Por: Adolfo Laborde*

Después de los efectos devastadores del COVID-19 en la economía de México, es preciso comenzar a trazar una hoja de ruta hacia la recuperación, reactivación y crecimiento económico, es decir, dotar de capacidades económicas al país. Al respecto, me permito compartir 3 propuestas que podrían abonar a ello:

La puesta en marcha de programas geoeconómicos (con tintes geopolíticos) propios son necesarios para generar una ruta propia, soberana y que atiendan al interés nacional del país. El marco de referencia podría ser el programa chino que se lanzó en el año de 2013 denominado “La Franja y la Ruta”. México, a través del restablecimiento de las zonas económicas especiales, podría generar una base logística y de proyección comercial, inversión e infraestructura para las empresas mexicanas en el El Caribe, Centro y Sudamérica que bien podría llamarse “La ruta Pochteca” haciendo alusión a las relaciones comerciales de los mexicas de la época prehispánica con Mesoamérica. Asia y Europa podrían seguir con este plan en una segunda fase. En el caso del T-MEC, es necesario expandir el comercio con otros estados de la Unión Americana, consolidando las relaciones comerciales donde ya existe una fuerte presencia mexicana. 

La cooperación internacional para el desarrollo bajo enfoques horizontales es una alternativa para optimizar, transferir y poner en marcha practicas exitosas en materia de política pública, en este caso, la política económica, pero, sobre todo, la sanitaria. Aquí, lo planteado en algún momento en las aproximaciones teóricas de la Cooperación Internacional por Lumsdaine (1995) quien argumenta que la ayuda internacional no puede basarse sólo en los intereses económicos y políticos de los países donantes, si no en los principios humanitarios e igualitarios de los países donantes que mediante esto, contribuirán a que la base del orden internacional de todos los Estados se genere a través del respeto soberano de los países a elegir sus propios caminos para alcanzar el desarrollo y dejar a un lado el atraso, tal es el caso de México, que de acuerdo al Fondo Monetario Internacional (2020) para este año la economía de nuestro país decrecerá alrededor del -6.6%. En ente contexto, la diversificación de las relaciones económicas y políticas será de suma importancia para encontrar un contrapeso con los actores regionales/socios comerciales tradicionales.

Finalmente, es menester y estratégico continuar con el estudio comparativo de los fenómenos globales de crecimiento y desarrollo económico, partiendo claro está, de que no existen recetas o implantaciones de modelos originales a otras realidades, pero si pueden ser un marco de referencia que ayuden a cumplir con los objetivos estratégicamente, trazados por nuestro gobierno con el fin de combatir atraso económico y todo lo que ello conlleva: pobreza, marginación, falta de oportunidades en todos los sectores de desarrollo humano (educación, servicios médicos, servicios públicos y seguridad alimentaria) y soberanía económica. 

*Doctor en Relaciones Internacionales. Profesor Investigador de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac México.

Contacto:

Corrreo: [email protected]

Twitter: @adolfolaborde71

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