Por Luis Foncerrada Pascal* Los pronósticos de los especialistas sobre el crecimiento de México venían señalando, desde hace semanas, una tasa de alrededor de 1.5% para el 2019. Finalmente, la misma Secretaría de Hacienda, al presentar los llamados pre-criterios de política económica para el 2020, señalan un rango de 1.1 a 2.1 como tasa de crecimiento para este 2019. El punto medio, que se utiliza normalmente para los cálculos de ingresos y de gastos gubernamentales, así como para pronosticar el comportamiento de las variables macroeconómicas, es de 1.6%. Tanto las variables de consumo, como la inversión, señalan una clara tendencia a la baja, que viene de hace muchos meses, y que parece pronunciarse en las semanas de este año. La inversión sería la variable fundamental para detener la caída en la actividad económica, sin embargo, una de las variables indicativas de la inversión, que es la importación de bienes de capital, tuvo una caída de 3.7% en el mes de febrero, indicando que las cifras que veremos de inversión para el primer trimestre mantendrán la tendencia negativa. Esta tendencia, aunada a reducciones en la importación de bienes de consumo e intermedios, explican la reducción de importaciones totales que se observó en febrero.

Impacto fiscal del menor crecimiento

La actividad económica en un país determina, típicamente, el monto de impuestos recaudados a través de los diversos impuestos. El impuesto sobre la renta está íntimamente vinculado a los ingresos de las empresas y de las personas físicas y éstos, indudablemente, dependen de la producción, de las ventas y del ingreso general en la economía, esto es, del producto interno bruto o más precisamente del ingreso nacional disponible que incluye las remesas entre otras cosas. El impuesto al valor agregado, que se cobra al momento en que los productos se venden, está determinado por el consumo de bienes y servicios. La recaudación depende absolutamente del crecimiento del producto o del ingreso  del país. De ahí la importancia de llevar a cabo un cálculo cuidadoso para proyectar el crecimiento probable de la economía, ya que es la variable que determinará la recaudación fiscal y la capacidad de maniobra de un gobierno. Evidentemente la reducción en las proyecciones del crecimiento del PIB, que es una definición muy cercana a la del ingreso nacional,  implica que la recaudación que logrará el gobierno tendrá que ser inferior, tanto por los impuestos directos, como es el de la renta, como por los impuestos indirectos, como es el caso del impuesto al valor agregado que depende del consumo. En el caso de México para el 2019, Hacienda estima en el documento presentado a fines de marzo, los pre-criterios de Política Económica, una caída en los ingresos de 121 mil millones de pesos, lo que representa un 0.5% del PIB, con respecto al presupuesto y a la ley de ingresos aprobada en diciembre del 2018. De estos 121 mil, alrededor de 115 mil se explican por menor producción y exportación de petróleo y alrededor de 6 mil por menores ingresos no petroleros, en su mayoría por reducción en la recaudación de impuestos. La estimación de solo una caída de 6 mil millones se estima tan mínima, a pesar de la importante reducción en el crecimiento del PIB, debido a que se presume que la base de contribuyentes creció durante 2018. En cualquiera de los casos, la caída en la recaudación parece estar subestimada, debido a que con menor actividad económica no se garantiza que la mayor base de contribuyentes la compense, y además esta condición puede modificarse a la baja y provocar además que la informalidad se incremente, entre otras cosas.

Inversión como solución

Tanto por la recaudación como por la importancia de crear empleos y finalmente poder reducir la pobreza en nuestro país, es fundamental que  la inversión deje de caer y se recupere. No existe otra variable que permita mantener el crecimiento y la producción y, a través del empleo y la actividad que genera, reduzca la pobreza. No hay manera de generar empleo sin inversión. Cualquier empleo requiere de capital, por mínimo que este sea. Así, para lograr recuperar tasas de crecimiento altas, como para generar empleo, el énfasis de las políticas públicas y de la legislación debería estar puesto en la inducción de la inversión. En promedio, en los últimos años, la inversión total en el país ha sido de alrededor de un 21 por ciento del PIB, lo que nos ha llevado a un crecimiento mediocre de 2%. Para poder crecer al 4%, sostenidamente, sería necesario mantener por años una inversión de no menos de 25% del PIB, lo que implica no solo mantener la existente, sino incrementarla 4 puntos adicionales. El gobierno podría incrementarla 2 puntos más y el sector privado 2 o 3 puntos del PIB adicionales, siempre que existan condiciones para hacerlo.

Certeza jurídica, estabilidad macroeconómica y seguridad

Cuando se le pregunta al sector privado cuáles son los determinantes de las decisiones para invertir, sistemáticamente, además de la probabilidad alta de que la inversión sea rentable, las condiciones que los empresarios mencionan son: certeza jurídica, estabilidad macroeconómica y seguridad. Las reglas del juego son fundamentales en todas las sociedades y en todas las economías. Son la estructura de los estímulos de una economía. Sin reglas de juego claras no hay posibilidades de tomar los riesgos que implica una inversión, ya que, al riesgo típico del mercado, competencia, innovación e insumos, por ejemplo, hay que agregar el riesgo político de los cambios caprichosos y fuera de las reglas establecidas para que funcione la sociedad y la economía. Así, la inversión es la solución a la pobreza, por el empleo que genera y, sin duda para las finanzas públicas sanas, ya que la recaudación depende de la actividad económica. Y la inversión depende de las reglas de juego. Solo una sólida certeza jurídica permitirá estabilidad macroeconómica, crecimiento, empleo y reducción de la pobreza. La historia demuestra que no existen soluciones alternativas a la inversión y a la productividad. Veamos que haya certeza jurídica, certidumbre sobre las reglas del juego y tendremos crecimiento.   *Aseso Económico de American Chamber/Mexico. Contacto: Twitter: @foncerrada / @AmChamMexico Facebook: @AmericanChamberMexico Instagram: @AmChamMexico Página web: www.amcham.org.mx
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