Reuters.- Los chilenos concurrían el domingo a las urnas para elegir a un nuevo presidente en un balotaje (segunda vuelta) inesperadamente reñido, donde se juega la continuidad de las reformas sociales de la centroizquierda frente a la apuesta de una mayor bonanza económica. El senador Alejandro Guillier, del pacto gobernante de centroizquierda, y el exmandatario conservador Sebastián Piñera son los aspirantes al sillón presidencial, en unos comicios en que el voto es voluntario. “Tengo la firme convicción que vamos a ganar y que los tiempos mejores van a llegar a todos los hogares chilenos, pero quiero recordar a todos mis compatriotas que hoy día no es el fin, es recién el comienzo”, dijo Piñera en un punto de prensa posterior a su votación en una escuela de la capital. Guillier, en tanto, viajó hasta la norteña ciudad de Antofagasta para sufragar en la zona de la que es representante. “Esperamos un proceso ojalá masivo, muy participativo (…) creo que vamos a ganar por una diferencia estrecha, pero clara, estamos muy optimistas”, dijo el oficialista antes de regresar a Santiago para esperar los resultados. Según el último reporte de la autoridad electoral, se encuentran instaladas un 99.5% de las mesas de votación. Piñera, de 68 años, logró en la primera vuelta un 36.6% de los votos, un nivel por debajo de la mayoría absoluta, mientras que Guillier obtuvo un 22.7%  de los sufragios entre ocho candidatos que compitieron. Durante la campaña del balotaje, Piñera sumó el apoyo de un excandidato ultraconservador (que obtuvo 7.9%), mientras que Guillier, de 64 años, consiguió el respaldo de casi todos los otros aspirantes de centroizquierda que participaron en la primera vuelta de noviembre. “Lo que determinará quién ganará se reduce a la cantidad de personas que se quedarán en casa, en particular cuánta gente del lado de Guillier”, dijo Robert Funk, director del Centro de Estudios de Opinión Pública de la Universidad de Chile. Un total de 17,000 miembros de las Fuerzas Armadas están a cargo de resguardar el funcionamiento de las 42,890 mesas receptoras de sufragios. La elección es vista como un referéndum a la gestión de la presidenta saliente, Michelle Bachelet, quien buscó reducir la enorme brecha de ingresos entre ricos y pobres con una serie de reformas. Sin embargo, varios desacuerdos al interior del oficialismo y una economía casi estancada han ensombrecido el legado de la mandataria.  

 

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