La reforma política aprobada en diciembre incluye la reelección legislativa y de alcaldes, nuevas restricciones al financiamiento y gastos de las campañas electorales.   Reuters El Congreso de México completó en la madrugada del viernes la aprobación de las leyes reglamentarias de una reforma político-electoral, que abre la puerta al debate de unas normas secundarias de telecomunicaciones y energía consideradas clave para impulsar a la segunda economía de América Latina. Las normas políticas, que recibieron el visto bueno de la Cámara de Diputados luego de un prolongado debate que se inició en la tarde del jueves, habían sido aprobadas previamente por el Senado en un período extraordinario de sesiones. Tras la última votación, en la que los diputados decidieron aprobar el proyecto de Ley General de Partidos Políticos con 311 votos a favor y 91 en contra, la Cámara Baja envió la legislación al presidente Enrique Peña para su promulgación. Las nuevas reglas deberán seguirse a partir de las elecciones estatales y las federales para renovar la totalidad de la cámara baja, de 500 parlamentarios, en 2015. La reforma política aprobada en diciembre incluye la reelección legislativa y de alcaldes, nuevas restricciones al financiamiento y gastos de las campañas electorales, además de la creación de un instituto nacional responsable de organizar los comicios tanto locales como federales. Para los parlamentarios de oposición la aprobación de estas normas era moneda de cambio para iniciar el debate en comisiones de las leyes reglamentarias -propuestas por Peña semanas atrás- de las reformas al sector de telecomunicaciones y de energía, aprobadas el año pasado. El plan del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) es que estos proyectos sean votados en periodos extraordinarios antes del 1 de septiembre, cuando se inician las sesiones ordinarias de las cámaras legislativas. El Gobierno espera que con estas reformas la economía mexicana comience a crecer a tasas de más de un 5% anual, frente a una expansión de apenas un 1.1% que registró en 2013. La reforma de telecomunicaciones busca reducir el dominio de grandes jugadores del sector, entre ellos los gigantes América Móvil y Televisa. La energética, por su parte, buscar abrir la industria a la participación de empresas privadas, elevando la estancada producción local de hidrocarburos, clave para las finanzas públicas de México.

 

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