El jueves pasado, el Banco Popular de China prohibió a las instituciones financieras efectuar transacciones con Bitcoin.   La semana pasada explicamos que el experimento llamado Bitcoin, que se supone intenta convertirse en una “divisa” virtual sin el control de ningún gobierno ni banco central, podría tratarse en realidad de una estafa bien diseñada matemáticamente para beneficio de sus creadores, de “insiders” o hackers profesionales. Dijimos también que incluso si le dábamos el beneficio de la duda, y pensábamos en ella como un intento legítimo por escapar de la corrupción monetaria que padece el mundo en nuestros días, sería un entonces una buena idea con una mejor intención. Sin embargo, aclaramos que aunque así fuera, quienes participan en su mercado deberían tener mucho cuidado, pues Bitcoin puede ser muchas cosas, todo, pero menos dinero. Es en cambio, una simple promesa de pago en las divisas tradicionales que ya conocemos. De ahí que advirtiéramos que los superlativos y promesas hechas por sus fanáticos, cada día se parecen más a los discursos que emplean los vendedores de algún activo que está en burbuja, o de plano, de esquemas Ponzi. Pues bien, a pesar de que los defensores de Bitcoin gustaban de presumir que en China estaba teniendo una gran aceptación con la venia de las autoridades, lo cierto es que el banco central de ese país les ha puesto un “hasta aquí”. Sí. El jueves pasado, el Banco Popular de China (PBOC, por sus siglas en inglés) prohibió a las instituciones financieras efectuar transacciones con Bitcoin. En específico, no podrán: dar precios en Bitcoin, comprarla o venderla ni asegurar productos basados en ella. Como era de esperarse, de inmediato su precio se desplomó más de 20 por ciento, a menos de mil dólares, desde los más de 1,200 dólares en que se encontraba. El PBOC sentenció que no es una divisa con “significado real”, y por lo tanto, no tiene el mismo estado legal. La prohibición es sin duda una prevención del gobierno chino, ante un incremento en el riesgo de que este tipo de instrumentos, terminen siendo una fuga de los controles financieros que mantienen sobre el yuan. Aunque esto puede sonar exagerado, sobre todo debido a que la capitalización completa de Bitcoin –que se estima en más de 10 mil 800 millones de dólares al precio de una Bitcoin este lunes (alrededor de 900 dólares)- no representa una amenaza para el tamaño del sistema financiero chino, lo cierto es que las autoridades han querido dejar claro que los ciudadanos son libres de usarla, mientras no se salga de ser lo que es: un juego de alto riesgo. Por eso ha trascendido que es probable que las autoridades reguladoras como el PBOC y la Comisión Reguladora de la Banca de China establezcan reglas para facilitar las operaciones de compra – venta de la “criptodivisa”. Y es que el gobierno tampoco quiere que se multipliquen los casos de fraude que se han presentado, como el de GBL, una plataforma de comercio de Bitcoin que de mayo a septiembre, según Bloomberg, acumuló más de 4,493 usuarios registrados y que cerró de forma abrupa el 26 de octubre. Según reporte de la agencia oficial Xinhua, el monto total de lo robado a los inversores no está claro. Este tipo de reportes se suma a otros casos como el de Alemania, donde ya ha habido detenidos por presuntamente haber generado bitcoins de manera ilegal, por cerca de un millón de dólares. Con todas estas presiones, ahora el portal Baidu Inc, el motor de búsqueda más grande de China, también ha dejado de aceptar bitcoins a partir del viernes pasado, pues las grandes fluctuaciones de su precio “lo hacen incapaz de salvaguardar los intereses de los usuarios”. En suma, si es que Bitcoin tiene futuro, insistimos en que a pesar de las ganancias que pueda prometer –y que es lo que en verdad atrae por ahora la atención de los inversores, no debe perderse de vista que no es más moneda que una ficha de casino que puede (todavía) intercambiarse con libertad entre usuarios, a un precio determinado por el mercado. Qué bueno. No obstante, está lejos, muy lejos de convertirse en una divisa como tal, y de hecho si es que algún día se acercara por casualidad a querer serlo, bastarán dos o tres “manotazos” en la mesa de China, Estados Unidos y Europa para echarla, junto con todas las demás “criptodivisas”, al bote de la basura junto con su verdadero valor: cero. Creer lo contrario, es pura ingenuidad. ¿Lo tendrán claro sus apologistas? Reiteradas las advertencias, si decide operar con Bitcoin hágalo con cuidado, pero considere mejor invertir en su propia educación financiera para decidir, con pleno conocimiento, qué es lo que a usted más le conviene. El ingreso que se gana, y el patrimonio propio, valen eso y más.

 

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