Por Bruno Juanes* Imagina que, en un futuro no muy lejano, vas caminando por la calle con tus lentes de Realidad Aumentada (AR por sus siglas en inglés), en un cruce de peatones observas un cartel con un anuncio del detergente de ropa que acabas de comprar, pero al quitártelos ves que en realidad es un anuncio de automóviles. En otra calle, mientras buscas un restaurante tailandés, ves un local prometedor. Según las críticas, es barato y tranquilo, pero, en la pared te das cuenta de que hay un grafiti en el que se quejan de intoxicación y aunque el muro es real, la queja es virtual y sólo existe en el mundo digital, por lo que el restaurante no puede borrarla, de hecho, ni siquiera puede verla. Aunque parezca ciencia ficción, estos escenarios son reales e incluso ya se utilizan en industrias como la militar, educativa, entre otras. La Realidad Aumentada está pasando de ser sólo para gamers, a una tendencia generalizada en prácticamente todas las áreas, por lo que se espera que para 2020 existan alrededor de mil millones de usuarios. En otras palabras, la AR fusionará visualmente los mundos físico y digital en un nuevo espacio denominado spatial Web o Web 3.0. Es cierto que este nuevo espacio digital ofrecerá múltiples oportunidades en el mercado, pero también riesgos reales y desafíos en materia de regulación, por ejemplo:
  • Derechos de propiedad y libertad de expresión. Debido a la convergencia entre ambas realidades, la tensión entre los derechos de propiedad y la libertad de expresión aumentará, lo que llevará a disputas legales. En ese sentido, las soluciones a futuro para la AR tendrán un grado mayor de exigencia en torno a la propiedad intelectual, la privacidad y la seguridad.
  • Privacidad y derechos de autor. A medida que los entornos de realidad aumentada se adopten, se recopilarán y registrarán más datos de individuos y entornos; lo que podría crear muchos problemas de privacidad en torno a quién es el propietario de los datos, ¿cómo se deben almacenar de forma segura? y ¿quién tiene derecho a acceder a ellos?
  • Reputación en riesgo. Una empresa podría encontrarse “etiquetada” en un espacio de realidad aumentada con comentarios escritos directamente en los muros, donde las críticas negativas aparecerían instantáneamente para el usuario, dejando a la empresa sin oportunidad para eliminarlos.
  • Riesgo para la fuente de ingresos. Sin duda, la AR puede ofrecer nuevas oportunidades para la publicidad y la monetización; no obstante, todo el material colocado en el mundo digital puede ser tomado y modificado por cualquier persona externa a la organización de origen.
Para superar estos desafíos, es fundamental que los reguladores y las empresas trabajen juntos para lograr un equilibrio adecuado, entre fomentar la innovación y lograr una protección ante las consecuencias negativas que a grandes rasgos representa la implementación de esta nueva tecnología. De acuerdo con el reporte de Deloitte “The future of regulation”, es necesario que las entidades reguladoras, organizaciones, así como todos los involucrados, tomen en cuenta los siguientes puntos clave para de esa manera gestionar con éxito las tecnologías emergentes de la realidad aumentada:
  • Revisar y entender las regulaciones existentes. Antes de crear nuevas regulaciones, tanto las empresas como el gobierno deben revisar a fondo las leyes, regulaciones y reglas vigentes. En algunos casos, es posible que las ya existentes protejan adecuadamente contra las amenazas más grandes que conlleva una nueva tecnología.
  • Ser capaz de adaptarse ante una regulación. Al igual que otras tecnologías emergentes, la AR está avanzando rápidamente en maneras que no siempre podemos predecir, por lo tanto, ser capaz de adaptarse ayudará a los reguladores a responder de manera certera a los cambios en la tecnología.
  • Fomentar la adopción de leyes “blandas”. Las leyes blandas permiten una rápida respuesta al entorno cambiante, ya que no tienen que pasar por procesos de regulación, mientras que las leyes estrictas sí. Las empresas y entidades reguladoras pueden trabajar de la mano para aplicar leyes blandas que definan el alcance de los problemas que se deben abordar con estándares para la industria y códigos de conducta en respuesta.
Definitivamente, ni las empresas, ni el gobierno podrán resolver estos problemas por su cuenta. Sólo a través de una asociación profunda entre ambos, y de los aprendizajes de las pasadas transformaciones tecnológicas, se podrá configurar la realidad aumentada de manera que promueva el crecimiento continuo y la innovación. *Socio de Estrategia y Operaciones en Consultoría, Deloitte México.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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