No, la innovación no es una moda ni algo que se le pueda dar a una empresa con sólo crear un nuevo departamento, es una cultura, y para muchos resulta un concepto revolucionario.   Por JJ Colao   El cementerio corporativo se está llenando rápidamente estos días. Blackberry, Newsweek, Kodak, Blockbuster, Dell… marcas que una vez fueron líderes del mercado ahora se venden rutinariamente por una fracción del valor que tenían durante su apogeo. Steve Blank, cuatro veces empresario y autor de The Four Steps To The Epiphany, sostiene que las empresas deben acostumbrarse a la pérdida de clientes. “Las empresas del siglo 21 se enfrentan a una continua disrupción”, afirma. “Las reglas del siglo 20 ya no aplican a esta época.” Conocido por el desarrollo de la práctica del desarrollo de clientes, el acto de averiguar lo que realmente quieren los clientes antes de desarrollar un producto, las ideas de Blank ahora guían a fundadores de startups de todo el mundo. (La práctica fue popularizada por The Lean Startup, de Eric Ries.) Desde la publicación de The Four Steps en el 2003 se ha ido a ayudar a equipos financiados por la National Science Foundation a comercializar sus investigaciones. Lo siguiente en la mira: las empresas. En una entrevista realizada el mes pasado, Blank dijo a Forbes que las grandes empresas pueden asignar un valor nominal a la idea de la “innovación”, lo cual se refleja en nuevos puestos, como Director General de Innovación y vicepresidente de Innovación, pero la mayoría no tiene idea de cómo ejecutar constantemente nuevas ideas. “En lugar de entender que se trata de un problema sistémico común entre todas las empresas, todas las empresas están tratando de resolverlo tácticamente por sí mismas”, dice Blank. Pero integrar una nueva división a una estructura de por sí rota no va a cambiar las cosas, sostiene. “Internet ha cambiado el mundo por completo. Los ciclos de innovación de las grandes empresas significan que nuestra estructura existente ya no funciona más.” En cambio, Blank se pronuncia a favor de un replanteamiento más radical de la estructura corporativa: “La solución es replantear por completo la arquitectura y encontrar la manera de hacer de la innovación continua una parte integral de la organización.” La amenaza no sólo se aplica a las empresas de tecnología, argumenta. Exxon, por ejemplo, fue tomado por sorpresa por el boom del gas natural, pagando muy cara su compra del gigante del gas XTO por 41,000 millones de dólares. Las compañías de automóviles se enfrentan a la presión de las nuevas compañías, como Tesla, mientras que los gigantes minoristas como Sears, Barnes & Noble y JCPenney han visto un deterioro significativo de sus principales líneas a medida que el comercio electrónico crece. Sin embargo, algunas empresas como Amazon, Apple y Google, parecen innovar sin esfuerzo. “Lo que realmente tenemos que hacer”, dice Blank, “es tomar esas prácticas y hacerlas parte de la cultura de nuestra empresa.” Eso es exactamente lo que piensa hacer en los próximos años. Blank prevé un futuro donde las empresas eligen públicamente uno de dos caminos posibles. Un grupo optará por la maximización de utilidades y dividendos a corto plazo en lugar de la sostenibilidad a largo plazo. Otros, como Amazon, mantendrán los márgenes más estrechos para innovar y sobrevivir durante décadas. Wall Street, a su vez, tendrá que juzgar a las empresas de manera diferente en función de su mayor declarado. ¿Será las empresas del mundo escucharán de verdad a Blank? “Creo que seguirán al movimiento Lean Startup“, me dijo en una entrevista el pasado mes de mayo. “Yo estaba escribiendo para la década siguiente y de repente ya está aquí.”

 

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