Por: Fernando López*

Más allá de la conveniencia, la variedad y la ubicuidad que ofrece el comercio electrónico, comprar en línea es, al final del día, una cuestión de confianza y experiencia de compra. Los consumidores esperan recibir sus productos con la calidad prometida, en el menor tiempo posible, y con la seguridad de que su información personal estará protegida. 

En México, de acuerdo con datos de la Asociación de Internet, las transacciones de comercio electrónico durante 2018 alcanzaron los 491.25 mil millones de pesos, esto significa un aumento del 24%. Destacando que, de las compras realizadas por internet, el 33% se realizaron en comercios que están fuera del país. 

Es interesante también observar, que dentro del mismo estudio se señala que el 85% de los mexicanos prefieren para realizar sus compras por internet a través de sus teléfonos móviles, mientras que el 60% hace uso de laptops y solo dos de cada 10 compradores lo hacen desde una Smart TV.

Este panorama revela el alto potencial del crecimiento que tiene el e-commerce a futuro y es que hasta el primer semestre de 2019 las ventas aumentaron en un 22% lo que equivale a 299.66 mil millones de pesos. No obstante, para seguir impulsando este sector, las tiendas virtuales tienen aún que ampliar sus opciones de pago para atraer a más usuarios hacia este modelo de compra, con la promesa de que estarán satisfechos y que su seguridad estará garantizada. 

El principal obstáculo a vencer es la desconfianza. Actualmente, un gran número de personas se muestran todavía renuentes a proporcionar sus datos bancarios y personales en los portales de comercio electrónico, pues temen que dicha información sea extraída y se utilice para cometer fraudes, suplantar su identidad, clonar sus tarjetas de crédito y débito, e incluso solicitar préstamos y contratar servicios a su nombre. 

Lo anterior tiene su sustento ya que en la actualidad la mayor proporción de fraude bancario se realiza en el ciberespacio. Por ello, algunos bancos ya han tomado medidas al respecto, un ejemplo de esto, es lo que hizo banco Santander, al lanzar un innovador modelo de tarjetas de crédito en el que se eliminan todos los números de los plásticos, que es la principal información que los delincuentes utilizan para cometer los fraudes.

Proveer certidumbre a los consumidores puede ser un reto, pero también una oportunidad para que las instituciones financieras, junto con los portales de comercio electrónico, potencien las alternativas de pago existentes, sin involucrar necesariamente el uso de información personal sensible. 

Algunas de las alternativas complementarias a las existentes son:

Potenciar el esquema de meses sin intereses alternativa que es de ayuda a los consumidores al momento de adquirir productos por internet.

Incrementar los programas de puntos-lealtad a partir de alianzas entre la banca y plataformas de compra por internet.

Procesadores de pago como PayPal, OpenPay, PayU y Mercado Pago, entre otras.

Tarjetas de prepago. Funcionan de manera similar a las tarjetas de débito, sólo se utilizan los fondos existentes en ellas. Saldazo Oxxo y la tarjeta Amazon Recargable Banorte son de las más aceptadas. 

Tarjetas de regalo. Se adquieren en autoservicios, tiendas de conveniencia y otros establecimientos. Sus precios van de los $300 a los $500 pesos, y contienen un código de seguridad que permite hacer las compras en línea deseadas. 

Transferencias bancarias. Es necesario que el usuario cuente con una cuenta de banco; es un método seguro e implica el pago de comisiones. 

Cobro Digital (CoDi). Desarrollado por el Banco de México, instituciones bancarias planean llevar a CoDi al ámbito del comercio electrónico en la segunda mitad de 2020.

Si tomamos en cuenta que los servicios digitales que más se consumen en México se concentran en transporte (65%), comida rápida (43%) y en alojamiento y viajes (41%), esto implica que hay una oportunidad muy grande de potenciar la venta de productos y servicios de una gran diversidad de sectores.  

De igual manera, a lo largo de la próxima década, las organizaciones bancarias y emisores de tarjetas ofrecerán, sin duda, métodos de pago electrónico novedosos y mejor blindados. Asimismo, tratarán de que su oferta sea tan amplia y robusta como sea posible, pues también están recibiendo mucha presión por parte de los BigTechs como Google, Apple, Facebook y Amazon, quienes están evolucionando sus propias ofertas con el objetivo de brindar mejores servicios financieros que la banca tradicional.

La competencia por conquistar la confianza y los bolsillos de los consumidores en línea ya ha comenzado, y ganarán quienes puedan cumplir la promesa de ofrecerles calidad y seguridad al momento de realizar sus pagos.

Contacto:

Fernando López es socio de Strategy & M&A en Consultoría, Deloitte México.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

Coronavirus Dolar Economia
Recesión 2020: Pandemia Económica
Por

Reflexiones sobre el contexto, impacto y consecuencias de una caída global y simultánea en la economía sin precedentes;...