Los responsables del BCE desearán esperar un periodo considerable para evaluar el efecto acumulado de las tasas cercanas al 0%.   Reuters FRANCFORT – El sorpresivo recorte de tasas de interés del Banco Central Europeo y los nuevos programas para apuntalar el crédito han permitido a su presidente evitar un debate espinoso sobre la impresión de dinero a gran escala, con la esperanza de que tal medida nunca sea necesaria. Armado con un plan para prestar a los bancos a cambio de que ellos a su vez presten a las compañías, junto con una promesa de comprar porciones de deuda empaquetada y unos costos financieros en mínimos, el BCE podría haber hecho lo suficiente para impedir que la frágil economía europea siga descendiendo. La mayoría de los observadores del BCE piensan que las medidas, llamadas “QE light” por algunos, en alusión a la sigla en inglés “QE” o alivio cuantitativo, es todo lo que puede esperarse de Fráncfort, al menos por ahora. “Si el BCE está en lo correcto y sus proyecciones son correctas, entonces probablemente esto sea todo”, dijo Reinhard Cluse, un economista de UBS. “Sin embargo, si para mediados del próximo año vemos que el panorama del crecimiento y la inflación es desalentador, entonces el BCE tendrá que volver al cuarto de diseño”, agregó. Por ahora, la iniciativa del jefe de la entidad, Mario Draghi, volvió a poner la pelota del lado de los gobiernos -principalmente Francia e Italia- para que hagan su parte a fin de reparar la economía por medio de recortes de impuestos o cambios en las leyes laborales que hagan más ligera a la fuerza laboral. Cuando la crisis económica de la zona euro se disipó de la memoria luego de que el presidente italiano del BCE prometió hacer todo lo necesario para proteger al bloque, la voluntad de los políticos europeos para aplicar reformas también disminuyó, para frustración de Fráncfort. “Lo que el BCE está diciendo a los líderes europeos es: ‘estamos al final del camino, ahora ustedes tienen que dar resultados'”, dijo Jacob Kirkegaard, de un grupo de expertos de Washington, el Instituto Peterson. La acción de Draghi también posterga el divisivo debate sobre el lanzamiento de un programa total para comprar bonos de gobiernos, o QE, a lo que se opondrían firmemente Alemania y el influyente presidente del Bundesbank, Jens Weidmann. Los responsables del BCE desearán esperar un periodo considerable para evaluar el efecto acumulado de las tasas cercanas al 0%, los créditos baratos de largo plazo para los bancos y las compras de deuda securitizada antes de embarcarse en un nuevo curso de acción.

 

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