La aprobación final se de la reforma fiscal se dio en la Cámara de Diputados, que recibió del pleno del Senado pequeñas modificaciones en la madrugada del jueves.    Reuters   El Congreso de México dio el jueves su aprobación final a un proyecto de reforma fiscal que propuso el Gobierno, y que quedó debilitado en su tránsito por el legislativo, que busca elevar la tímida recaudación fiscal de la segunda mayor economía de América latina. La controversial reforma, parte angular de un conjunto de iniciativas que el presidente Enrique Peña Nieto puso sobre la mesa para dinamizar la economía, incluye mayores tasas impositivas a quienes más ganan, tributos a bebidas azucaradas y comida “chatarra”, así como a las ganancias en bolsa. En la propuesta inicial del Gobierno, se estimó que la recaudación aumentaría en el equivalente a un 1.4 % del Producto Interno Bruto (PIB) en el 2014 para ir aumentando hasta un 3%  al 2018. Pero tras las diversas modificaciones de los diputados, la recaudación estimada quedó en 1.1% del PIB en el 2014 y alrededor del 2.7 en al 2018. Entre las medidas que no aceptaron los diputados de la reforma inicial de Peña Nieto se cuentan la aplicación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 16% a la compra y renta de casa habitación, intereses por hipotecas y matrículas escolares. Legisladores de oposición han dicho que la reforma es “regresiva” porque grava más a los mismos actores y no amplia la base impositiva para generar ingresos más sólidos, en momentos en los que la economía local atraviesa por una fase de bajo crecimiento. El Gobierno defiende su propuesta con el argumento de que tiene un alto contenido social y busca proteger a los más pobres a través de más y mejores programas sociales, como el seguro de desempleo y la pensión universal.

 

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