Según los especialistas los préstamos otorgados por el sistema crediticio informal chino se han disparado y ello eleva el riesgo de una morosidad masiva. Pekín tiene billones de dólares en reservas, pero es difícil determinar si serían suficientes.   Por Agustino Fontevecchia   La semana pasada China estuvo una vez más en el ojo del huracán, el índice Shanghai Composite cayó hasta un 5.8% el martes después de que el Banco Popular de China se negó a inyectar liquidez en el sistema financiero por cuarta semana consecutiva. A pesar de los crecientes temores sobre el estado de la segunda mayor economía del mundo, la realidad es que el sistema bancario estatal de China puede ser fácilmente rescatado por el gobierno, que cuenta con más de 3,400 billones de dólares en reservas extranjeras, es propietario de tierras y varias empresas importantes. Aún así, con algunos gobiernos locales con deudas de más de 3 billones de dólares y un masivo sistema bancario informal, la probabilidad de impagos de alto perfil se hace cada vez mayor, la prueba de la determinación de la recién acuñada administración del Li Keqiang. “No hay ninguna posibilidad de una crisis bancaria [al estilo Lehman]”, explicó Duncan Innes-Ker, economista senior de la Unidad de Inteligencia de The Economist, y añadió: “no asuman un escenario de colapso”. Durante las últimas sesiones, los mercados chino han estado bajo intenso estrés a medida que las tasas de préstamos interbancarios subieron a máximos históricos, recordando a los inversionistas los riesgos del financiamiento a corto plazo. La crisis crediticia fue una consecuencia de que el banco central chino se negara a inyectar liquidez adicional, parte de una estrategia fraguada por las autoridades para contener el rampante crecimiento del crédito y un sistema bancario informal cada vez más incontrolable e insostenible. Con el recuerdo de Bear Sterns y Lehman Brothers aún fresco, los inversionistas entraron en pánico. Sin embargo, hay diferencias importantes que sugieren que China tiene la capacidad de manejar la situación para lograr un crecimiento a largo plazo, pero no hay forma de que eso ocurra sin que se vea obligado a pagar un precio por ello. “Lo que está claro es que la relación entre el crédito y el PIB ha aumentado enormemente desde la crisis”, señaló Innes-Ker, reconociendo que la estimación de 200% de Fitch suena razonable. “Sin embargo, nadie está seguro de lo que realmente está pasando”, dice refiriéndose al tamaño real del sistema bancario formal e informal. Las estimaciones de Fitch Ratings indican que el monto total de crédito asciende a 23 billones de dólares, en comparación con sólo 9 billiones de hace cinco años. “La verdadera pregunta es: ¿Puede China salvar a sus bancos si fuera necesario?”,  Innes-Ker pregunta retóricamente, “un sistema bancario estatal depende de las finanzas públicas, y éstas son estables”, asegura. En EU, el estallido de la burbuja subprime colapsó los bancos, lo que obligó al gobierno a inyectar capital de emergencia a grandes instituciones como Bank of America y Citigroup y obligando a instituciones como JPMorgan Chase y Wells Fargo a absorber a sus competidores en problemas. Esto llevó la relación deuda-PIB a 107% según las últimas estimaciones del FMI. La posición soberana de China es mucho más sostenible. No sólo no tiene las enormes responsabilidades de seguridad social y Medicare, sino que sus niveles de deuda con respecto al PIB se situaron en 50% el año pasado, un aumento de 10 puntos porcentuales desde 2011. Por otra parte, las reservas internacionales sumaron cerca de 3.4 billones y el gobierno sigue siendo el accionista mayoritario de varias empresas importantes. Innes-Ker recuerda la crisis bancaria de la década de 2000, cuando el Estado transfirió fondos de divisas a los bancos, eliminó préstamos incobrables y permitió la entrada de inversión privada al sector bancario para sanarlo. Y mientras que el sistema bancario informal es una gran responsabilidad, se calcula que llevar todos los créditos morosos al balance del sistema financiero nacional revelaría que su total representa alrededor del 25% del PIB, “no es un número tan grande cuando se habla de China”. A medida que China se activa para frenar el imprudente crecimiento del crédito y mejorar la transparencia con el fin de abordar el laberinto de deudas incobrables en que se ha convertido el sistema bancario informal, tendrá que disciplinar el mercado a través de una verdadera amenaza, cree Innes-Ker. Para eliminar el riesgo moral, tendrán que absorber una gran quiebra de una institución fiduciaria (uno de los principales vehículos del sistema bancario informal), añade. El equipo de investigación de Nomura está de acuerdo y señala que los impagos empresariales podrían comenzar en el segundo semestre del año, agregando que la probabilidad de que el crecimiento del PIB a caiga por debajo del 7% se ha elevado actualmente al 30%. La segunda mayor economía del mundo está atravesando un periodo de transición que se inició con un cambio en el liderazgo. El ministro Li Keqiang y su equipo están tratando de reprimir los desequilibrios financieros y sacrificar el crecimiento a corto plazo por la estabilidad a largo plazo. Esto, según Nomura, ocurrió en la década de 1990 con Zhu Rongji, quien evitó un sobrecalentamiento en la economía y permitió un crecimiento más sostenible en el mediano plazo. Premier El premier Li se enfrenta a un dilema similar, pero también deberá hacer frente a un gran “desconocido conocido” en la forma de un sistema bancario informal masivo y sin control. Si las cosas no salen como él quiere, tiene el poder para rescatar a todo aquél que lo necesite. Al menos eso es lo que todos creen.

 

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