Habrá incertidumbre en la economía nacional y en la internacional debido a que muchos de los problemas estructurales están presentes y se mantienen políticas erráticas que están en el campo de ganar-perder en términos de colaboración internacional, en lugar de ganar-ganar, en un ejercicio de crecimiento armónico y equilibrado en el mundo. Como lo señalan los diferentes expertos de análisis mundial de países desarrollados, éste será lento en casi todas las regiones. En una economía interconectada y multidependiente habrá regiones del planeta que estarán manteniendo su crecimiento, y para México será muy importante que Estados Unidos de Norteamérica sostenga su crecimiento arriba de 2.5%. La OCDE mantiene una proyección para el mundo en un promedio de 3.3%, considerando los impulsos que tendrán las economías asiáticas. Pero el año 2017 traerá muchas sorpresas en todos los sentidos. Aumentarán las tasas de desempleo, la inestabilidad financiera y la volatilidad en los precios de las materias primas y habrá una contracción del ahorro. Los aspectos políticos serán importantes porque hay una tendencia hacia un proteccionismo y una cerrazón en las políticas de vinculación internacional junto con elecciones en países tan importantes como Estados Unidos. No se descartarían movimientos sociales y algunos actos de terrorismo. Parece que el 2017 podría ser un año parteaguas para la reestructuración financiera del mundo. En México, no hay duda que aunque exista una disminución del gasto público y una contracción de ingresos, la estabilidad macroeconómica será una fortaleza. A su vez, la capacidad productiva del país dentro de su oferta agregada se mantendrá vigente, pero habría que considerar los problemas económicos y sociales de estados como Chihuahua, Quintana Roo y Veracruz, que están entre los más endeudados, y otros que mantienen un alto índice de pobreza, como Oaxaca, Puebla, Tlaxcala y Zacatecas. Ante la disminución del gasto público se verán afectadas las entidades endeudadas, lo que repercutirá en el nivel de empleo. Enfrentaremos una volatilidad cambiaria de precios del petróleo, que en el mejor de los casos serán estables alrededor de 45 a 50 dólares el barril, lo que afectará las aportaciones del gobierno federal, que representan 85% de los ingresos totales de los estados. Lo anterior implicará un entorno poco atractivo, y de acuerdo con los datos del Modelo Macroeconómico Tlacaélel, en México tendremos un crecimiento moderado del PIB de entre 2.3% y 2.7%, y habría que esperar los ajustes a las tasas de interés que señalará el Banco de México, que podrían ubicar los Cetes a 28 días en entre 4.16% y 4.22%, como también el tipo de cambio podría estar en un promedio de entre 18.00 y 19.00 pesos por dólar. Además, Estados Unidos se enfrenta a un proceso electoral incierto que generará una nueva perspectiva respecto a México, con lo que habría que ajustar la economía en muchos sectores. Pero México, por su posición geopolítica, posee fortalezas que debería usar, e iniciar una promoción muy fuerte de atracción de inversiones de largo plazo, además de propiciar una intensa campaña de turismo que permita incrementar los ingresos de divisas adicionales y la inversión extranjera directa que compensen los déficit crecientes en cuenta corriente que enfrentaremos en muy corto plazo. Un aspecto fundamental será fortalecer la confianza de la ciudadanía con acciones claras, precisas y contundentes al ataque de la impunidad y una demostración inequívoca de un combate a la corrupción y a la simulación que hoy prevalece. El 2017 será el preámbulo de una campaña electoral muy competida para el 2018, que requerirá de ajustar la maquinaria institucional en aspectos de justicia, en adecuar la ley electoral particularmente en el área judicial, para que dé señales claras e inequívocas de que el país irá en el rumbo correcto. En 2017 tendremos oportunidad de orientar y fortalecer nuestras capacidades en áreas de innovación tecnológica, de desarrollos regionales y no dar marcha atrás a las reformas educativas y energéticas que se convierten en pilares para estabilizar el futuro desarrollo de México. La flexibilidad y la oportunidad de tomar decisiones a tiempo el próximo año será una herramienta de gran utilidad para fortalecer el futuro del país.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

Rostros de los nacionalismos que no puedes perder de vista
Por

El mundo se columpia entre nacionalismos irracionales en exceso, los que tenemos de sobra, y que por desgracia son los q...