Montado en un camión, repartiendo cajas cargadas de frutas y verduras desde las 4:30 de la mañana en el distrito de Vila Leopoldina de Sao Paulo, Brasil, Fabián Gómez pasa algunos de sus días como CEO de Frubana, una de las más prolíficas compañías tecnológicas surgidas en Colombia en los últimos años.

“Es ahí cuando tengo la oportunidad de preguntarle a un cliente qué necesita, qué falta, qué puede ser mejor”, sostuvo Gómez en entrevista con Forbes. “Ser el CEO es menos sexy de lo que parece, pero cuando te ven en la calle haciendo este tipo de cosas, el equipo sale a hacer lo mismo”.

Los clientes son restaurantes o pequeños comercios que acuden a una plataforma de comercio electrónico en la que digitalmente hacen pedidos de frutas, verduras, proteínas, abarrotes y productos de limpieza.

Fabián Gómez Gutiérrez es un ingeniero industrial que creció viendo crecer limones, mangos y papayas en Cachuaba, la finca de su papá en Usiacurí, una población en el norte de Colombia que hace parte del departamento de Atlántico, que inspiró no solo el nombre de la empresa, sino la idea en sí misma. ‘Fru’ y ‘Bana’ se derivan de la frase “Frutas de la Cuchabana”.

Después de iniciar su vida profesional en el mundo de la consultoría, se atrevió a ser parte del equipo inicial de Rappi en el que tuvo la tarea de dar apertura a las primeras operaciones por fuera de Bogotá, así como en México, Argentina, Uruguay y Brasil.

Fabián Gómez, cofundador y CEO de Frubana. Foto: Forbes Latam.

Pero estando inmerso en el día a día de los restaurantes, notó que los limones que llegaban costaban tres veces más del precio del que salían de la finca de su papá. Se encontró que había una fila de intermediarios que no agregaban valor y que, con tecnología, se podía corregir. Y que este problema se repite en todos los rincones de América Latina.

Por ello han podido abrir operaciones en Bogotá, Barranquilla, Ciudad de México y Sao Paulo, mientras que se preparan para aterrizar en Guadalajara y su talento se extiende hasta Buenos Aires, donde está radicado la mitad del equipo de tecnología. Desde 2018, cuando empezaron con 15 empleados, el equipo de trabajo se ha multiplicado por 100, ya que ahora son un escuadrón de más de 1.500 colaboradores directos e indirectos.

“Uno no escala 1,500 veces, pero si puede traer gente mejor para que la organización escale”, apunta Fabián, para dar cuenta de que su madurez como fundador se ha dado identificando los problemas de la organización para saber cuál es la persona del equipo o la que aún no está en el equipo, para resolverlos. “Uno de los incentivos que tenemos es que un tercio de los empleados son accionistas, por eso están alineados en el pensamiento de que a la empresa le vaya bien”.

Es así como trata de pasar frecuentemente por cada país para leer los datos y entender a las personas. Sus oficinas no son en rascacielos de vidrio, son bodegas repletas de canastas y montacargas. En su operación interna, Frubana compra los alimentos y los insumos, los lleva a su bodega y al estilo Amazon, hace la repartición. La tecnología entra a indicar las rutas más rentables y a predecir tanto el consumo como la producción para evitar el desperdicio.

Daniella González Rubio, la líder de recursos humanos para las áreas de tecnología y producto, considera que quien no haya visitado las bodegas para hacer las rutas con el equipo comercial, no entiende lo que es la empresa. “Somos tomadores de riesgos, si la puerta no está construida, rompemos la pared donde no la hay, esa es nuestra mentalidad, nos vamos siempre a lo grande, más allá de las expectativas”, cuenta. “Eso se nota en el orgullo que sentimos cada vez que tenemos una bodega nueva”.

Hace poco, Frubana elevó a 102 millones de dólares el total de capital recibido por parte de sus inversionistas desde sus orígenes, al asegurar 65 millones de dólares en una ronda de inversión Serie B liderada por Hans Tung, socio de la firma de capital de riesgo GGV Capital, con la participación de inversionistas previos como Tiger Global Management, Softbank y Monashees, y un nuevo inversionista, Lightspeed Venture Capital.

Frubana “se trata de asegurarse de que la distribución de alimentos y productos a los restaurantes se realice de la manera más eficiente posible”, dijo Tung a Forbes. “Lo interesante de esto es que lo que están suministrando a los restaurantes podría expandirse más allá de la comida a más artículos con el tiempo. Es muy interesante ver en qué se puede convertir Frubana”.

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Fue durante los inicios pandemia, momento en el que los restaurantes se vieron sumergidos en una profunda crisis, cuando Frubana hizo su transición a ser una tienda de frutas y verduras, a una que vende de todo.

“En las empresas tradicionales las empresas iteran en años. Nosotros iterábamos en meses, pero ahora iteramos en días”, sostiene Gómez. “La pandemia nos obligó a tener un ciclo más corto de cambio”.

Mientras los negocios pequeños se veían obligados a volverse digitales, los proveedores que les venden a este tipo de empresas se preguntaban cómo venderles digitalmente, por ello el portafolio de Frubana quedó compuesto con un 60% de nuevas categorías.

En consecuencia de esta cultura de creación diaria, Frubana está probando un programa de servicios financieros a restaurantes, que podría implementarse a cabalidad tan pronto como a finales de este año. Una pista del recorrido que apenas comienza.

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