Por: Santiago F. Arroyo Seguedo

México, a pesar de los grandes retos económicos que tiene enfrente, tuvo un incremento sumamente interesante en la producción agrícola, un superávit de exportaciones en el orden de los 4.6 MMDD en 2022, logrando una cifra récord de los 19.3 MMDD, según datos de la Secretaría de Desarrollo Rural (SADER).

Con independencia de que los pequeños productores han sido los más golpeados por las políticas agrícolas emprendidas por la SADER, este crecimiento sustancial en las exportaciones agrícolas tiene un concentrado importante de facturación en los grandes consorcios nacionales e internacionales agroalimentarios, mismos que hacen un enorme despliegue de tecnología aplicada para la eficiencia de los cultivos.

Sinaloa, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Tamaulipas, Chihuahua, Nuevo León y Querétaro, son los Estados del país que lideran las inversiones en materia de crecimiento de la industria agrícola y de la transformación, siendo parte de los incrementos de hasta el 12% en Inversión Extranjera Directa según datos de la Secretaría de Economía (SE) en 2022.

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Todo esto, va a la par del incremento de los tendidos de ductos para el transporte de gas natural que, según datos de la SE, van más de 57 tendidos permisionados y casi el doble bajo esquemas de exención de permisos por sus cortas trayectorias. Insumo energético de primordial importancia para la agroindustria, puesto que se trata de un elemento necesario para el desarrollo de la industria agroalimentaria, puesto que su aplicación reduce hasta en un 36% los costos operativos de este importante sector primario, abatiendo los costos que genera el uso de petrolíferos como el diésel y combustóleo, así como el Gas LP.

Sin embargo, este crecimiento silencioso que han tenido tanto la industria primaria como la del gas natural “al menudeo”, no es un negocio apetitoso para los grandes corporativos energéticos, puesto que la gestión de estos proyectos de infraestructura gasífera destinada a “usos propios” para las empresas agrícolas, representan altos costos operativos y consumos de molécula intermedios que no bastan para considerarlos de importancia, pero sí un área de oportunidad para lograr liquidez sin riesgos, debido a los costos asociados al transporte desde los puntos de inyección o internamiento, así como a los derechos de interconexión a los ductos principales que manejan estos consorcios.

Aun así, no es un negocio sencillo y los operadores de “microductos” de transporte de gas natural, deben contar con amplia experiencia en el desarrollo de infraestructura a pequeña y mediana escala, así como plenos conocimientos en el entramado legal para sortear los obstáculos regulatorios que imponen las autoridades federales y municipales, que bien manejados, resulta ser un campo fértil para el crecimiento de una industria altamente sostenible y redituable.

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Santiago F. Arroyo Seguedo, director general de Ursus energy y especialista en regulación energética.

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Twitter: @SarroyoSi

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