Reportes de medios germanos sugerían que Lubitz había sufrido depresión en el pasado, y que sus empleadores habrían estado al tanto de esos antecedentes.   Reuters El copiloto al frente del avión de Germanwings que se estrelló en los Alpes franceses había recibido una nota en la que médicos indicaban que sufría una enfermedad que le habría impedido volar el día de la tragedia, y que aparentemente ocultó de sus empleadores, dijeron fiscales alemanes el viernes. Investigadores y fiscales franceses creen que Andreas Lubitz, de 27 años, se encerró solo en la cabina del Airbus A320 de Germanwings el martes y estrelló deliberadamente el avión contra la montaña, causando la muerte de las 150 personas a bordo. “Fueron confiscados documentos con contenido médico que apuntan a una enfermedad existente y un tratamiento correspondiente por parte de médicos”, dijo la oficina de fiscales en Düsseldorf, donde vivía el copiloto y hacia donde se dirigía el vuelo estrellado, proveniente de Barcelona. “El hecho de que hay notas que indican que no estaba capacitado para trabajar, entre otras cosas, que se hallaron rotas, que eran recientes, e incluso del día del accidente, respalda la presunción basada en la investigación preliminar de que (…) ocultó su enfermedad a su empleador y sus colegas profesionales”, dijeron los fiscales alemanes. Los documentos fueron hallados en pesquisas realizadas en hogares de Lubitz en Düsseldorf y en la localidad de Montabaur. En tanto, reportes de medios germanos sugerían que Lubitz había sufrido depresión en el pasado, y que sus empleadores habrían estado al tanto de esos antecedentes. El periódico alemán Bild informó el viernes que el copiloto había padecido depresión durante un período en el que interrumpió su entrenamiento hace seis años. El informe señala que Lubitz pasó más de un año bajo tratamiento psiquiátrico. Lufthansa, compañía matriz de Germanwings, ha reconocido que Lubitz había interrumpido su entrenamiento en el 2009, pero añadió que no hay nada en los antecedentes del piloto que sugiriese que era un riesgo. “Después de que recibió el visto bueno, regresó al entrenamiento. Aprobó todas las pruebas y chequeos con mucho éxito. Sus capacidades de vuelo eran impecables”, dijo el presidente ejecutivo de Lufthansa, Carsten Spohr, el jueves. Citando documentos internos y fuentes de Lufthansa, Bild indicó que Lubitz había tenido depresión y ansiedad y que había sufrido un “grave episodio depresivo” en la época que suspendió su entrenamiento. Lufthansa y los fiscales de Alemania no quisieron hacer comentarios sobre lo que publicó Bild. Es probable que surjan cuestionamientos sobre los procedimientos que aplica la aerolínea para seleccionar a sus pilotos. Y de confirmarse la información del reporte, Lufthansa podría tener que entregar grandes sumas en reparaciones. Normalmente, un acuerdo internacional limita la responsabilidad de una aerolínea a cerca de 157,400 dólares por cada pasajero que muere en un accidente si la familia de la víctima no presenta una demanda, pero la cifra puede subir con una querella si se persiguen compensaciones por daños mayores. Lufthansa dijo el viernes que aplicará nuevas normas que requieren que al menos dos miembros de la tripulación estén en la cabina del avión en todo momento. La aerolínea alemana había dicho el jueves que no veía razones para cambiar sus procedimientos, pero muchas otras compañías empezaron a modificar sus propias reglas. “La aerolínea de pasajeros Grupo Lufthansa aplicará esta nueva norma lo más pronto posible tras acordarlas con las autoridades relevantes”, dijo la compañía en un comunicado. El Grupo Lufthansa también incluye a Germanwings, Austrian Airlines, Swiss Air y Eurowings.   “Acto suicida” El viernes, el primer ministro francés, Manuel Valls, pidió paciencia pero dijo que la aerolínea alemana tenía la obligación de compartir toda la información que tuviera sobre Lubitz con los investigadores. “Tenemos que esperar al final de la pesquisa. Debo ser cuidadoso cuando se trata de una investigación judicial, pero todo apunta a un acto criminal, loco, suicida que no podemos asimilar”, dijo Valls al canal francés iTELE. Personas que conocieron a Lubitz en Montabaur, donde nació, dijeron que era un hombre amistoso, pero callado, que aprendió a pilotar planeadores antes de pasar a la aviación comercial como copiloto en Germanwings en 2013. No obstante, un amigo de Lubitz que lo conoció hace seis años y que volaba con él en la escuela de vuelo, dijo que en el último año se había vuelto aún más retraído. “Volar era su vida”, dijo la fuente, que accedió a conversar con Reuters sobre el estado psicológico de Lubitz a condición de anonimato. “Siempre solía ser un compañero callado, pero en el último año eso empeoró”, agregó. El jueves, la policía registró la casa de la familia de Lubitz en Montabaur y el departamento de él en Düsseldorf buscando pistas.

 

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