Christophe de Margerie fue un firme opositor de las sanciones occidentales contra Rusia por sus acciones en Ucrania y antes de su muerte había asistido a una reunión de inversores extranjeros.   Reuters Christophe de Margerie, el franco y carismático presidente ejecutivo de la gigante petrolera francesa Total SA, murió cuando su avión privado chocó contra una máquina para barrer nieve al despegar del Aeropuerto Internacional de Moscú-Vnúkovo el lunes por la noche. Su muerte deja un vacío en la jerarquía de una de las principales petroleras que cotizan en bolsa, en medio de un difícil momento para la industria cuando los precios del crudo están cayendo y los competidores estatales acaparan los mejores territorios para exploración. De Margerie, de 63 años, fue un firme opositor de las sanciones occidentales contra Rusia por sus acciones en Ucrania y antes de su muerte había asistido a una reunión de inversores extranjeros con otros 30 ejecutivos en la residencia de campo del primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, en Gorki, cerca de Moscú. El accidente ocurrió alrededor de la medianoche de Moscú cuando el Dassault Falcon despegaba hacia París en medio de pobre visibilidad. Los tres tripulantes del avión también murieron, pero imágenes de televisión mostraron al conductor de la máquina para retirar nieve aparentemente ileso. El Comité de Investigación de Rusa dijo que abrió una pesquisa criminal sobre el accidente. Total SA es la segunda mayor compañía francesa que cotiza en la bolsa con un valor de mercado de 102,000 millones de euros (mde) y el cuarto mayor grupo petrolero y gasífero de Occidente, detrás de Exxon, Royal Dutch Shell y Chevron. En una breve conferencia de prensa el martes, el secretario general de Total, Jean-Jacques Guilbaud, dijo que la directiva de la compañía se reunirá “lo más pronto posible”. “Total seguirá marchando”, dijo. “El grupo está organizado para asegurar la continuidad de su gobierno”, agregó. Con su bigote característico y sin pelos en la lengua, de Margerie fue uno de los ejecutivos petroleros más reconocidos y amigo personal del presidente francés, Francois Hollande. El primer ministro francés, Manuel Valls, dijo que el país había perdido “a un extraordinario líder empresarial que convirtió a Total en un gigante mundial”. Ben van Beurden, presidente ejecutivo de Royal Dutch Shell, dijo que de Margerie había sido “un personaje trascendente, un líder respetado en toda la industria energética y un amigo”. Según el comité investigador ruso, el conductor del quitanieve estaba ebrio, pero los investigadores también analizaban las acciones de los controladores aéreos y la tripulación del avión. El abogado del conductor dijo que este había seguido las instrucciones de los controladores y que sus familiares afirmaron que nunca bebió alcohol. De Margerie dirigió la división de exploración y producción de Total antes de convertirse en su presidente ejecutivo en el 2007, pero tomó el control total con el cargo adicional de presidente en mayo del 2010. Conocido dentro de la compañía como “El Bigote Grande”, dijo en julio que debería ser juzgado en base a los nuevos proyectos que lanzó bajo su dirección, como una serie de campos en África. También dijo entonces que Total debería buscar un sucesor dentro de la compañía en lugar de un extraño.   Potenciales sucesores Philippe Boisseau, director de la división de energías renovables de Total, y Patrick Pouyanne, encargado de reducir la exposición a sectores de refinación europeos no rentables, han sido considerados desde hace tiempo como potenciales sucesores. La compañía recortó su meta de producción de crudo para el 2017 el mes pasado y dijo que aumentaría sus ventas de activos y modernización de su unidad de exploración. Al igual que otras grandes compañías petroleras, Total se ha visto presionada por sus accionistas para reducir costos y aumentar sus dividendos, en momentos en que los mayores costos de la industria y los menores precios del crudo reducen los márgenes de rentabilidad. Total es uno de los principales inversores extranjeros en Rusia, pero su futuro allí se ha vuelto incierto después de que el 17 de julio se derribó a un avión de pasajeros malasio sobre territorio ucraniano controlado por rebeldes afines a Moscú, lo que empeoró las relaciones del país con Occidente y dio paso a la posibilidad de mayores sanciones diplomáticas. Total dijo el mes pasado que las sanciones no detendrían las obras de la empresa en el proyecto Yamal, una empresa conjunta de 27,000 millones de dólares en inversión para explotar las vastas reservas de gas natural en el noroeste de Siberia que busca duplicar la participación de Moscú en el creciente mercado del Gas Natural Licuado. De Margerie dijo entonces que Europa no puede vivir sin el gas ruso, agregando que no hay razón para hacerlo.

 

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