Es evidente que China ha decidido avanzar de manera determinante en sus planes de elevar su influencia en el mundo, aunque ello implique sacrificar por ahora su crecimiento.   Durante los últimos años el crecimiento de China, la segunda economía del mundo, ha marcado la tendencia en el crecimiento positivo de la demanda de materias primas (commodities). Sin embargo, algunos especialistas señalan que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del gigante asiático en los próximos años –que podría ser el resto de la actual década, será mucho más débil de lo que hasta ahora ha sido. De tasas oficiales de 7.5 por ciento, podrían desplomarse a 5.5 o incluso a 3 por ciento. Eso tiene distintas implicaciones, entre las que destacan, por supuesto, una menor expansión de la economía mundial, justo en el mismo período en que seguramente se presentará una dura recaída de la gran recesión de 2009, en los Estados Unidos, que tal vez sea global. En consecuencia, esa contracción significará también un descenso en la demanda y precio de las commodities, en especial de las no alimenticias como el cobre, el hierro, etc. Steen Jackobsen, economista en jefe de Saxo Bank, considera que a esa desaceleración contribuirán en gran medida, las reformas convenidas en la tercera Plenaria del Decimoctavo Comité Central del gobernante Partido Comunista. El objetivo central de las reformas aprobadas es “mejorar y desarrollar el socialismo con características chinas”, e incluirán al sector social, en particular al sistema de seguridad social y de salud pública. El encuentro, que concluyó el pasado 12 de noviembre, definió que los cambios en su sistema se harán con la base de impulsar el “papel decisivo” del mercado en la asignación de recursos. Jackobsen opina que los ajustes son en realidad para consolidar el poder del Partido, y no una reforma en sí. Recuerda que ahí, los gobiernos locales tienen a su cargo el 80% de los gastos pero solo el 40 por ciento de la recaudación tributaria. De esta manera, el modelo tendrá que ser “recalibrado” a costa de crecimiento. Así parecen confirmarlo experiencias anteriores que se aprecian en el gráfico siguiente (tomado del blog de Mike Shedlock), en el que las áreas sombreadas indican períodos de recesión:   3rd Plenum   Cada vez que del tercer Pleno han salido grandes ajustes en China, la tasa de crecimiento del PIB ha caído, como ocurrió después del de 1978, 1993, y se espera después del de 2013. En este juego de desaceleración, los que más sufrirán los estragos serán los países proveedores de materias primas, entre los que destacan Australia y Canadá. Por otra parte, el giro que China está dando a su economía también lo está comenzando a operar en el plano monetario. El Banco Popular de China (PBOC, por sus siglas en inglés), dijo a través de uno de sus subgobernadores, Yi Gang, que su país ya no se beneficia de incrementar sus reservas de divisas extranjeras, las más grandes del planeta. De este modo, podría estarse dando la última señal en lo que se refiere a terminar con el control cambiario que limita la apreciación del yuan. Cabe recordar que la política china en la materia ha sido la de mantener artificialmente infravalorada a su moneda para impulsar sus exportaciones. Ese modelo, se ha agotado. En la misma línea, el gobernador del PBOC, Zhou Xiaochuan, escribió en un artículo reciente sobre las reformas aprobadas en la última Plenaria, que “básicamente” la autoridad monetaria concluirá la intervención en el mercado de divisas y ampliará el rango de cotización diaria del yuan. Es evidente que China ha decidido avanzar de manera determinante en sus planes de elevar su influencia en el mundo, aunque ello implique sacrificar por ahora su crecimiento. Como le he informado aquí, los chinos están pugnando por un mundo “desamericanizado”, pero cuyos espacios de poder, sean llenados cada vez más por ellos. En este sentido, la mala racha que parece aguardar a las materias primas en general en el futuro cercano, tendría de rebote un efecto benéfico para ellos que muy pocos han considerado: que el país asiático podrá seguir consiguiendo metales preciosos, y en particular oro físico occidental, a precio de remate. De hecho, aunque redujeran su acumulación de divisas, es previsible que continuarán y quizás acelerarán su acumulación secreta de reservas de oro. De esto ya hay antecedentes. China no actualiza ese dato ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) desde abril de 2009, cuando las fijó de modo sorpresivo en 1,054.1 toneladas desde las 600 que decía tener desde 2003. Una doble contabilidad. La regla de oro jamás pierde vigencia: “quien tiene el oro pone las reglas”. Así que mientras el Consejo Mundial del Oro (WGC, por sus siglas en inglés) estima que China será ya este 2013 el principal consumidor del metal, por encima de India, superando las 1 mil toneladas anuales, la verdad es que los números no cuadran. Son mucho mayores. De acuerdo con estadísticas recopiladas por Alasdair Macleod, especialista de Goldmoney.com, el total de compras efectuadas por China continental y Hong Kong en los primeros nueve meses del año, fue de 2,130.7 toneladas, o sea un anualizado de 2,841 tons. a las que habría que sumar todavía su producción minera (400 tons. más). Para darle una idea de la dimensión de este monto, sepa que según el WGC la oferta minera mundial en 2012 fue de 2,824.4 toneladas. China es el primer productor mundial y consume el total del oro que produce. Considerando que las barras que se fabrican con él nunca circulan, en este blog nos parece que no es descabellado sugerir que todas ellas podrían estar pasando directo a las reservas aún no contabilizadas públicamente. De ser así, China estaría agregando cuando menos 400 toneladas al año a sus reservas internacionales ocultas. Es un hecho que el día que actualice su cifra oficial, el salto será mucho mayor al de la ocasión anterior, pues además se desconocen los números para importaciones de oro hechas desde otros puntos distintos a Hong Kong. Su meta, sin duda, es acercarse lo más posible a las 8,133.5 toneladas que Estados Unidos, el primer lugar, dice tener. Así que el gran plan chino y su demanda explícita de introducir “una nueva divisa de reserva internacional que sea creada para reemplazar al dominante dólar estadounidense”, como ha publicado a través de la agencia oficial Xinhua, va viento en popa ante la omisión o complacencia del poder en Occidente. El gran plan, está en marcha.

 

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