En los últimos días la mayoría de nuestras conversaciones en la Ciudad de México han girado alrededor del sismo que vivimos el 19 de septiembre. Quiero decir que no hay palabras que puedan consolar el dolor, ni aliviar la pérdida. Pérdidas de vidas humanas que son profundamente dolorosas y con una impresión de absurdo. Pérdidas de patrimonios, de hogares, de bienes materiales. Pérdidas de una cotidianidad que nos daba estructura y seguridad. Y la pérdida acarrea miedo e inseguridad. Un miedo que, dependiendo la circunstancia que nos haya tocado vivir, se instala en el cuerpo y en el alma y hace que tengamos frío en los huesos. Un miedo que debemos enfrentar y superar, un miedo que no podemos dejar que nos domine y se adueñe de nuestras calles y nuestra cotidianidad. El domingo pasado comenté en una comida familiar: ayer soñé que temblaba, y de los cinco que estábamos sentados en la mesa, cuatro dijeron que les había pasado lo mismo en los últimos días y es que es algo natural. Ante un evento que es traumático y ante el cual somos totalmente indefensos, la mente tiene que encontrar alguna manera de procesar lo vivido; yo creo que los sueños ayudan a depurar información que consciente o inconscientemente necesita salir de nuestro sistema. Y parte de entender que el miedo debe pasar y que está pasando, es regresar a las calles que siempre nos han acogido, a aquellos barrios y lugares de la Ciudad de México que tienen una oferta turística y gastronómica que ya quisieran en cualquier gran ciudad en todo el planeta. Y me refiero a la Condesa y a la Roma. Yo no vivo en esas colonias, pero sí muy cerca. Mis hijos y yo vivimos en una planta baja en la colonia Anzures y si bien también es una zona sumamente sísmica, las afectaciones fueron menores, en algunos casos de fachadas y vidrios, pero no estructurales. La Condesa y la Roma han sido colonias en las que he vivido en los últimos años mi cotidianidad: sus parques, sus restaurantes, los museos, los bares y sobre todo y en mi caso: las calles. De unos meses para acá me dio por caminar y caminar y caminar por toda la ciudad. Encuentro en caminar la paz que pocas veces puedo encontrar en otro espacio en mi vida y he caminado las calles de estas colonias donde siempre me he sentido segura, acogida y divertida. Hoy quiero invitarlos a que regresemos a las calles de las colonias Roma y Condesa. Poco a poco los trabajos de restauración quedarán listos, pero desde ya, es posible disfrutar sus espacios y la oferta gastronómica de sus restaurantes. Al respecto quiero destacar que el jueves 28 de septiembre en el Hotel Condesa DF, Ana Elena Mallet convocó a una reunión con el fin de crear un proyecto colectivo, concertado y organizado para comunicar que los barrios, Roma y Condesa, son seguros, vitales y patrimoniales para la Ciudad de México. Tuve la oportunidad de estar ahí, y posteriormente de asistir a una reunión con el sector restaurantero de la zona, donde chefs, dueños de restaurantes y bares, así como representantes de la industria (en mi caso de la cervecera), platicamos acerca de las acciones a seguir para que la Roma y la Condesa reactiven su actividad económica y sobre todo recuperen su esencia y dinamismo lo antes posible. No olvidemos que los restaurantes, bares y establecimientos de estas colonias dan empleo a miles de trabajadores que son a su vez el principal sustento de muchas familias mexicanas. Querido lector: Es hora de volver al corredor Roma-Condesa. A consumir en sus restaurantes, a disfrutar el barrio, a reconstruir junto con los vecinos una de las zonas más queridas y apreciadas por nosotros los chilangos. Hasta el próximo martes…   Contacto: Twitter: @maribelquirogaf / @CervecerosdeMex Facebook: Maribel Quiroga / Cerveceros de México Página web: Cerveceros de México Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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