Forbes Por Chuck Tanner La conversación en el Auto Show de Los Ángeles, en noviembre, no se centró en Mercedes-Benz, Porsche, BMW o cualquiera de las marcas habituales de autos de lujo. Más bien, la atención se enfocó en un fabricante de vehículos eléctricos poco conocido, Rivian Automotive, con sede en Plymouth, Michigan. Después de casi 10 años de desarrollar la tecnología EV, la compañía presentó sus primeros dos autos de batería: el R1S, un vehículo deportivo utilitario de siete asientos, y la camioneta pickup R1T. Diseñados para personas con estilos de vida activos, los denominados “vehículos de aventura” exhiben una estética de Range Rover (robusta, capaz y lujosa) y están repletos de novedosos servicios de alta tecnología, como conectividad a internet y una gran cantidad de funciones de seguridad autónomas para el conductor, entre otros. “La aventura es un estilo de vida”, comenta R.J. Scaringe, fundador y CEO de Rivian, de 36 años de edad. “[Tu destino] podría ser la pesca, podría ser jugar al golf o llevar a la familia a almorzar”. El romance de Scaringe con “las cosas que se mueven”, como él lo expresa, comenzó cuando era niño. Tan pronto tuvo la edad suficiente para manejar herramientas, ayudó a un vecino a reconstruir un Porsche 356 en su garaje, en Melbourne, Florida. “Mi favorito era un Speedster de finales de la década de 1950”, dice Scaringe. En la escuela secundaria, se había obsesionado con la idea de construir su propia marca de automóviles, y adquirió los conocimientos para hacerlo al obtener su doctorado en Ingeniería Mecánica, en el prestigioso Sloan Automotive Lab del MIT. Durante su estancia, sin embargo, el futuro fabricante de automóviles entró en conflicto. “Fue frustrante saber que las cosas que amaba eran, a la vez, cosas que contaminaban el aire y causaban todo tipo de problemas, desde conflictos geopolíticos, hasta el esmog y el cambio climático”, dice Scaringe. Así que cambió su rumbo y decidió centrarse en vehículos eléctricos, con menos huella en el medioambiente. Rivian, una startup de lento desarrollo, se fundó en 2009 y comenzó a desarrollar un cupé deportivo eléctrico, al igual que el Roadster de Tesla, admite Scaringe. Pero un par de años después, ese plan fue archivado. “[No estábamos] construyendo algo que el mundo realmente necesitara, que fuera diferente a otras cosas en el mercado”, dice. Sin desanimarse, el joven empresario cambió de dirección una vez más, redefiniendo la misión de la compañía en torno al futuro de la movilidad y centrándose en los vehículos utilitarios de lujo. Entonces, ¿por qué ha tardado casi una década en producir algún vehículo? “[Hemos estado] alineando todas las piezas”, dice Scaringe. Ello consiste en desarrollar la tecnología, armar un plan de negocios sólido, construir la organización y establecer una cadena de suministro y un sistema de fabricación. También pasó años conjuntando un equipo de ingenieros y diseñadores de ensueño, incluido Mark Vinnels, director ejecutivo de Ingeniería de Rivian, que vino de McLaren (donde desarrolló los codiciados 720S y MP4-12C), y Jeff Hammoud, vicepresidente de Diseño y un veterano de Jeep, donde supervisó el Grand Cherokee y también el Wrangler. Para financiar sus sueños eléctricos, Scaringe levantó 450 mdd de tres grandes inversionistas: Abdul Latif Jameel, el grupo de inversión con sede en Arabia Saudita que está fuertemente relacionado con el MIT; Sumitomo Corp de Japón; y el Standard Chartered Bank de Londres.

El camión R1T de Rivian puede vadear agua hasta casi 1 metro y remolcar 4,989 kilogramos.

Rivian emplea a unas 700 personas, la mitad en su Centro de Ingeniería en Plymouth, y el resto en centros de Tecnología en San José e Irvine, California, y algunos más en una instalación de Ingeniería en el Reino Unido. Desde luego, se agregarán más en los próximos dos años, a medida que la empresa acelere las operaciones de fabricación en sus instalaciones en Normal, Illinois, una antigua planta de Mitsubishi que Rivian adquirió en 2017 por 16 mdd. La pickup tendrá un precio base de alrededor de 68,000 dólares, y la SUV, de 72,500 dólares (ambos incluyen un incentivo fiscal). Aunque Rivian no comparte las cifras de preorden, la compañía espera entregar unas ambiciosas cifras de 20,000 unidades (camiones combinados y SUV) en 2021, y 40,000 en 2022, lo que se traduce en aproximadamente 1,400 mdd y 2,800 mdd, respectivamente, en ventas. En comparación, Tesla vendió 22,000 unidades del Modelo S en su primer año completo, y unas 25,000 unidades del Modelo X cuando debutó. Una vez que la producción comience (el próximo año) en Normal, la compañía, al igual que Tesla, planea vender directamente a los consumidores, ubicando estratégicamente algunas tiendas de exhibición en todo Estados Unidos para poner la marca frente a los clientes correctos. Para proporcionar más opciones, un vehículo utilitario de cinco pasajeros también está en puerta, y más modelos de aventuras vendrán más adelante, dice Scaringe, quien se cuida de no prometer demasiado: “Tiendo a guardar silencio sobre lo que estamos haciendo. Hay que dejar que los resultados hablen por sí mismos”. Una fuente de ingresos potencialmente más rentable vendrá de la venta de la tecnología de Rivian a fabricantes de automóviles y compañías de tecnología. “Podemos aprovechar nuestra tecnología de skateboard en su totalidad o venderla por partes, como la batería”, dice Scaringe. Aunque no se han anunciado asociaciones, Rivian está en negociaciones con una marca conocida que no es fabricante de automóviles tradicional, pero no descartará trabajar con una en un futuro próximo. La firma espera obtener más inversiones de capital en este primer trimestre de 2019. “R. J. ha creado una empresa que puede diversificarse fácilmente”, explica John Shook, miembro de la Junta Directiva de Rivian y ex gerente de Producción de Toyota en Estados Unidos y Japón. Ahora que su misión de toda la vida para convertirse en un fabricante de automóviles es una realidad, Scaringe cree que sus prioridades como CEO incluyen asegurarse de que la dirección de la empresa sea clara, que el equipo correcto esté en su lugar y que la cultura permita que las personas trabajen sin silos ni burocracia. Pero, si llegara el momento, el ingeniero del MIT preferiría estar en el laboratorio: “Realmente disfruto trabajando en nuestra arquitectura de red, pensando en nuestra plataforma skateboard”. Bien podemos decir que R. J. Scaringe acaba de empezar a rodar. “Ben Franklin pudo haber descubierto la electricidad, pero el hombre que inventó el medidor fue quien se llevó las ganancias”: Earl Warren.     R.J. Scaringe (en el centro de tecnología de Rivian, en Irvine, California) nombró a la compañía en honor de Indian River Lagoon, cerca de donde creció, en Florida. Del otro lado, El R1S en su hábitat natural.   El camión R1T de Rivian puede vadear agua hasta casi 1 metro y remolcar 4,989 kilogramos.

 

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