Por: Salvador Guerrero Chiprés*

En la Ciudad de México, rumbo al inicio de la reactivación económica, la baja en la ocupación hospitalaria fue la señal. En el plan, esquematizado y gradual, obviamente no puede esperarse un comportamiento homogéneo. Es una urbe diversa,  compleja y expectante.

Ante todos los desafíos —sanitarios, de seguridad, económicos y próximamente electorales— la mejor lección es la aportación derivada de la responsabilidad y coordinada voluntad colectiva mayoritaria que ha servido para atemperar los efectos de la pandemia.

Un gran ejemplo es el Centro Histórico, cuyo perímetro es la capital dentro de la capital y uno de los motores económicos más importantes de la Ciudad. El Corredor Madero, punto paradigmático y una de las vialidades con mayor flujo en todo el país, permitía el tránsito de 350 mil personas diariamente antes de la emergencia sanitaria.

En la gestión de Marcelo Ebrard se aventuró una cifra estimada de cuánta gente recorría el Centro en un fin de semana. El resultado, 2.5 millones de personas. Hoy seguramente impulsados por el esfuerzo de estímulo económico, cultural y de participación ciudadana de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, ese volumen estaría rebasado en condiciones normales.

Aún considerando que no existiera incremento demográfico alguno en estos 8 años después de la conclusión del sexenio capitalino de Ebrard, la ocupación del Centro Histórico requeriría medidas particulares en el ámbito de la pandemia.

La actividad económica de esta zona es sustentada por 27 mil comercios. Su reactivación incluye: operación del 50 por ciento, con horarios y días hábiles determinados; decenas de calles habilitadas para que la sana distancia se mantenga entre transeúntes; protocolos sanitarios y una división perimetral para ventas en vía pública mediante la cual se dialoga con la expectativa racional y con la urgencia de la reanudación de labores.

El equilibrio entre contención sanitaria e impulso económico en la pandemia es la base del programa de reactivación. Su relevancia podría entenderse al hablar de las épocas más boyantes del Centro Histórico, como diciembre. La Canacope ha estimado una derrama económica de hasta 11 mil 700 millones de pesos. Se puede apostar que, a cada flujo económico de grandes dimensiones en la Ciudad, un porcentaje corresponde al Centro y es él mismo representativo de la economía capitalina popular y de estratos medios.

La participación en la Nueva Normalidad requiere un compromiso absoluto y total de la ciudadanía. En el comercio, cada persona, vendedor o consumidor, es un actor económico y un agente sanitario. Se trata de los primeros días de la reactivación y de dos llamados para los más inmersos en “la capital de la capital”. El primero es personal y exhorta a una paciencia y comprensión necesarias de estas circunstancias excepcionales; el segundo, requiere del cumplimiento de las reglas desde una responsabilidad ciudadana profunda, y es el llamado de una causa colectiva donde el propio cuidado impacta directamente en los otros y viceversa.

Contacto:

Salvador Guerrero Chiprés es Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México. Doctor en Teoría Política por la Universidad de Essex, ha impulsado causas como la transparencia, la lucha contra la corrupción y el empoderamiento ciudadano en coordinación con organismos empresariales y autoridades.*

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