Por Mauricio González* ¿Qué hace inteligente a una ciudad? ¿Un sistema de transporte eficaz, el uso eficiente de la energía, una mejor prestación de servicios a sus habitantes, o la visión de los líderes que la dirigen? De acuerdo con Jennifer Robinson, consultora para la práctica de Gobierno Estatal y Local de SAS, “una ciudad inteligente es un gobierno local que utiliza la tecnología de la información para elevar la calidad de vida de sus ciudadanos”. Si bien se podría pensar en una ciudad inteligente como una metrópolis sofisticada, realmente podría ser un municipio, un distrito o una región, de cualquier tamaño, que utiliza la innovación para mejorar la eficiencia y la efectividad de sus operaciones. De hecho, cualquier función gubernamental en la que se reúnan datos para responder a preguntas, refinar un proceso, o resolver un problema, es apta para convertirse en una solución que encaje en el rubro de ciudad inteligente. Los ejemplos son cada vez más abundantes: la instalación de medidores de servicios públicos para captar información sobre el consumo, el análisis de información para identificar a los niños que estén en riesgo de sufrir abuso o negligencia, y software para entender y prevenir el crimen, así como elevar la seguridad, reducir el congestionamiento vial, mejorar el medioambiente y robustecer la economía local. Las ciudades inteligentes se sustentan en tecnologías como las redes inteligentes (smart grids), sensores, aplicaciones web para la recolección de datos, dispositivos inalámbricos y conectados, fibra óptica, la transmisión de información vía satélite, la analítica y el Internet de las Cosas (IoT), entre muchas otras. En particular, el IoT está dando paso a casos de uso que antes eran inimaginables y que hoy se han convertido en el referente para muchas urbes alrededor del mundo. Por ejemplo, semáforos y contenedores de basura que eran objetos inertes y con los que era impensable comunicarse hoy contienen tecnología que les permite hacer una valoración de las condiciones que los rodean, y con la ayuda de la infraestructura de telecomunicaciones, sensores y software, pueden transmitir y procesar la información que reúnen.   El potencial En todo el mundo, son cada vez más las ciudades que están usando la tecnología de IoT para cambiar la manera en que operan y brindan servicios a los habitantes. Estos son algunos ejemplos:
  • Barcelona. La capital del Principado de Cataluña ya está utilizando la tecnología de IoT. Recientemente inició un proyecto piloto que consiste en instalar sensores en los contenedores con el fin de mejorar la recolección de basura. La hipótesis que se planteó fue si era posible optimizar las rutas de los camiones recolectores al enviarlos sólo a aquellos contenedores que estuvieran llenos. Con esto, la ciudad ha podido ahorrar hasta 10% de los costos asociados a la eliminación de residuos.
  • Milton Keynes y Glasgow. Estas dos ciudades británicas están invirtiendo en sistemas de iluminación inteligentes. Por un lado, en Milton Keynes, ubicada a 72 kilómetros al sureste de Londres, se instaló una red de prueba de 400 luces LED conectadas a servidores que registran los niveles de luz. Esto ha ayudado a reducir el uso de energía de la ciudad en 40%, y ya planea remplazar otras redes de iluminación con esta alternativa.
Por otro lado, las luces en Glasgow se encenderán y apagarán automáticamente al paso de la gente, iluminando las calles nada más cuando alguien camina por ellas. Esto no sólo reduce el consumo de energía, sino que también refuerza la seguridad.
  • Santander. Esta localidad española ha instalado más de 12,000 sensores para observar una enorme gama de variables, incluyendo la calidad del aire y los espacios de estacionamiento. Aunque inició como un proyecto de investigación para probar el concepto de una red de detección, la idea ha permeado en distintas instancias. Esta iniciativa ha comenzado a replicarse en Guildford (Reino Unido), Lübeck (Alemania) y Belgrado (Serbia).
  Tres consideraciones clave de IoT ¿Qué deben saber las organizaciones y los líderes de TI acerca del Internet de las Cosas? En primer lugar, que la oportunidad de utilizar el IoT como una ventaja competitiva ya está aquí, y que deben aprovecharla. Existen grandes opciones en todas las industrias y sectores. El lento progreso de unos puede crear una oportunidad para otros; la clave está en plantear un caso de uso y actuar rápido para no quedarse rezagado. Asimismo, para sacar el máximo provecho al IoT se requiere pensar de forma distinta, esto es, cómo se utilizarán los datos, qué cantidad de ellos se puede manejar, la velocidad con la que se pueden analizar y procesar, y dónde y quién tomará las decisiones. Finalmente, se debe estar consciente de que la capacidad de cómputo que una vez estaba disponible en los servidores se ha trasladado a los dispositivos y sensores. Al mismo tiempo, la analítica se ha vuelto ubicua: de estar centralizada, ahora está en el lugar mismo donde se generan los datos, trabajando en concordancia con los sensores y enviando información en tiempo real. Con el fin de que las ciudades, municipios y localidades aprovechen estas tendencias, la arquitectura tecnológica que sustenta al IoT debe ser capaz de adaptarse, al tiempo que cubra el ciclo de vida completo de los datos, la analítica y la toma de decisiones. *Mauricio González es Director Comercial, SAS México y Caribe.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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