Forbes  Por Uriel Naum Ávila y Óscar González E. Carlos Miguel Prieto /  Director de orquesta / CDMX
  • Único mexicano nombrado Director del Año 2019 por la institución Musical Ame­rica.
Miguel Prieto está vin­culado a los negocios y a la música. Esa dualidad se ha replicado en su familia a lo largo de generaciones. Su bisabuelo, de origen francés, y quien trabajó con el famoso inventor Alfred Nobel, hizo una fortuna gracias a los ex­plosivos que vendía a la industria minera, pero, por afición, tocaba el violonchelo. Su abuelo también estaba vinculado a la música, como posteriormente lo estaría su papá, Carlos Prieto Jacqué, quien, con su violonchelo, llegó a tocar en orquestas como la Royal Philharmonic Orchestra de Londres y la mismísima Orquesta Filarmónica de Berlín. Carlos Miguel, hoy de 53 años, estu­dió, en su juventud, Ingeniería Electró­nica en la Universidad de Princenton y Administración de Empresas en Harvard. Y, a la vez, se preparaba para director de orquesta, de la mano de personalidades, como Jorge Mester, Enrique Diemecke, Charles Bruck y Michael Jinbo.
A los 25 años se dio cuenta de que “ya no estaba feliz [atendiendo los negocios familiares y la música al mismo tiempo]. Pasaba más tiempo analizando partituras, que entendía parcialmente, con todo el universo abriéndose ante mí”, razón por la cual decidió dedicarse 100% a lo que más le apasionaba. Sin embargo, Carlos Miguel considera que lo que él hace y lo que hace un empresario no es muy diferente al final del día. “El empresario es un creador, un artista, tiene bocetados conceptos, objetivos…” El director de orquesta confiesa una cosa: sus momentos creativos son mu­cho mayores a los que le gustaría tener. Y es que requieren, en su caso, de un trabajo individual, íntimo y solitario, que muchas veces lo llevan a alejarse de su familia por semanas. “Pero quizá todo esto haya valido la pena”, dice reflexivo, y enseguida comenta su logro más reciente: el nom­bramiento como Director del Año 2019, otorgado por la institución Musical Ame­rica, galardón equivalente al Oscar de la Academia de Cine. Este reconocimiento coloca su nombre al lado de algunos de los mejores directores de orquesta de la historia, como Leonard Bernstein, James Levine o Valeri Guérguiev. A pesar de que es el único mexicano que ha recibido este nombramiento, Carlos Miguel no pierde el piso. “Esto no quiere decir que me considere más que nadie. Sí es un logro muy grande, pero no cambia nada en mí”. Quienes lo conocen saben que no son palabras al aire. Su filosofía de vida ha sido el respeto por la música, el esfuerzo, la entrega y la humildad ante su trabajo. “Nada suple al trabajo y a la disciplina. Ésa es mi filosofía”. Su carismático estilo de dirección, caracterizado por su dinamismo y expre­sividad, ha sido clave para ser nominado en dos ocasiones al Grammy. Carlos Mi­guel ha promovido la música mexicana en todo el mundo, “casi hasta la nece­dad”, dicen sus amigos. Reconocimien­tos como el Chairman’s Award, otorgado por el gobierno de Nueva Orleans, el Young Global Leader del Foro Econó­mico Mundial de Davos, Suiza, o más recientemente el Doctorado Honorario de Música por la Universidad de Loyola, Nueva Orleans, dejan claro dónde está ubicado este creativo mexicano.    

 

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