El número de clientes mexicanos que adquieren con  la empresa suiza Qnective servicios para evitar el espionaje a sus celulares  experimentó durante 2013 un crecimiento del 60 %.   El 6 de junio del año pasado, la percepción de privacidad se derrumbó para millones de habitantes.  Edward Snowden, ex asistente técnico de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), develó la aplicación de programas secretos de espionaje que el gobierno de Estados Unidos utilizaba con sus ciudadanos. Desde ese día, el temor de empresas y gobiernos de todo el mundo los acercó a compañías de contraespionaje para protegerse, y México no fue la excepción. “A partir de ese momento tuvimos un boom impresionante en requerimientos de nuestra soluciones”, asegura Juan Pablo Méndez, director de Desarrollo de Negocios Internacionales de Qnective, compañía de origen suizo que ofrece servicios para evitar el espionaje en telefonía celular. Desde que surgió el escándalo por espionaje que protagonizó la Unión Americana,  en 2013, la empresa con sede en Zúrich experimentó un crecimiento del 60% en el número de clientes nacionales: “Hemos tenido muchísima demanda de empresas y gobiernos mexicanos… hemos recibido muchos contactos de México en el último año”, reconoce Méndez. La compañía observa el mercado nacional como el de mayor potencial dentro de sus operaciones en Latinoamérica, apoyados por la llegada de inversionistas internacionales atraídos por reformas como la energética, los cuales requieren mantener a salvo su información de la delincuencia y el espionaje industrial.   Con el oído puesto en México Qnective es una empresa privada nacida en 2007 en Zúrich, Suiza, la cual ofrece mecanismos de encriptación de alta seguridad. El año pasado inició operaciones en México gracias a la demanda existente por parte de empresas y gobiernos que se han interesado en proteger la información generada en los teléfonos inteligentes. “Estamos en el comienzo de nuestro desarrollo de negocios en México. Según el acuerdo con el gobierno, estamos ampliando nuestra presencia en México directamente o a través de socios”, asegura Oswald Ortiz, CEO y fundador de Qnective. La práctica del espionaje a nivel mundial ha cobrado auge en los últimos años, cuya práctica no se ha restringido tan sólo a la de los gobiernos, sino que los particulares también hacen uso de este tipo de tecnologías que pueden ser adquiridas a través de internet con costos que van desde los 1,300 pesos por paquete. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece en su artículo 16 que las “comunicaciones privadas son inviolables”, y que sólo se permite interferirlas a petición de la autoridad federal para la persecución de un delito. “Hay un fin legítimo al usar este software de encriptación”, asegura Fernando Gutiérrez Cortés, director del departamento de Comunicación del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), campus Estado de México. El espionaje es una actividad que se encuentra orientada al robo de información o datos de particulares o gobiernos sin su autorización previa, dice Méndez de Qnective. La empresa suiza distribuye dos productos a nivel mundial, como es el Qtalk Secure para empresas, y Qtalk Defense, una solución orientada a organismos de seguridad y militares. Sin embargo, por contratos de confidencialidad con sus clientes finales no puede revelar los datos de sus usuarios en México, aunque la empresa reconoce que ha ido en aumento por el miedo a que sus llamadas telefónicas sean blanco de la delincuencia organizada, el espionaje industrial y la vigilancia que pueden llevar a cabo algunos gobiernos mundiales. “Internamente el gran problema que vemos hoy en Latinoamérica, específicamente México y Brasil, es también por actos de secuestros y crimen organizado, el cual no tenemos hasta cierto nivel en Europa”, dice el directivo de la empresa. Tan sólo en lo que refiere al espionaje industrial en el país, un estudio realizado por Grupo Multisistemas de Seguridad mostraba en 2010 que una de cada 10 empresas sufría espionaje industrial, fenómeno que representa para las grandes empresas pérdidas de 35% en sus utilidades. En México, la compañía cuenta con tres integradores de tecnologías de la información que se encargan de distribuir el producto que oferta la empresa a nivel mundial, mientras que actualmente se encuentran en negociaciones con compañías de servicios de telefonía para ampliar su presencia en el mercado mexicano. “Estamos teniendo varias partes interesadas de diversos sectores, especialmente con organizaciones gubernamentales y grandes empresas. Además del espionaje económico, la cuestión de la seguridad personal en México es muy importante. Tenemos algunos contratos a la vista, pero no podemos ser más específicos en este momento”, asegura el CEO y fundador de Qnective. Pero, el mal uso que se puede hacer de este tipo de tecnologías hace que la empresa actúe con sigilo, y que el software no se venda de forma generalizada, sino que pueda ser cotejada la información de la compañía solicitante para comprobar que el cliente no tiene ningún lazo con células criminales o terroristas. En el siglo pasado los softwares de encriptación eran una herramienta militar en países como Estados Unidos que no era exportada, pero que a partir de la última década ha proliferado. Gutiérrez Cortés del ITESM considera que en México aún existe una tarea pendiente en lo que respecta a la legislación de los programas de espionaje que se comercializan, así como de los servicios para proteger a los usuarios de las irrupciones en sus comunicaciones. Forbes México solicitó una entrevista con algún funcionario de la Secretaría de Gobernación para conocer su opinión sobre el tema, pero hasta el cierre de este trabajo no recibió una respuesta de la dependencia.   Boom espía Actualmente, la compañía tiene oficinas Indonesia, Singapur y Suiza, y no descartan que en los próximos años puedan abrir una oficina en México, animados por el crecimiento en el número de clientes que piden sus servicios. “Tenemos unas compañías suizas y europeas que tienen sucursales o empresas filiales en México, y no quieren que su información se comprometa: desde las mismas empresas suizas hemos vendido el equipo allá para tener sus comunicaciones en Latinoamérica”, dice Juan Pablo Méndez. “Existe un gran potencial en América Latina en general, pero sobre todo en México. Vemos que existe una gran necesidad de telecomunicaciones seguras, por lo tanto creemos que existe una creciente demanda de nuestros productos. Estamos convencidos de que México se convertirá en uno de nuestros 5 mercados más desarrollados, dice Oswald Ortiz. El CEO de Qnective aclara que por el momento sólo ofrecen principalmente servicios, aunque no niega el interés en invertir en proyectos de infraestructura en telecomunicaciones, así como en redes marítimas. Por ahora,  Juan Pablo Méndez tiene claro que la sofisticación de los métodos de espionaje es clave para que empresas como Qnective continúen su crecimiento con una oferta tecnológica que marque un alto a los amantes de las conversaciones ajenas: “Nuestros clientes nos dicen hay pájaros en el alambre, pues sí, pero nada más que en esta época no hay eco ni sonido, no hay nada, todo es digital”.   ¿Cómo funciona la protección contra el espionaje en celulares?
  1. El cliente mexicano hace contacto con la empresa en Zúrich, Suiza, para pedir el servicio.
  2. Por razones de seguridad, Qnective revisa los antecedentes de las empresas y gobiernos para descartar vínculos con grupos delictivos. No se permite la contratación del servicio a personas físicas
  3. La empresa lo pone en contacto con los desarrolladores de tecnología en México para que puedan suministrar el software en las instalaciones de la compañía o dependencia gubernamental.
  4. El software instalado en los equipos de telefonía permite encriptar llamadas telefónicas entre los usuarios incluidos en el paquete que suministra la empresa.
  5. La conexión segura entre los usuarios se da a partir de una agenda de contactos cerrados: Los teléfonos generan códigos únicos que funcionan como una llave que permite descifrar la información de la llamada o mensaje sólo entre los equipos que cuentan con el software de la empresa.

 

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