Estamos viviendo una era de trabajo en casa a escala que no tiene precedentes. Eso, no tengo dudas, una etapa que dejará una impresión de largo alcance en la forma en que las personas viven y trabajan durante muchos años. Nos modificaron la cotidianidad sin previo aviso y en medio de la crisis, ni tiempo tuvimos para poner las reglas del juego. Sin embargo, es necesario entender cuales son las mejores prácticas y establecerlas para que se respeten para trabajar en forma armónica y coordinada.

En el pasado, no mezclar la oficina para no contaminar la casa y viceversa. La familia no iba al trabajo, a menos que fuera una ocasión especial y el jefe no entraba a casa a menos que hubiera una invitación de por medio. Hoy, todo se mezcla, se revuelve: hay juntas de trabajo en las que se escuchan los ladridos del perro de nuestro compañero, se oye el llanto de algún bebé o se capta la imagen de integrantes de una familia que pasan detrás de algún integrante del equipo de trabajo. Es frecuente que se reciban llamadas a todas horas y convocatorias a reuniones y en ocasiones, hay personas que reciben mensajes a altas horas de la noche cuando la gente está dormida o en sus momentos de descanso y privacidad. Se generan sobrecargas de trabajo improductivas. Hay que aprender a trabajar a distancia.

Muchas de estas prácticas están generando cansancio, angustia y un estado de agotamiento físico, mental y emocional causado por el cansancio psíquico y estrés que surge de la relación con otras personas en un penoso clima laboral. Por supuesto, necesitamos consideraciones básicas para el trabajo en casa que tenemos que respetar. Hay ventajas que estamos gozando con el trabajo remoto, pero hay precios que no tenemos que pagar y que estamos sufragando.

 El trabajo a distancia tiene beneficios, —como evitar largos viajes diarios—, muchos empleados y empresas no se han adaptado tan bien como nos quieren hacer creer. Un colaborador regular pasó de trabajar 6 días a la semana y empezó a hacerlo todo el tiempo. Muchas personas vieron duplicadas sus horas de trabajo y la exigencia de estar disponible en todo momento se convirtió en una obligación que no tiene en cuenta que la gente necesita espacios para dormir, comer, relajarse y hacerlo sin la angustia de estar conectado permanentemente. Además, resulta difícil manejar la educación en casa de los niños a través de videoconferencia mientras coordinan con colegas remotos. A nivel de la empresa, muchos sintieron que la productividad se desordenó rápidamente y que no se gestionaba correctamente.

Esta es una situación muy importante y debemos estar a la altura para abordar los desafíos. El trabajo a distancia mal gestionado puede generar ineficiencia, dañar las relaciones laborales y desmotivar a los empleados. Estar aislado conduce a la incertidumbre sobre con quién hablar sobre cuestiones específicas y cómo y cuándo abordarlas, lo que lleva a retrasos y retrasos. Por eso, generar un mapa que nos permita reconstruir el camino y ayudarnos a tener mejores prácticas es muy bueno. Retomo algunos consejos de Raphael Bick, consultor de McKinsey, que propone los siguientes pasos:

1. Diseñar una estructura eficaz. Una organización y arquitectura para la toma de decisiones que trabaje sobre la base de comunicación efectiva. A veces es buena idea acortar la cadena de comunicación: los equipos multifuncionales más pequeños pueden ser una ventaja, cada uno con una misión clara y una línea de informes, donde las direcciones y las tareas son fáciles de implementar.

2. Liderar desde lejos. La gestión de las personas es uno de los elementos más difíciles del trabajo a distancia. Los líderes necesitan dinamizar a toda la empresa estableciendo una dirección clara y comunicándola eficazmente. Ofrecer una visión fuerte y una perspectiva realista puede tener un efecto poderoso en la motivación en toda la organización. Cuidado, liderar desde lejos no nos da derecho a meter la nariz en la intimidad de nuestros colaboradores. Hay que respetar sus momentos de descanso, de sueño, de convivencia familiar y evitar ser intrusivos.

3. Capacitar a su equipo paga dividendos. El desafío es dirigir e inspirar al equipo en su curso diario de trabajo, mientras es físicamente remoto. Pero, hay que formar para lograr resultados. Al pensar en capacitación, tenemos que planear con claridad lo que se quiere lograr y sobre todo, hay que avisar con anticipación sin disponer en forma arbitraria del tiempo de nuestra gente.

4. Comunicación efectiva. Determinar cómo se comunica es tan importante como lo que se está diciendo, y debe hacerse con confianza, de manera consistente y confiable. Sí, hoy más que nunca: forma es fondo. La mala comunicación es una de las principales razones por las que las oficinas remotas no son productivas.

5.Inculcar una cultura solidaria. A medida que las empresas pasan a la nueva normalidad, es transcendental saber que algunos colaboradores pueden estar enfrentando presiones fuertes en el hogar, incluyendo el cuidado de sus hijos cuando las escuelas están cerradas, lo que lleva a sentimientos de aislamiento e inseguridad. Los líderes empresariales deben respetar y abordar estas necesidades adicionales. Esta ha sido una de las grandes fallas que se han cometido y las quejas más frecuentes sobre el tema.

6. La empatía es una herramienta crucial en el trabajo a distancia.  Ponernos en el lugar del otro ofrece una manera de conectarse, promover la inclusión y crear un sentido de comunidad en un vacío de interacción física. Iniciar las juntas con un saludo, los correos electrónicos con cortesía son rasgos elementales que no deben perderse.

7. La inclusión es la última muestra de empatía. Entender que tenemos que desarrollar una competencia de diversidad robusta nos puede ayudar a trabajar mejor a distancia. Saber que nos separan distancias, tradiciones, costumbres y que estamos trabajando con personas que están en un hogar con ritmos y pulsiones ayuda a hacer mejor las cosas.

Crear salidas para compartir las mejores prácticas, casos de éxito, desafíos es vital para crear una conexión humana. Dar a los empleados espacio para realizar esfuerzos personales o sociales, proporcionar un claro intervalo de control y asignar tareas significativas también puede estimular la motivación. No podemos olvidarnos que el trabajo remoto sigue teniendo gente que forma esos equipos, no máquinas. Por lo tanto, en respeto a la naturaleza humana, es necesario atender a las consideraciones básicas para tener buenas prácticas en el trabajo desde casa.

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Blog: Las ventanas de Cecilia Durán Mena

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