerra y después de ella? Dicho de otra forma: ¿Cómo se logra sobrevivir? Cómo se recompone el mundo después de que quedó tan lastimado en tantos sentidos. Pareciera que según Sneader y Singhal, la respuesta es un llamado a actuar en cinco etapas, una vez que se haya ganado la batalla contra el coronavirus: Resolver, Resiliencia, Retorno, Reimaginar y Reforma.

Resolver: Los gobiernos, la comunidad científica y los médicos tienen una gran tarea a cuestas en el corto plazo y son ellos los llamados a usar lo mejor de su talento para resolver. Pero, no podemos dejarlos solos.  Tenemos que pensar en los planes de continuidad del negocio y seguridad de los empleados. Muchos estaremos lidiando con una desaceleración aguda en las operaciones, mientras que algunos buscarán acelerarse para satisfacer la demanda en áreas críticas. Tenemos que empezar a imaginar nuestros negocios sorteando la crisis. Prever lo que se necesita para salir adelante, determinar la escala, el ritmo y la profundidad de acción requeridos así como investigar los apoyos que llegarán a nivel municipal, estatal y federal.

Resiliencia.  La pandemia se ha hecho una crisis infecciosa, creciente para la economía y el sistema financiero. El penetrante retroceso de la actividad económica es un golpe que no nos vamos a quitar. Pero, no es lo prioritario en este momento. Por ahora, es necesario para proteger la salud pública.  Atender a las familias y corporaciones que están en peligro por el virus y simultáneamente por el bienestar económico de los ciudadanos y las instituciones.

Retorno. Una vez atendido lo prioritario, tenemos que empezar a activar la inteligencia. Debemos devolver a las empresas a la salud operativa después de un cierre severo es extremadamente difícil, —ya que China está enfrentando un escenario complicado— incluso cuando vuelve lentamente al trabajo. La mayoría de las industrias tendrán que reactivar toda su cadena de suministro. El punto más débil de la cadena determinará el éxito o no de un retorno a la recontratación, la formación y el logro de niveles anteriores de productividad de la fuerza de trabajo. Por lo tanto, los líderes deben reevaluar todo su sistema de negocios y planificar acciones contingentes para devolver su negocio a una producción efectiva a ritmo y a escala.

Reimaginar. La crisis revelará no sólo vulnerabilidades, sino oportunidades para mejorar el rendimiento de las empresas. Las empresas tendrán que reconsiderar qué costos son realmente fijos frente a variables, ya que el cierre de enormes franjas de producción arroja luz sobre lo que en última instancia se requiere en última instancia frente a agradable de tener. Es el momento de evitar desperdicios y hacer más con menos. El resultado es un sentido más sólido de lo que hace que el negocio sea más resistente a los cambios abruptos, más productivo y más capaz de ofrecer algo mejor a los clientes.

Reforma. Las secuelas de la pandemia también proporcionarán la oportunidad de aprender de una superabundancia de innovaciones y experimentos sociales, que van desde el trabajo en casa hasta la vigilancia a gran escala. Con esto vendrá una comprensión de qué innovaciones, si se adoptan permanentemente, podrían proporcionar una elevación sustancial al bienestar económico y social, y que en última instancia inhibirían el mejoramiento más amplio de la sociedad, incluso si son útiles para detener o limitar la propagación del virus. Tal vez, el ingenio que se puso en marcha para discurrir procesos para sortear la crisis, se puedan adaptar a la cotidianidad de lo que será nuestra nueva cotidianidad.

Al considerar la magnitud del cambio que el coronavirus ha generado —y seguirá engendrando en las próximas semanas y meses—, nos sentimos obligados a reflexionar no sólo sobre una crisis de salud de inmensa proporción, sino también sobre una inminente reestructuración del orden del escenario económico. No se trata de ser insensibles, todo lo contrario. Se trata de ponernos a analizar qué está en nuestro radio de competencia para comenzar a caminar a la siguiente normalidad, una regularidad peculiar, que no se parece a cualquier otra en los años anteriores, la pandemia lo cambió todo. Queda por ver cómo evoluciona exactamente esta crisis. Pero, las cinco etapas propuestas por Sneader y Singhal, son una propuesta clara para empezar a redibujar el mundo. Si no lo hacemos nosotros, alguien más lo hará.

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