Mike Ditka ganó un anillo de Super Bowl con los Chicago Bears en 1985, y hoy, desde el retiro, disfruta de su vida por una simple razón: tenía un plan. Conócelo.   Por Steve Schaefer   Como ala cerrada miembro del Salón de la Fama y entrenador ganador del Super Bowl, Mike Ditka era conocido por muchas cosas, pero principalmente por su dura actitud desde un costado de la cancha. A pesar de que ha dejado atrás los emparrillados, algunas cosas no cambian. “Los atletas de hoy piensan que esto va a durar para siempre; están locos. Si ganas 5 millones, pero gastas 6, no va a funcionar”, reclama Ditka a través del teléfono después de jugar 36 hoyos en su campo de golf en Naples, Florida. El entrenador en jefe de los legendarios Chicago Bears de 1985, que terminó 15-1 la temporada en la que derrotó a los New England Patriots en el Super Bowl XX, dice que ha relajado el paso un poco en los últimos años, pero a los 75 aún es tan abierto como siempre sobre temas que van del futbol a la jubilación e incluso la TSA (la Oficina de Seguridad del Transporte de Estados Unidos). “He estado involucrado en el futbol profesional desde que tenía 21 años”, dice Ditka, pero a pesar de su éxito financiero –como entrenador, vendedor y restaurantero–, la razón por la que actualmente puede permitirse pasar gran parte de su tiempo en el campo de golf es porque tenía un plan. “Lo más importante era no gastar todo lo que ganabas. Guardarlo, invertir en acciones, bonos o lo que fuera, pero ahorrar ese dinero, porque nada dura para siempre.” Ditka, quien desde hace tiempo trabaja con un asesor financiero para manejar sus inversiones y socios de negocios que operan sus cinco restaurantes epónimos, también está de acuerdo con un tradicional consejo sobre la jubilación: nunca es demasiado tarde para empezar a planificar. “No es que yo haya soñado esto ayer; he estado haciendo esto por 40 años”, dice. “Mi plan en la vida era asegurarme de tener suficiente para llegar a la línea de meta. Tengo 75 ahora, así que creo que tengo suficiente.” Parte de la ejecución de ese plan ha significado evitar las tarjetas de crédito y las deudas en general. “Yo pensaba en el pago de intereses de mis casas y dije: ‘esto es estúpido’”, dice Ditka. “En una hipoteca a 30 años, los intereses pagados durante los primeros 15 a 20 años son ridículos.” Así que pagó sus hipotecas. Él porta una tarjeta platino American Express, pero rara vez la usa; paga por casi todo en efectivo. Eso es rara vez un problema, porque el otro elemento clave en el plan de Ditka es evitar los gastos excesivos para seguirle el paso a los vecinos. “No necesito un Bentley o un Rolls Royce, necesito un coche; no necesito una mansión con 15 dormitorios, necesito una buena casa”, dice. Vivir cómodamente, pero no exageradamente, ha significado a Ditka ser capaz de aprovechar las oportunidades en sus propios términos, ya sea en su trabajo como comentarista en ESPN, lo que lo mantiene conectado a la NFL, sus diversas relaciones de negocio o sus conferencias. Estas últimas las ha restringido en los últimos años, en parte porque ahora exige transporte aéreo privado a los eventos. “Es sólo que ya no quiero pasar por los aeropuertos y hacer frente a la TSA; soy demasiado viejo para ella y creo que es una tontería, realmente lo creo. Entiendo por qué se hace, pero si soy un riesgo, entonces les digo que el Señor es un riesgo”, bromea. Desde que dejó el entrenamiento después de dirigir a los New Orleans Saints en 1999, Ditka reconoce que su instinto competitivo es por lo menos un poco menos feroz. “La única manera en que puedo explicarlo es que las altas nunca son tan altas como solían ser, pero las bajas no son ni de lejos tan bajas”, dice. “Mi vida se trata de vivir, no de ganar.” Aunque Ditka bromea diciendo que él es un dormidor profesional, que juega mucho golf, dedica tiempo a sus restaurantes y participa en obras de caridad, especialmente en Gridiron Greats, una fundación creada para ayudar a los ex jugadores de futbol en necesidad.

 

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