Por Alejandro Medina y Viridiana Mendoza Los fondos de capital de riesgo (venture capital) invierten cerca de 80,000 millones de dólares (mdd) en emprendedores de todo el mundo, lo que equivale a 86% de las inversiones globales de estos fondos, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Tan sólo en Estados Unidos, se invierten en emprendedores 66,600 mdd, y en Europa, 4,700 mdd. En América Latina, los cinco mayores fondos especializados en startups (Alta Ventures, Latin Idea Ventures, KaSZek Ventures, InverSur Capital y Alta Growth Capital) canalizan más de 500 mdd. En la mayoría de los países de la OCDE, el venture capital representa apenas 0.05% del PIB, aunque hay dos grandes excepciones: Estados Unidos e Israel. Ahí la industria de capital privado representa más de 0.35% del PIB.   ¿Inversiones rentables? Lo interesante sobre la confianza de los inversionistas es que, en 2016, el promedio de inversión recibido por proyecto emprendedor superó los 5 mdd en Canadá, Irlanda, Israel y Estados Unidos. En tanto, en las principales economías de Europa: Francia, Alemania, Italia y España, el promedio estuvo entre 1 y 2 mdd. No hay una tendencia clara para saber si crece o decrece el interés de los inversionistas por fondear empresas nacientes. El venture capital es una forma de fondeo particularmente importante para compañías que tienen componentes de innovación y potencial de crecimiento, pero que, a la vez, tienen modelos de negocios aún no probados y sin historial de ganancias, y es una inversión que reemplaza o complementa a los créditos bancarios. Pese a su importancia para las Pymes, sólo un pequeño número de ellas son respaldadas por el capital de riesgo; en la mayoría de los países de la OCDE las Pymes respaldadas por venture capital representan menos de 1% del total de compañías que nacen en un año. Entre 2007 y 2016, los fondos destinaron 40% de sus recursos a empresas con menos de 20 empleados. “Lo que sostenía a la economía del país, hasta hace poco, eran recursos fósiles que no son renovables y que se convertían en combustible. Apostarle a esos recursos no tiene sentido. Para mí no existe otro vehículo con el que la economía de un país pueda avanzar si no es con el fomento del emprendimiento, pensando en el emprendedor como alguien que transforma la realidad para algo mejor”, afirma Gabriel Charles, fundador del Coworking Cow. “Las personas que aglutinan más fortuna en el mundo son emprendedores y han ido transformando al mundo, impactando en bueno y malo. Como país, debemos tener estos motores que utilizan el talento de las personas”. En México, las Pymes generan más de 18.5 millones de empleos formales, de acuerdo con el último estudio de emprendimiento de la OCDE, “Entrepreneurship at Glance” (Emprendimiento a simple vista, 2017), pero el mismo reporte consigna que 60% de las mercancías y servicios con valor agregado son generados en el país por empresas con más de 200 empleos. “Es importante voltear desde los grandes corporativos y reconocer que todos, de alguna manera, nacieron como emprendimientos”, dice Ramsés Gómez, director de la plataforma de empresas sociales Sistema B. “El reto hoy es si juzgamos al emprendimiento en función de cuántos son exitosos, [porque] entonces, dejamos de ver a los que tienen potencial”. Te puede interesar: 30 Promesas de los negocios Forbes 2018

Para mí no existe otro vehículo con el que la economía de un país pueda avanzar si no es con el fomento del emprendimiento, pensando en el emprendedor como alguien que transforma realidad para algo mejor: Gabriel Charles, Coworking Cow. Foto: Kidsada Manchinda/Getty images.

La clave contra la inversión riesgosa en startups es la diversificación, indica Jorge González Gasque, director general de G2 Consultores. “La disrupción tecnológica de prácticamente todas las industrias abre cientos de oportunidades para emprender en Inteligencia Artificial, blockchain, Internet de las Cosas, Fintech, y muchas otras áreas de aplicación que dan origen a nuevos proyectos emprendedores, y ahí se está yendo el capital creciente de esos fondos”, dice. Pero, “preocupa que la existencia de fondos gigantes, como el de Softbank, prolonguen la vida de las startups y sus posibilidades de crecer sin ser públicas, pero no creo que lleguemos a lo que se puede describir como una burbuja”, afirma.   La ruta del dinero De acuerdo con estadísticas de “30 Promesas de los Negocios 2018”, de Forbes México, 23% de las empresas inscritas han tenido financiamiento de fondos de capital privado; una de cada cuatro tiene un crédito bancario vigente, y apenas un 10% ha recibido apoyo del Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem). Cualquier industria en desarrollo funciona siempre, en sus inicios, a partir de un esquema de subsidio, de apoyo para investigación o, incluso, con incentivos fiscales, expresa Armando Laborde, socio del fondo New Ventures. “No veo, entonces, cómo no valga la pena hacerlo con el emprendimiento”, cuestiona. “Un sector con un efecto multiplicador tan grande es muy válido que tenga apoyo para ayudarle a despegar”. Sin embargo, el propio Laborde aclara que financiar a emprendedores requiere de mejores mecanismos de seguimiento. “En los fondos grandes sí es dinero enfocado en un retorno, y se hace un seguimiento muy detallado, pero siempre existe el riesgo de que no lo recuperes”, explica. “Lo cierto es que hay empresas con gran impacto que hacen esfuerzos desde el mundo de la filantropía, que ofrecen esquemas para correr los primeros riesgos. Creo que vamos a ir viendo cada vez más esquemas de este tipo, enfocados en impacto, y no tanto en retornos”. La necesidad es aún mayor cuando se trata de recursos públicos. Recientemente, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó irregularidades en la asignación de 242 millones de pesos (mdp) durante la gestión de Enrique Jacob Rocha al frente de Inadem. La ASF destacó que 54 proyectos recibieron dinero antes de ser notificados que habían sido seleccionados y que recibieron los recursos en cuentas bancarias que no tenían las especificaciones para recibir recursos federales. “El gobierno no tiene los mecanismos ni los recursos para dar seguimiento, pero, al final, es un recurso a fondo perdido. Lo que supervisa es que el dinero se use correctamente”, señala González, de G2 Consultores. “Los fondos privados, por otro lado, se tienen que asegurar de que sus inversiones florezcan y que los proyectos sean exitosos. [Y] para eso tienen gente, implementan prácticas de gobierno corporativo y apoyan con consejos y networking a sus empresas”. Te puede interesar: Éstas son las principales fuentes de financiamiento para emprendedores

Los 10 países con más inversiones de venture capital

(Cifras en millones de dólares)

  1. Estados Unidos 66,626
  2. Canadá 4,744
  3. Japón 1,367
  4. Corea del Sur 1,212
  5. Israel 1,165
  6. Alemania 1,051
  7. Francia 894
  8. Reino Unido 761
  9. España 446
  10. Suiza 761
FUENTE: OCDE Entrepreneurship at a glance 2017.

 

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