En días pasados, Uber debutó en la bolsa de valores (IPO, por sus siglas en inglés), lo que convirtió en realidad una de las entradas más esperadas de la historia reciente. Esto se da en medio de gran actividad bursátil, pues apenas vamos al ecuador del año y van 80 IPOs en el mercado estadounidense —muchos de ellos tecnológicos—. Y es que, los temores de una desaceleración económica en 2020 y la presión de inversionistas cansados de ver que las empresas continuaran como privadas se ha impuesto a la volatilidad de las bolsas de valores, coronada por la guerra comercial de Trump. Ante ello vale la pena preguntarse, ¿cómo llegó Uber a su debut en bolsa? ¿Cómo se ha comportado? Y, ¿qué reflexiones nos deja esta entrada al mercado accionario? Tiempos Turbulentos Uber recaudó 8.1 mil millones de dólares en lo que terminó siendo el debut tecnológico más esperado desde Facebook (2012). En su primer día, la acción pasó de estar en un rango de 44-50 dólares a cerrar en 41.57 dólares, lo que valuó la compañía en 76 mil millones de dólares. Lo recaudado, una de las cantidades más altas de la historia reciente, no llegó a lo que los más optimistas buscaban hace unos meses, una valuación de 100-120 mil millones de dólares. Las causas fueron varias: un tuit de Trump anunciando más aranceles tiró las bolsas de valores, fondos tenedores de acciones como BlackRock y Tiger Global Management buscaron vender acciones en lugar de aumentar su participación… y Uber nunca ha obtenido ganancias —tuvo pérdidas operativas por 3 mil millones de dólares el año pasado—. Pero más allá de un mal primer día, que habitualmente es referencia para todo el primer año de cotizaciones, el comportamiento de la acción no fue realmente sorprendente, pues Lyft —competencia para EU en el negocio del ridesharing— tuvo un rendimiento similar en su debut marzo pasado. Sus acciones han caído 20% desde entonces. La baja tampoco sorprende al ver a las tecnológicas que han debutado desde 2017: Snapchat ha perdido una tercera parte de su valor, mientras que Pinterest, Dropbox y Spotify están alrededor de su precio de debut. En cambio, Zoom, Pager Duty y Fastly han tenido buen crecimiento, lo cual apunta a que son más sólidas y lo han hecho mejor de lo (poco) que se esperaba de ellas.
  • ¿Qué tan sólido es el modelo de negocios?
Desde hace algunos años, parece un consenso que el camino más corto para acaparar una fortuna es desarrollar una plataforma digital para emparejar oferta y demanda. El modelo permite usar poca inversión y recolectar valor de entre mucho potencial. En la práctica, los emprendedores han encontrado que la oferta y demanda requiere de incentivos para lograr recurrencia —en la mayoría de los casos, la transacción ya operaba sin necesidad de plataforma—, requiriendo altos costos de promoción y subsidios. Así, el debut de Lyft y Uber deja claro que, a pesar de los efectos de red, el modelo sigue teniendo que subsidiar de diferentes formas tanto a conductores como a usuarios, lo cual los orilla a fallar en el precio real que tienen que cargar a los usuarios y a continuar con pérdidas. También hay que subrayar que esto ha traído grandes beneficios a los clientes. Ahora que las empresas tienen otro perfil de accionistas, las dudas sobre su viabilidad financiera son más punzantes y la presión sobre ellas se incrementará. Al mismo tiempo, es difícil que suban los costos para los usuarios —ante el incremento regulatorio y la tremenda competencia en el sector— o que les paguen menos a los conductores, quienes ya se han manifestado en varios países.
  • ¿Qué hay de los subsidios?
A pesar de que el término ‘subsidiar’ genere desconfianza, existen otras empresas que subsidian a sus usuarios, incluyendo Google y Amazon. En el caso de la última, su negocio de retail no sería viable hoy en día si no fuera por las ganancias de sus negocios digitales, principalmente AWS. Así, las compañías de ridesharing deben seguir buscando modelos de negocio que puedan mantener los precios. Por ahora Uber incursiona en la entrega de comida y experimenta con paquetería, transporte aéreo, micromovilidad, flotas de autos y vehículos autónomos.
  • ¿Hasta cuándo debe estar privada una compañía?
Si la situación no es nueva, queda por preguntarse por qué no se corrigió el problema con anterioridad. La principal respuesta es que ser viables financieramente o debutar en bolsa no ha sido prioridad para empresas unicornio —valuadas a partir de 1,000 millones de dólares—, pues habían podido levantar fácilmente demasiado dinero proveniente de privados. Así, resulta paradójico que, en la época en la que se ha podido arrancar una startup con menores costos y que puede crecer con velocidad exponencial, las empresas se estén tardando más años en debutar en la bolsa. Además de un elemento especulativo, las valuaciones reflejaron una ambición irreal: pensaron que Uber dominaría los mercados de transporte, reparto de comida, logística y vehículos autónomos. La realidad nos muestra que son espacios híper competidos y que Uber no conquistará todos…
  • ¿Quién ganó con el debut en bolsa?
Con el rango de precio actual y con los movimientos de los inversionistas, hay ganadores y perdedores por el precio de Uber, pero para determinarlo, hay que rastrear los precios a los que compraron las acciones. Por ejemplo, el precio de las acciones del IPO fue menor que el de la última ronda privada y prácticamente, menor que en los últimos 3 años, donde se han deteriorado 15%. Quienes sí celebraron fueron los inversionistas que estuvieron en los primeros 7 años de Uber, pues sus acciones se revalorizaron. Lo anterior muestra que, a diferencia de otras IPOs, el público inversionista en el mercado no ha recolectado valor de Uber, y quienes realmente han hecho dinero, han sido los primeros inversionistas que colocaron sus valuaciones muy arriba. Conclusión Como se ha visto aquí, la diferencia entre expectativa y realidad está siendo un factor muy relevante para la colocación de empresas tecnológicas. El tamaño de Uber hace que esta operación pueda convertirse en un punto de inflexión para cómo Silicon Valley y Wall Street hacen negocios. Ambas partes tendrán que dedicarle más tiempo a revisar sus valuaciones y a desgranar elementos del modelo de negocio como precio y unidades económicas. Dar seguimiento a este tema importa por dos razones. En primer lugar, vendrá el debut en bolsa de empresas como Slack, WeWork, Airbnb o Palantir. Dichas empresas tienen características para las que vale la pena reflexionar lo aquí comentado. En segundo lugar: las empresas operan en México, que cada día es más atractivo para inversionistas de riesgo, quienes están preparando el fondeo de la siguiente generación de empresas tecnológicas. ¿Qué aciertos y errores volveremos a ver?   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @jarreolar Facebook: Javier Arreola LinkedIn: Javier Arreola Página web: Javier Arreola Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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