En fechas recientes, se llevó a cabo la Semana Mundial del Agua en Estocolmo, espacio que se ha consolidado como el principal foro mundial para la discusión, el intercambio de ideas y análisis de proyectos innovadores y nuevas perspectivas sobre el futuro de los recursos hídricos a nivel global, considerando los enormes desafíos que representan para el mundo entero la escasez de agua, la crisis climática, y la pérdida de biodiversidad. 

Sin sorpresa alguna, mucha de la atención del evento, se centró en los impactos que el cambio climático está teniendo en los recursos hídricos y cómo, desde ahora, las sociedades en colectivo (sector público, social, privado, académico y ciudadanía en general), jugamos un papel central para adaptarnos y enfrentar de manera efectiva, eficiente y resiliente este gran reto para la humanidad.

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Al final del evento, se identificaron 7 grandes conclusiones: 

1) Promover esquemas resilientes ante el cambio climático para enfrentar de manera debida los efectos crecientes de este fenómeno en los próximos años.

2) Impulsar la formación de sociedades y sectores “a prueba del clima”, para atender los riesgos que presenta la incertidumbre climática.

3) Concentrarse en grandes transformaciones que modifiquen los patrones de producción de alimentos, energía y el consumo, con el menor impacto posible  a los recursos naturales, en especial el agua.

4) Hacer las paces con la naturaleza, impulsando de mayor manera las soluciones basadas en la naturaleza para la gestión de los recursos hídricos y cuidando a los ecosistemas como las principales fuentes de agua. 

5) Acelerar la inclusión para lograr el progreso, capitalizando el conocimiento y experiencia de comunidades originarias y ancestrales, así como promover la participación y difusión de aprendizajes de acciones lideradas por jóvenes y mujeres.

6) Igualdad y justicia hídrica deben ser una prioridad, atendiendo los retos que presentan las brechas de ingreso y desarrollo en distintos sectores de la sociedad, en favor de  los sectores más desfavorecidos.

7) Invertir y promover cambios sistémicos, considerando que ya existen los estudios e información suficiente para determinar las acciones a seguir, por lo que ahora se debe poner énfasis en la ejecución y financiamiento de las mismas.

De estas conclusiones, también se desprende que es necesario y mucho se puede ganar con una mayor cooperación entre países y sectores de la sociedad, y generar con ello acciones coordinadas que contribuyan con una visión de largo plazo, a la debida gestión de los recursos hídricos en las distintas regiones del mundo y sus comunidades.

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Es claro que, la magnitud del reto al que nos enfrentamos requiere fomentar la concientización de la sociedad y promover una acción colectiva, debidamente informada, para lograr una mejor toma de decisiones. Pero ello no debe dejar de lado la perspectiva de inclusión y equidad en el acceso en cantidad y calidad al agua, así como la resiliencia climática y el cuidado de los ecosistemas como las principales fuentes de agua, todos ellos factores esenciales para lograr el objetivo común de seguridad hídrica para todos.

Contacto:

www.aguacapital.org

Twitter:@AguaCapitalOrg

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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