Después de varios meses de análisis, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado de Estados Unidos, este miércoles se aprobó la Reforma Fiscal que representa la mayor revisión del código tributario de Estados Unidos en 30 años, uno que tiene el potencial de restarle atractivo a México como destino de inversión y nublar el panorama económico del país en el corto plazo. La reforma, conocida como “Tax Cuts and Jobs Act”, sólo espera ser firmada por el presidente Donald Trump y representa su primera victoria legislativa. En ella, se recortan impuestos a las empresas y a las personas con mayores ingresos del país, además de ofrecer una desgravación fiscal mixta y temporal a contribuyentes de clase media. Uno de los objetivos centrales del plan fiscal, impulsado por los republicanos, es disminuir el impuesto corporativo de 35 a 21%, un cambio significativo, toda vez que la propuesta original enviada al congreso estadounidense por Trump aspiraba a un ajuste a 15%. Asimismo, ofrece a dueños de negocios una nueva exención fiscal de 20% sobre sus utilidades y renueva la forma en que se cobran tributos a las multinacionales al exentar dividendos de subsidiarias extranjeras, a través del Sistema de Exención por Participación sobre Rentas Mundiales. Te puede interesar | Esto propone el IMEF para contrarrestar la reforma fiscal de EU El objetivo de estas extensiones es alinearse con las demandas que han hecho las mayores corporaciones durante años, apuntó el diario estadounidense The Wall Street Journal. La reforma fiscal también apunta a la repatriación de capitales con impuestos especiales sobre utilidades mantenidas al exterior, que se gravarán a una tasa de 15% si se mantienen en efectivo y 8% si se tienen invertidos en otros activos. Las utilidades se pagarían en caso de repatriarse de forma correcta. También se integran beneficios para personas físicas con la reducción de tasas individuales en todos los ámbitos además de simplificar el código tributario al eliminar algunas deducciones. Con esta acción alrededor de 48% de los hogares recibirá un recorte de impuestos de más de 500 dólares en 2019, de acuerdo con un cálculo del Comité Conjunto de Impuestos, citado por The Wall Street Journal. Buena parte de esos recortes se concentran en los hogares con mayores ingresos. Asimismo, las hipotecas que superen los 750,000 dólares ya no serán deducibles, así como los pagos de intereses de línea de crédito para las personas que cuentan con préstamos con garantía hipotecaria. Los impuestos estatales serán deducibles hasta el monto de 10,000 dólares, por lo que estados como California, Nueva York y Nueva Jersey tendrán que ajustarse a este nuevo límite. Cabe destacar que la normativa mantiene el actual número de tramos fiscales, pero ajusta muchos de los porcentajes y niveles de renta. “Los hogares que ganan entre 20,000 y 100,000 dólares al año, que representan la mitad de todos los contribuyentes, obtendrán aproximadamente el 23% de los recortes de impuestos que se destinarán a individuos en 2019, según el Comité Conjunto sobre Impuestos. El 1% más adinerado, que gana al menos 500,000 dólares al año, también recibiría alrededor del 23% de los recortes de impuestos para individuos ese año”, apuntó el diario estadounidense. El recorte gravable se calcula en 1.5 billones de dólares, mismo que será financiado con deuda. Lee | Cámara de Representantes da aprobación definitiva a reforma fiscal   ¿Cómo afecta a México? La Ley aprobada hoy en Washington busca atraer más inversión para el país (y eventualmente generar más empleos), así como incentivar la repatriación de capitales en el extranjero (Standard & Poor’s calcula que las empresas estadounidenses tienen casi 1 billón de dólares en efectivo fuera del país). Dada la cercanía de nuestro país con EU, esas nueva medidas podrían restarle atractivo a México como destino de inversión para las grandes compañías. El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) hizo una propuesta preliminar que podría ayudar a aminorar el impacto de la reforma, la que se concentra en dos medidas: recortar el Impuesto Sobre la Renta (ISR) para las empresas con domicilio fiscal en México de 35 a 21% y generalizar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) en 15%. Adriana Berrocal, presidenta del IMEF, dijo el pasado martes que México necesita una “reforma fiscal estructural que genere una base tributaria más amplia, que fomente la inversión nacional y extranjera, y proporcione al sistema impositivo una mayor seguridad jurídica, privilegiando un sistema más justo”.

 

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