La actriz ha alcanzado el éxito también fuera de la pantalla con su empresa de productos no tóxicos para el hogar, y tiene sabiduría de negocios para compartir con los emprendedores.   Por Clare O’Connor Para la portada de la edición inaugural de nuestra lista de mujeres hechas a sí mismas, escribí un perfil sobre la estrella de cine convertida en magnate Jessica Alba. Con sólo 34 años de edad, ha hecho de The Honest Company un imperio de productos para el hogar de 1,000 millones de dólares (mdd), generar 150 mdd en ingresos en 2014 y pensar en una oferta pública para el año entrante. La participación de Alba en la empresa, que concibió en su cocina en 2008, le da un patrimonio neto de unos 200 mdd, haciendo de ella una de las actrices más ricas de Hollywood, y acaba de empezar. Como siempre con este tipo de perfiles, algunas de las palabras de Alba no cupieron en la edición final, así que he aquí cinco lecciones para emprendedores: 1. Refina tu idea. Cuando Alba decidió buscar a un socio de negocios, se acercó al empresario web Brian Lee, un amigo de su marido, que había lanzado con éxito LegalZoom.com y ShoeDazzle.com. Su problema: ella tenía ideas, montones de ellas, pero no había condensado su propuesta. Ella quería crear todo un universo de productos no tóxicos –tal vez incluso ropa– y no se había planteado la opción de lanzar pañales y toallitas húmedas como la vía de entrar a la casa de los compradores. “Le presenté a Brian 50 diapositivas en las que hablaba de demasiadas cosas”, dice ella. Sólo 18 meses más tarde se presentó ante Lee con una presentación concisa de PowerPoint de 10 diapositivas, diseñada para reflejar una identidad y una oferta mucho más clara de la marca. Alba dice: “Brian lo comprendió todo a la perfección.” 2. Contrata para subsanar tus debilidades. Alba conoce sus puntos fuertes en lo que se refiere a The Honest Company. “Me encanta el aspecto de marketing y de diseño, así como la visión general de la marca. Ahí es donde me involucro de lleno”, afirma. Los cofundadores de la compañía tienen una gran variedad de experiencias Alba simplemente no, y no se avergüenza de admitirlo. Está Lee, con sus historias de éxito en internet; Christopher Gavigan, quien una vez dirigió la ONG Healthy Child Healthy World y pasó años haciendo activismo ambiental, y Sean Kane, un ejecutivo de toda la vida en el manejo de operaciones de la tienda minorista de descuento PriceGrabber.com. “Nunca quieres ser la persona más inteligente en la sala”, dice Alba. 3. No te precipites hacia el mercado. The Honest Company tiene actualmente 120 productos a la venta, pero ha sido meticulosa con la ampliación de su línea, a sabiendas de que una marca puede diluirse con demasiada rapidez. Alba dice que el desarrollo de la línea de cuidado femenino de la compañía –tampones y toallas sanitarias–, que será lanzada en julio, ha tomado un año y medio. “Encontrar al fabricante adecuado, crear un producto original, probarlo… eso fue todo un reto”, dice ella. “La gente puede sentirse segura al usar nuestro producto. Y lo quieren. La gente nos los pidió.” 4. No tienes que gastar a lo grande en publicidad o marketing. Por supuesto, Alba sabe que su fama ha sido un factor clave en el éxito de The Honest Company: ha sido tanto cofundadora como rostro de la empresa, pero ella y su equipo siempre han aprovechado las herramientas de marketing relativamente baratas, como Facebook, en comparación con las grandes campañas nacionales. “Todavía estamos arrancando, y estamos apretados de dinero”, dice. Y, por supuesto, sabe que nada funciona tan bien como el boca a boca de los amigos y compañeros en el marketing dirigido a las mamás millennials. Si un producto no funciona, no lo comprarán, y sin duda no lo recomendarán. 4. Puedes ayudar a resolver los problemas de una organización sin fines de lucro con un modelo lucrativo. Alba ha presionado para la revisión de las normas químicas más de una vez. Ella sigue frustrada porque la regulación vigente en Estados Unidos –la Ley de Control de Sustancias Tóxicas de 1976– permite que 80,000 productos químicos permanezcan en productos no probados para el hogar. Pero ella sabe que puede hacer una diferencia más tangible con The Honest Company de lo que podría hacer en toda una vida tocando puertas en Washington. “Vi una injusticia social que era una realidad, y la abordé de una manera bastante convencional, como lo habría hecho una empresa sin fines de lucro”, dice. “Construí una empresa con fines de lucro en torno de un tema sin fines de lucro. Sentía que sería una forma más sostenible de abordar la cuestión. Si el gobierno no va a cambiar la regulación, ofrecer a la gente una opción viable real y dejar que ellos voten con sus dólares es una alternativa bastante viable.”

 

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