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Consideraciones frente a regular la disrupción
Es normal que escuchemos con regularidad el término “disrupción” y si bien es cierto que se han visto cambios en varias industrias estables, no hay que confundirlo plenamente con digitalización.
Las tecnologías disruptivas ocurren con menos frecuencia que las sostenibles, pero cuando lo hacen, pueden causar el fracaso de compañías altamente exitosas que solo están preparadas para tecnologías sostenibles. Lo que ha pasado con la conversación al respecto de la disrupción, es que se han incrementado los significantes. El principio sigue siendo que una empresa que ya existe se queda detrás cuando alguna tecnología nueva irrumpe sus estrategias: pero esto en ningún momento cambia el entendido que un producto exitoso signifique un negocio sostenible.
Es normal que escuchemos con mayor regularidad el término “disrupción” y si bien es cierto que se han visto cambios en varias industrias estables, no hay que confundirlo plenamente con digitalización. El término viene del libro “The Innovators Dilema” del profesor de Harvard Clayton Christensen. En su texto, el profesor profundiza en la diferencia entre tecnologías sostenibles y tecnologías disruptivas.
Las tecnologías sostenibles mejoran el rendimiento de los productos y son con las que las grandes empresas están familiarizadas ya que son aquellas con un producto que tiene un papel establecido en el mercado. Por otro lado, Christensen afirma que las grandes empresas tienen problemas para manejar tecnologías disruptivas, que describe como innovaciones que resultan en un peor desempeño del producto, al menos en el corto plazo” y que generalmente son “más baratos, más simples, más pequeños y más cómodos de usar”.
Tenemos que entender cuando un producto es o no un negocio y si estamos gastando recursos públicos en discutir la regulación de un producto -que aún no es negocio-o si el eje rector de la conversación es la sola irrupción del mismo. En las bicicletas, scooters, hospedaje compartido, vehículos compartidos, incluso en la conducción autónoma, todos estos son conceptos, pero no son en sí la industria completa, sino un producto parte de la misma industria. Por ejemplo: si pensamos en la industria de hospedaje, podemos ver las impresionantes inversiones en hoteles de miles de llaves en ciertas zonas, pero si observamos, al mismo tiempo, la falta de inversión en infraestructura en otras, nos perdemos de ver cómo el producto de inmuebles compartidos habilita a las zonas alejadas de centros hoteleros a abrir sus casas y cobrar salarios complementarios gracias a ello. Ponemos el ojo en la exclusión, en lugar de la complementariedad de un tipo de turismo con otro.
En un tema latente respecto a la promoción turística (interna y externa) en el país, un dato que deja muy claro el interés por renovarse, compartir y conocer mientras se viaja fueron los listados de Airbnb y los datos que compartieron en los últimos días. La semana con más reservas en lo que va del año en la plataforma es la semana del 15 al 19 de abril, siendo este último el día con mayor número de reservas hasta el momento, incluso con más reservas que el 31 de diciembre.
Si vamos a las zonas que pensamos típicas para el turismo, lo que notamos es que los lugares con mayor crecimiento en búsqueda año contra año no son los destinos que solemos escuchar: