No existe tal cosa como una cartera a prueba de crisis, pero con un poco de paciencia y sobre todo mesura, se puede alcanzar un balance redituable.   Post invitado de Kenneth G. Winans*   Diversificación: Esa palabra que se supone debe sentirse cálida y confusa entre los inversionistas. Una cartera de inversión diversificada “puede proporcionar el potencial para mejorar los retornos [ajustados al riesgo]”, explicó Fidelity Investments, el gigante de los fondos, a sus inversionistas el verano pasado a través de un artículo que incluía varios lindos gráficos de sectores que mostraban acciones balanceadas con bonos, efectivo y títulos extranjeros. Una cartera bien diversificada, dijo Fidelity, comprendería, “idealmente, activos cuyos rendimientos se mueven en la dirección opuesta”. La carnicería de 2008 y 2009 debería haber enseñado a los inversionistas cuán imposible de alcanzar es ese ideal. Legiones de inversionistas aparentemente bien diversificados –grandes y pequeños– descubrieron que no habían podido diversificarse lo suficiente como para encontrar una salida del huracán financiero. Por desgracia, la memoria financiera tiende a funcionar sólo a corto plazo. Y la idea de que tú, con la ayuda de un asesor financiero, puedas construir una cartera diversificada que pueda remontar fácilmente la próxima tormenta ha ganado mucho terreno. (Fidelity, que insta a sus clientes a invertir entre 6 y 25% de su dinero en acciones extranjeras y entre 15 y 50% en bonos, promueve poco esa idea.) Y si bien estoy de acuerdo en que uno debe poseer una combinación de acciones y bonos, me temo que muchos inversionistas, especialmente particulares, son incitados a diversificarse de manera errónea, lo cual resulta en tasas de inversión más altas, rendimientos mediocres y potencialmente más riesgos. Una gran cantidad de inversionistas que creían estar bien diversificados ya han sentido el golpe. Tomemos como ejemplo a aquellos que el año pasado diversificaron en commodities o en ETF (Exchange Traded Funds, a grandes rasgos, participaciones en fondos de inversión que cotizan en bolsa igual que una acción) europeos. Esos inversionistas ya han sido afectados por el colapso en los precios del petróleo y el cobre –este último, referente de la actividad industrial, ha caído a sus precios más bajos en años–, o han sido afectados por la amenaza de las recesiones y las fluctuaciones en los mercados de valores en el extranjero. No me malinterpreten. No soy un jugador financiero que pone todos sus recursos en una sola acción glamorosa el día de su OPI. La diversificación puede ser una gran idea. El viejo dicho “No pongas todos los huevos en una sola canasta” ha existido desde que hay gallinas y mimbre, y parece como un consejo de inversión útil, pero cuanto más tiempo he dedicado a administrar dinero, más he comprobado que la diversificación no es tan buena como parece. La diversificación adecuada es importante, tanto en términos de rentabilidad como de tranquilidad, pero una gran cantidad de vendedores de inversión han estirado el significado de la palabra “diversificación” para persuadir a los inversionistas de entrar en todo tipo de inversiones que no proporcionan una diversificación efectiva, no los protegerán de la volatilidad del mercado, cuestan mucho y además implican el pago de una buena comisión para el vendedor. Hay dos grandes problemas con la forma en que el negocio de la administración de recursos vende diversificación en estos días. El primero, que yo llamo la “diversificación de doble inmersión”, es un problema táctico bastante fácil de corregir. El segundo, que denomino “el peligro del inconveniente de la diversificación”, es un problema estratégico y requiere algo de comprensión sobre los supuestos subyacentes que rodean al principio de diversificación y sobre los límites de su utilidad.   La diversificación de doble inmersión La diversificación es la clase de cosa que no encaja en la máxima de Mae West: “Demasiado de algo bueno puede ser maravilloso.” De hecho, de acuerdo con E. J. Elton y M. J. Gruber, dos académicos que a finales de 1970 elaboraron un estudio exhaustivo sobre los beneficios de la diversificación, la mayor parte del beneficio de una mayor diversificación, medida por la desviación estándar de los rendimientos, se diluye una vez que la cartera tiene entre 20 y 30 valores en ella. Elton y Gruber, de hecho, incluyeron datos de carteras con menos de 500 y menos de 1,000 valores, pero la caída en el riesgo era tan baja que cuando era representada gráficamente lucía como una línea recta justo por debajo de la marca de 20%. A pesar de esto, la mayoría de los fondos mutuos tiene entre 100 y 150 acciones en ellos, y muchos de los inversionistas tienen múltiples fondos mutuos, múltiples ETF (que son sólo colecciones de acciones en sí) y varios valores en una sola cartera. Ésta es la diversificación de doble inmersión –y triple y cuádruple–, de hecho. Si no hubiera costos de transacción o costos de transporte para los valores, esta diversificación extrema sería bastante inofensiva. Por desgracia, cada fondo mutuo cobra una tarifa. Si pasas tiempo investigando las acciones en tu cartera, te cuestan con el paso del tiempo. Las comisiones de los ETF son generalmente más bajas, pero puedes terminar pagando por algo que ya posees. Sucede que las existencias en poder de los ETF que atraen a muchos pequeños inversionistas son a menudo las mismas que son preferidas por los fondos de inversión a los que esos mismos pequeños inversionistas se sienten atraídos. Muchos de los mismos inversionistas que se niegan a pagar a un asesor profesional no tienen ninguna objeción para pagar esos ETF u honorarios duplicados o triplicados de manera innecesaria con la esperanza de que la posesión de múltiples fondos disminuirá de alguna manera su riesgo o reducirá la volatilidad de su cartera durante una caída del mercado. Esto lleva a la segunda, y más importante, falacia en la idea de diversificación de la mayoría de los inversionistas: el bajo peligro de diversificar.   El peligro del inconveniente de la diversificación Muchos vendedores de inversiones gustan de vender la idea de la diversificación como la compra y conservación de dos o más activos cuyos valores no suban o caigan juntos. Quieren que los inversionistas imaginen que esos activos funcionen un poco como esto: La línea verde representa el precio de una acción, y la línea amarilla, la de un commodity. La línea punteada representa el valor total de la cartera. Y muchos inversionistas compran esa idea de que diferentes clases de valores –acciones y materias primas, por ejemplo– pueden estar perfectamente descorrelacionadas, de tal manera que el beneficio de la diversificación sea mayor. Pero incluso si fuera cierto, ¿qué harían con los rendimientos obtenidos jugando a comprar y mantener con ambos tipos de activos en cantidades similares? Luce mucho como un 0% de interés en una cuenta de cheques, ¿no es así? De todos modos, en realidad no funciona así. Hay un dicho en la comunidad cuantitativa: en caso de una derrota financiera, todas las correlaciones se aproximan al 100%. En otras palabras, cuando los mercados están cayendo –colapsando como lo hicieron en 2008 y 2009, por ejemplo– la diversificación no proporciona ningún beneficio. Ello se debe a que todos los activos de inversión van para abajo. Echemos una mirada retrospectiva a lo bien que te diversificaste desde el crash de 2008-2009 y la recuperación si estuvieras en acciones, petróleo y el ETF agrícola PowerShares DB, una canasta de commodities agrícolas. Las correlaciones en el gráfico anterior pueden no ser perfectas, pero muestran que los inversionistas que intentaban diversificar para alejarse del riesgo de las acciones a través de la posesión de commodities en realidad agravaron su posición (porque el petróleo cayó más que las acciones, y las materias primas agrícolas cayeron con las acciones, pero no tuvieron un rebote tan marcado). Así que, en resumen, el pequeño y sucio secreto acerca de la diversificación que los entusiastas de los gráficos de barras y los habitantes de la torre de marfil no quieren reconocer es que funcionan mejor cuando no las necesitas (es decir, en un mercado alcista), y peor cuando se precisan desesperadamente (es decir, en un mercado en picada).   No puede diversificar suficiente para salir de un huracán financiero Hasta ahora no he pintado una imagen muy halagüeña del uso que la mayoría de los inversionistas hace de la diversificación. En los mercados alcistas, los inversionistas diversifican en exceso con prácticamente ningún aumento en beneficio de diversificación. En los mercados bajistas, las correlaciones históricas se descomponen y terminan perdiendo tanto en la parte alcista de su cartera como en la que va en picada y que se suponía debería darles “protección”. ¿Cuál es la mejor solución? He aquí hay cinco cosas que deben evitarse:
  1. Demasiadas inversiones
Mantén tus participaciones a un número manejable de inversiones –no menos de 20 y no más de 30– en cantidades razonables (no apuestes demasiado). Sí, deben ser diversos, en el sentido de que el valor de estos fondos o valores no debe estar relacionado entre sí estrechamente. Comprar acciones en 20 brokers de descuento no diversificará tu cartera; comprar 20 acciones en diferentes sectores e industrias sí lo hará. Por cierto, tener menos inversiones significa que encontrar sentido a todo será mucho más fácil.
  1. Exposición a largo plazo a commodities.
Los commodities deben cambiar de manos rápidamente, no mantenerse. En todos mis años en inversión, nunca he oído hablar de un inversionista de commodities exitoso, pero he conocido a muchos comerciantes de materias primas ágiles que se sienten igual de cómodos vendiendo en mercados bajistas que comprando en mercados alcistas. Detectan oportunidades y no se sienten obligados a conservar todos los productos todo el tiempo. Comprar y mantener estos vehículos comerciales no hará crecer tu riqueza en el largo plazo. ¿Dudas? Checa la Figura 1 o pregunta a un asesor de comercio de productos básicos (CTA) exitoso.
  1. Compra de fondos y acciones extranjeros.
Muchos vehículos extranjeros de inversión bursátil históricamente han tenido pobres desempeños. Si eres dueño de acciones en Estados Unidos, ya tienes una enorme exposición a las economías de ultramar. Según Standard & Poors, las empresas en el índice S&P 500 reciben alrededor de la mitad de sus ingresos de mercados de ultramar. Sus administraciones están prestando mucha más atención y consiguiendo mucho mejores ideas sobre su interés de negocio en el extranjero que lo que tú, yo o cualquier administrador extranjero de acciones de fondos mutuos jamás podría.
  1. Diversificar basándose en la capitalización de mercado.
Las capitalizaciones pequeñas y grandes suben y bajan juntas. Encuentra empresas fuertes e invierte en aquellas independientemente de su capitalización de mercado.
  1. La compra de inversiones ilíquidas y con tarifas altas.
Los fondos de cobertura y los REIT no comercializables son dos favoritos de los vendedores de inversión que tratan de vender diversificación. Los primeros se venden como vehículos de alto octanaje y los segundos como dividendos supereguros con volatilidad cero. En promedio, a ambos les va mal en el largo plazo.   ¿Qué sigue? Ahora que estás evitando la diversificación inapropiada, ¿qué sigue? Hay dos cosas que le digo a mis clientes. En primer lugar, no hay que olvidar que las propias acciones individuales a menudo ofrecen una diversificación que podría no encontrarse en un ETF sectorial. El movimiento de las acciones es impulsado por motores económicos subyacentes, así que al ser dueño de una acción con exposición a otro tipo de activos, te estarás diversificando a ese otro activo. En segundo lugar, se supone que el mercado de valores tendrá malos años. (Desde 1970, las acciones estadounidenses han tenido años negativos 22% de las veces y tres mercados bajistas graves con pérdidas de alrededor de 50%.) Dile a tu asesor financiero que trabaje contigo para preparar una estrategia de defensa para cuando aparezcan nubarrones (es decir, aumenten las tasas de interés). No es que tengas que seguir mi plan, pero en mi oficina nos gusta hacer efectivo para nuestros clientes cuando se cruzan determinados umbrales de mercado bajista. Por encima de todo, ten presente que no puedes diversificar lo suficiente como para salir de un mercado bajista. Pregunta a cualquiera que haya sido golpeado por la caída del oro, del petróleo o que espera que los ETF de los países BRIC vuelvan a sus máximos de 2007 en un futuro previsible.   *Kenneth G. Winans es un gestor de inversiones veterano basado en Novato, California.

 

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