Por Daniel Ortiz* Las transacciones en línea han democratizado el comercio electrónico, reduciendo el énfasis en las tiendas físicas, las ubicaciones de las compañías y la base de consumidores locales. Como resultado de lo anterior, las empresas de comercio electrónico global se dirigen cada vez más a los consumidores fuera de su país de origen, aprovechando una población de consumidores cada vez más cambiante que busca acceder a los mejores productos y servicios, sin importar la ubicación. Esto se ve facilitado por la provisión de opciones de mensajería internacional de bajo costo y opciones de pago muy simples. El crecimiento del tráfico de comercio electrónico transfronterizo ha traído consigo nuevas oportunidades de negocio, pero al mismo tiempo ha transportado a nuestras empresas la amenaza real del crimen cibernético. Es por ello que las empresas tradicionales siguen abordando las transacciones transfronterizas con cautela. Según el Reporte de Cibercrimen 2018-Q2 de ThreatMetrix, empresa de LexisNexis Risk Solutions, el 69% de las transacciones transnacionales son más propensas a ser rechazadas en comparación con las transacciones nacionales. Un gran impulsor de esto son las reglas personalizadas establecidas por las empresas que a menudo rechazan las transacciones de países específicos que se consideran de alto riesgo. Al mismo tiempo, las transacciones transfronterizas son más vulnerables por parte de la cibercriminalidad que el comercio tradicional de origen doméstico. El comercio transfronterizo es un 15% más probable que corra el riesgo de una suplantación de dispositivo (spoofing) y es un 22% más probable que presente un fraude de identidad en comparación con las transacciones nacionales. Las empresas de transporte y logística en México tienen un porcentaje cada vez más grande de su cadena productiva apalancada en el comercio electrónico transfronterizo. Esto las hace terriblemente vulnerables por parte de criminales que quieran aprovecharse del transporte ilegal de mercancías utilizando los espacios delictivos que permite el ciberespacio como el robo de identidad. La oportuna identificación de los clientes en una cadena de suministros puede prevenir el uso ilegal de las empresas de logística por parte de la delincuencia organizada vinculada con el tráfico de mercancías, armas, drogas y personas. La tendencia de la normatividad global consiste en transferir los costos de la ilegalidad a las empresas que incumplan con las nuevas políticas para prevenir la delincuencia organizada y el terrorismo a través del lavado de dinero y activos, corrupción y fraude. Ahora los dueños y directivos de empresas pueden ser acusados penalmente en la mayoría de los países de la Unión Europea, América del Norte, así como en algunas naciones de Asia-Pacífico y América Latina por haber formado parte de alguna red de corrupción o fraude. La renovación y firma de nuevos tratados comerciales de México con Estados Unidos, Europa y el Pacífico comprometen a las empresas de transporte y logística a cumplir con las nuevas disposiciones nacionales e internacionales en contra de la corrupción, el fraude y el crimen organizado transnacional. Hoy una operación de logística y transportación transfronteriza puede ser vulnerada por un actor criminal que quiera aprovecharse de la libertad que ofrecen los mares, el espacio aéreo y los medios de comunicaciones terrestres. Es por ello que es indispensable poder reducir el margen de maniobra de la delincuencia organizada, que busca aprovechar las ventajas de la globalización de las comunicaciones y los medios de transporte, a través del conocimiento en tiempo real de la identidad de nuestros clientes. Hoy existen tecnologías que aprovechan el cruce de información de miles de millones de identidades de consumidores y usuarios de los servicios electrónicos para identificar clientes falsos o que estén en las llamadas listas negras de seguridad de los países. Por ejemplo, ThreatMetrix pudo analizar en tan solo tres meses 8 mil millones de transacciones, utilizando más de 6 petabytes de información de datos. La plataforma de ThreatMetrix actualmente tiene la capacidad de analizar e identificar la autenticidad de 4.5 mil millones de dispositivos electrónicos, mil millones de identidades, 700 millones de direcciones de IP únicas, 1.5 mil millones de dispositivos móviles, 800 millones de direcciones correo electrónico y 290 millones de teléfonos celulares. Esta plataforma de identificación de clientes ayuda a las empresas, de todo tipo de giro comercial y escala económica, para prevenir el uso indebido de su cadena productiva por parte de actores criminales que quieran aprovecharse de ellas, afectando sus finanzas y reputación. Debido a que las transacciones electrónicas transfronterizas continuarán siendo vulnerables a la cibercriminalidad, las empresas de transporte, logística y comercio online deben priorizar un enfoque integral y dinámico para verificar la legalidad de este tipo de intercambios, así como la identidad de sus clientes. *Director de Desarrollo de Negocio para Latinoamérica de LexisNexis Risk Solutions Mexico   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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