Desde noviembre del año pasado cuando líderes del Partido Comunista adoptaron una reforma clave para el resto de la década, no ha pasado una semana sin nuevas iniciativas en áreas que van desde el medio ambiente hasta precios en los insumos.   Reuters Seis meses después del inicio de una transformación económica profunda en China, el Gobierno está inmerso en un proceso de implementación gradual de los cambios a las reglas del juego, en lugar de emprender reformas riesgosas como la eliminación de todos los controles a las tasas de interés bancarias. Pese a la gradualidad, los pasos tomados prometen en general ganar suficiente fuerza para sostener el impulso de las reformas y ayudar a la segunda mayor economía del mundo a aterrizar suavemente luego de décadas de un crecimiento acelerado. Se trata de una versión del siglo XXI de la estrategia de “cruzar el río pisando las piedras” de Deng Xiaoping, un cauteloso experimento económico llevado a cabo en las décadas de 1970 y 1980. La cautela aún prevalece, pero la diferencia hoy en día es que China está cruzando el río en varias partes a la vez y el agua probablemente es más profunda. Los economistas dicen que no existe un sustituto para los cambios fundamentales si China quiere tener éxito en la transformación desde una potencia industrial asediada por la contaminación y la burocracia a una economía más equilibrada y basada en el libre mercado. Sin embargo, reformas como la liberalización de las tasas de interés bancarias o el desmantelamiento de los monopolios estatales causarían demasiado impacto a corto plazo y los beneficios seguros sólo podrían proyectarse en un período de tiempo mayor. Aquellos cambios tendrán que esperar, puesto que se espera que la economía se expanda un 7.3% anual este año, la menor tasa en 24 años y cerca del nivel que Pekín considera como necesario para preservar la estabilidad social y financiera. “Estamos tomando primero las medidas sencillas y dejando las reformas difíciles para después”, dijo Xu Hongcai, economista del Centro Internacional de Intercambio Económico, un influyente grupo de expertos en Pekín. Pero Xu y otros especialistas están animados por los progresos hechos hasta el momento y la consistencia que el presidente Xi Jinping y el primer ministro Li Keqiang han mostrado al incentivar un mayor rol de los mercados en la economía. “Los líderes están comprometidos con las reformas, no existen dudas sobre ello”, dijo Lu Feng, vicedecano de la Escuela Nacional de Desarrollo de la Universidad de Pekín y asesor del Gobierno. Desde noviembre, cuando los líderes del Partido Comunista en el poder adoptaron una reforma clave para el resto de la década, no ha pasado una semana sin nuevas iniciativas en áreas que van desde el medio ambiente y los precios de los insumos a la regulación financiera y los flujos de capital. “De hecho hemos visto en los últimos cuatro o cinco meses una acumulación constante de medidas en sectores clave”, dijo Louis Kuijs, jefe de economía china del Royal Bank of Scotland en Hong Kong y ex economista del Banco Mundial en Pekín. La liberalización del mercado financiero es un buen ejemplo. Las medidas sobre las tasas de interés en julio pasado y la expansión de la banda de flotación del yuan en marzo tomaron su tiempo, pero fueron acompañadas por otros pasos que facilitaron los movimientos de capital dentro y fuera de China.   Decisiones espinosas Sólo en los últimos dos meses, los reguladores aliviaron las restricciones a las inversiones extranjeras en activos chinos, permitieron las operaciones de inversión de acciones entre China y Hong Kong y facilitaron las adquisiciones en el exterior y las fusiones domésticas. Sin embargo, un esquema de seguros de depósitos que se espera despeje el camino a la remoción de las restricciones a las tasas de depósitos ha visto una lenta implementación y está claro que una libre flotación del yuan y la apertura de la cuenta de capital de China están a años de distancia. Los cambios realizados hasta el momento han tenido efecto en permitir flujos de capital más balanceados. La reducción de los poderes administrativos de aprobación del Gobierno central y los registros de negocios más sencillos también deberían generar beneficios económicos tangibles. Las decisiones más espinosas, como la eliminación de una garantía implícita del Gobierno para las grandes compañías estatales o la apertura de sectores como el bancario, todavía están lejos de ser tomadas. Además, se ha hecho poco respecto a las reformas menores como el sistema de registro de residencia y los derechos de tierras de China, necesarios para impulsar a la población urbana del país, una de las prioridades estratégicas de Pekín. Los economistas también esperan lentos progresos con las reformas al modo en que se dividen los recursos, los gastos y las responsabilidades entre Pekín y los gobiernos domésticos, lo que se hace difícil por la elevada carga de deuda local y la necesidad de nuevas fuentes de ingresos tributarios. “Pero finalmente si ves la acumulación de iniciativas en el plano de las reformas, te das cuenta de que el proceso de transformación sigue adelante”, dijo Kuijs del Royal Bank of Scotland.  

 

Siguientes artículos

Nokia invierte 100 mdd en conectividad de autos
Por

Tras la venta del negocio de telefonía móvil a Microsoft, la empresa filandesa se está enfocando hacia el sector de los...