La función del compliance ha sido muy poco explorada por las empresas en Latam para prevenir y combatir algunos de los delitos que pudieran dar origen a operaciones con recursos de procedencia ilícita.   La figura del cumplimiento regulatorio, conocida en el ámbito internacional como compliance, es una actividad corporativa que tiene que ser desarrollada de una forma más activa en las diferentes empresas latinoamericanas tanto del sector privado como el gubernamental a fin de fomentar altos estándares éticos y prácticas corporativas apegadas a las leyes y normas aplicables y de esta forma combatir el fraude, entre otros delitos. Como lo he mencionado en anteriores colaboraciones, la función de compliance en América Latina se encuentra muy enfocada al tema de la prevención de lavado de dinero y ha sido muy poco explorada por las empresas de la región para prevenir y combatir algunos de los delitos que pudieran dar origen a operaciones con recursos de procedencia ilícita, situación que mitigaría en gran medida, entre otros temas,  los fraudes corporativos como los que nos hemos enterado de forma reciente a través de los medios de comunicación. Martin T. Biegelman, en su libro Building A World- Class Compliance Program nos describe de forma muy acertada interesantes conceptos sobre el tema de Compliance, mismos que me gustaría compartir algunos de ellos con usted, estimado lector, dichos conceptos seguramente lo harán reflexionar sobre la importancia de esta actividad en gran medida desconocida en nuestra región. Bielgelman nos dice en su obra que compliace significa seguir la ley y más. Es asegurarse que las organizaciones se adhieren a todos los requerimientos legales aplicables. Es un detallado y complejo proceso. Conocer la ley y seguirla es sólo una parte de este concepto. Compliance es una mezcla exitosa de seguir las regulaciones, disposiciones y leyes-con ética- desarrollando y sosteniendo una cultura basada en valores, integridad, rendición de cuentas y siempre hacer las cosas correctas. También menciona Bielgelman que cada empresa que quiera ser seria con respecto al compliance requiere contar con una unidad para combatir el fraude. La unidad de investigación de fraude debe ser responsable de la detección, investigación y prevención de fraude debiendo tener un fuerte soporte de la alta dirección y comité de auditoria. Cualquier unidad creada por la empresa debe tener el suficiente personal con experiencia en investigación de fraudes. Debido a la complejidad de los esquemas de fraude toma algunos años adquirir la experiencia y habilidades para ser un experto en detección de fraude e investigación. Se debe considerar desarrollar un marco sobre todas las investigaciones conducidas. Dicho marco podría proporcionar un detallado proceso paso por paso para una investigación de excelencia y supervisión. Antes de iniciar una investigación, un detallado plan debe ser creado identificando el ámbito de aplicación y los elementos relacionados. Otra mejor práctica a considerar de acuerdo a Bielgelman es la creación de un código de conducta específico para los investigadores de fraudes. El rol de los investigadores y el proceso de investigación interno ha sido el foco de los medios de comunicación en los últimos años que involucran a compañías Fortune 500. Al haber existido una serie de cuestiones señalando el comportamiento de sus investigadores, el resultado ha sido una mayor supervisión de los roles de investigación en las organizaciones empresariales. Por encima de todo, los investigadores no deben permitir cualquier sesgo, prejuicio u opiniones preconcebidas para impedir una investigación y siempre reportar hechos de forma precisa y completa. La creación de un código que contenga la conducta profesional a la que debe apegarse el investigador,  mejores prácticas, cumplimiento con las leyes y políticas así como la prohibición de conductas inapropiadas y faltas de ética, es otro proceso que puede proteger aún más a una organización de riesgo reputacional y financiero. Es momento de tomar en serio en la región latinoamericana la implementación tanto en el sector empresarial como gubernamental de modelos robustos de compliance que fomenten el cumplimiento con leyes, políticas y estándares éticos que mitiguen la comisión de delitos como, entre otros, fraudes corporativos. Bien lo dijo Robert Noyce, inventor del chip de silicio: “Si la ética en la cima es pobre, esa conducta es copiada en todos los estratos de la organización.” ¿Coincide usted, estimado lector? Contacto: www.garciagibson-consultores.com [email protected] @garciagibson *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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