Los Detroit Lions sueñan con ganar la NFL. Su dueña es Sheila Ford Hamp, una descendiente de la familia Ford. Su visión empresarial ha revolucionado al equipo. La franquicia no gana un campeonato desde 1957. Llevaba 32 años sin triunfos en ‘playoffs’. Ahora, tras despidos atrevidos y cambios de liderazgo, el método Ford llevó a los Lions a un partido del Súper Bowl.

A Sheila Ford Hamp no le faltaron ejemplos de gestión empresarial en casa. Su padre era William Clay Ford, nieto de Henry Ford y uno de los máximos mandatarios de la casa automovilística Ford; su madre es Martha Firestone, cuya familia fundó la homónima empresa de neumáticos.

Su apellido, sin embargo, no fue garantía de éxito inmediato en la NFL. Tras graduarse en la universidad de Yale intentó conseguir trabajo en la liga, pero encontró las puertas cerradas por ser mujer, reconoció Ford Hamp en una entrevista con Fox. Ahora su método es celebrado por todo lo alto en Estados Unidos y su liderazgo, un ejemplo a seguir para las franquicias con ambición de relanzarse.

Entre los Lions y el primer Súper Bowl de su historia (en 1957 la gran final de la NFL todavía no tenía este nombre) solo quedan los San Francisco 49ers. El partido del Levi’s Stadium pone en juego el billete para Las Vegas.

Los Ford adquirieron los Detroit Lions en 1964. Sheila Ford Hamp tomó el mando en 2020. El equipo estaba hundido en una profunda crisis. Una situación de emergencia en la que la empresaria supo ver una oportunidad de cambio.

A los pocos meses de tomar su posición, despidió al técnico Matt Patricia y al director general Bob Quinn. Apostó por Brad Holmes, un especialista de detección de talento, como nuevo director, y por Dan Campbell, exjugador de los propios Lions y campeón del Súper Bowl con los New Orleans Saints, como nuevo entrenador.

La revolución se completó meses después, cuando el ‘quarterback’ Matthew Stafford, primera elección absoluta de los Lions en 2009, pidió ser traspasado. Acabó en Los Ángeles Rams a cambio de Jared Goff, el hombre que ahora lidera a la franquicia revelación de la temporada.

Brad Holmes y Dan Campbell tuvieron además olfato en el draft. Seleccionaron al ala defensiva Aiden Hutchinson con el número dos en 2021 y encontraron una joya escondida en el ala cerrada Sam LaPorta, incorporado con el número 35 en 2023. Ambos jugadores fueron seleccionados para el Pro Bowl de esta temporada, el All-Star de la NFL.

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Sheila Ford, con Michigan en el ADN

Con sus 3,600 millones de valor de mercado, los Lions ocupan la penúltima plaza entre las franquicias de la NFL y este domingo se jugarán el billete para el Súper Bowl contra unos 49ers que valen casi el doble, 6,000 millones de dólares, según la última clasificación de Forbes.

Pero todo apunta a que, con el gran camino realizado en la presente temporada y un final todavía por escribirse, su valor aumentará notablemente este año. Por ejemplo, el curso pasado los Miami Dolphins incrementaron su valor un 24% tras clasificarse para la postemporada.

Los propios Lions, que el año pasado se quedaron a un paso de acceder a los ‘playoffs’, registraron un incremento en su valor de un 18% en 2023.

Eso sí, entre los factores de crecimiento también están los contratos de derechos televisivos, gestión financiera e inversiones en instalaciones. Por ejemplo, los Tennessee Titans, que anunciaron recientemente el proyecto de su nuevo estadio, aumentaron su valor un 22% respecto a 2022. Las Vegas Raiders, en pleno ‘boom’ deportivo de la Ciudad del Juego, crecieron un 24%.

Pese a los más de treinta años de espera para ver al equipo volver a ganar un partido de postemporada, no cabe duda de que en Michigan, un estado de gran tradición deportiva, los Lions siguen siendo el equipo del pueblo.

“Los Lions son al 100% el equipo de Michigan. Tenemos una relación casi de amor y odio con ellos, son como un mal tío. Han sido un disgusto durante tanto tiempo que ahora parece casi irreal lo que estamos viviendo”, dijo a EFE Jim Brady III, un aficionado de los Lions de 25 años, que vio por primera vez esta temporada a su equipo ganar un partido de ‘playoffs’.

“En Michigan creces escuchando historias sobre Barry Sanders (legendario running back de los Lions), un héroe que representa los días de gloria de la franquicia. Luego tuvimos un período de esperanza cuando Matthew Stafford estaba en su temporada de novato, pero a los Lions les faltaba mentalidad ganadora. Algo que ahora ha aportado el entrenador Dan Campbell”, prosiguió.

En una temporada en la que los Detroit Pistons firmaron el récord de derrotas consecutivas en la NBA (28), y en la que los Red Wings de la NHL están lejos del nivel lucido en sus días de gloria, todo Michigan está volcado con los Lions.

El último trofeo celebrado en el estado en el deporte profesional fue la Stanley Cup de 2008 de los Red Wings. Los Pistons no ganan la NBA desde 2004, los Tigers de la MLB no triunfan desde 1984. Con los Lions a dos partidos del trofeo Vince Lombardi, Michigan vuelve a soñar. 

Con información de EFE.

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