Por: Héctor Carrasco Magallanes y Daniel Mota Barrera*

 

Cuando la población temerosa se repliega a sus hogares con el fin de minimizar la diseminación de la Enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19), hay otros que hacen exactamente lo opuesto, los profesionales de la salud. En medio de la llamada emergencia sanitaria, médicas y médicos, enfermeras y enfermeros, y personal administrativo, día con día, salen a las trincheras de los sistemas de salud a cuidar de sus pacientes, a sabiendas del alto riesgo de enfermarse o transmitir la enfermedad a quienes los esperan en casa. 

En China más de 3 300 profesionales de la salud se contagiaron de COVID-19 de los cuales 13 fallecieron. En Italia, epicentro de esta crisis sanitaria con 15 362 muertes hasta ahora, tiene 9 000 profesionales enfermos, de ellos, 66 han muerto. La misma historia comienza a repetirse con Estados Unidos, donde el primer médico falleció el 31 de marzo. 

Mucho se ha hablado del sistema de salud como si fuera una aglomeración de recursos económicos y humanos o una simple cantidad de camas o ventiladores por un determinado número de habitantes. No obstante, esta realidad es parcial si no se consideran a quienes operan estos recursos. Con esto en mente decidimos hacer una encuesta a expertos en la materia, a nuestros profesionales de la salud en diferentes trincheras de México. Nuestro propósito ante la situación actual es capturar y difundir sus consejos y percepciones en cinco áreas: ciudadanía, autoridades de salud, gobierno, sector privado y academia. 

Se contactaron a 24 expertos, en su mayoría médicos y médicas (79%), laborando en la Ciudad de México, Chiapas, Jalisco, Chihuahua y Sonora. De ellos, 18 laboran en hospitales y centros de salud públicos y privados, mientras los 6 restantes laboran en comunidades rurales. 

De manera enfática el mensaje que surgió hacia la ciudadanía fue “Que se cuiden, que no salgan de casa, no hay insumos para protegerlos en los establecimientos de salud.” Mientras otros dejaron ver la situación clínica real “El realizar la prueba no cambiará el tratamiento a menos que estés muy grave; las salas de urgencias así como las ambulancias son únicamente para las urgencias.” Asimismo, reiteraron en múltiples ocasiones la importancia de seguir al pie de la letra las indicaciones de las autoridades: “Quedarse en casa, adoptar una adecuada higiene y cumplir el distanciamiento social, sin olvidar el llamado a la calma y a la solidaridad con los más vulnerables.” 

A las autoridades de salud, les pidieron “Protocolos claros, material de protección, transparencia en las proyecciones epidemiológicas y planes detallados de reasignación de recursos económicos y humanos.” Los expertos laborando en zonas rurales subrayan la desigualdad “Las regiones rurales llevan mucho tiempo abandonadas, sin recursos, sin personal suficiente. Esta pandemia afectará de forma desigual a los más vulnerables.”

Al gobierno federal, refirieron lo poco preparados que están para hacer frente a la contingencia en insumos, medicamentos y equipo y personal médico; por lo tanto hicieron una invitación a la inversión en salud, “[…] estas carencias, no son algo nuevo.” Varios externaron su preocupación ante las repercusiones de utilizar el sistema de salud solo para una enfermedad al comentar “Ahorita estoy dando tratamientos a mis pacientes con enfermedades crónicas para un mes, sin saber si los volveré a ver ya que muchas de sus citas probablemente se tendrán que cancelar.” 

Al los hospitales y clínicas privadas, se les rogó pensar a futuro sugiriendo filtros para subsistir “Por favor no empiecen a hospitalizar todo lo que les llega con posible COVID-19, no gasten los recursos innecesariamente. Esto va para largo.” Además, les sugirieron “Definan su rol en la pandemia desde una perspectiva de equidad, no es el momento de hacer negocios” y dada su capacidad instalada, “[…] tienen que aceptar pacientes del sector público también.” En resumen, les pidieron colaborar acertadamente y empatizar “No lucren con la desgracia. Pónganse al servicio de la comunidad.”  

Con la academia y universidades enfatizaron la ausencia de “[…] innovación, investigación aplicada, habilidades de comunicación efectiva, gestión y coordinación en el perfil de los profesionales […] notoria en estos tiempos de crisis.” También, sugirieron algunas soluciones “[…] hagan clases en línea para la población, transmitan información real y ayuden a abatir la desinformación. Finalmente, resumieron “Esta crisis denota gran retraso que tenemos como país para innovar, crear y producir soluciones ante problemas complejos.”

A manera de conclusión, esta pandemia de COVID-19 es un contundente recordatorio de que nos debemos los unos de los otros. Los profesionales en las trincheras del sistema de salud dicen “No sabemos el tamaño de problema con el que nos enfrentamos, seamos exagerados para combatirlo.” Sin duda tenemos un gran reto, “Somos un sector infravalorado. A nivel público el trabajo es mucho y la motivación es poca. Históricamente, a nuestros tomadores de decisión poco les han importado las condiciones en que laboramos. Lo veo todo el tiempo, la gente se estresa, se cansa, y eso afecta su desempeño y la calidad de atención a los pacientes.” 

    Contacto:

Héctor Carrasco Magallanes es Médico Cirujano y Doctor en Salud Publica y Epidemiologia, Investigador en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard. Profesor de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey 

El Dr. Daniel Mota Barrera es Médico y Maestro en Gestión y Finanzas en Salud. Especialista en Innovación Tecnológica y Calidad Continua en Salud Comunitaria

 
**Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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