El alza en las tasas de interés, por el default, cerrará el acceso a la inversión en maquinaria agrícola, fertilizantes, agroquímicos u otros insumos para la actividad.   Reuters BUENOS AIRES  – La crisis de deuda que estalló la semana pasada podría darle un nuevo golpe a los agricultores de Argentina, uno de los mayores exportadores mundiales de alimentos, afectando la producción y venta de granos en la próxima temporada. Las dificultades que ya sufrían los productores como la alta inflación, el costoso financiamiento y la elevada presión tributaria en una economía en recesión se agravarían, coinciden expertos. Y eso encarecería la producción de soja, maíz y trigo. Si se suman las dudas que generó el incumplimiento de deuda para invertir y la fuerte caída en el último mes de los precios internacionales de los granos como la soya -el principal cultivo del país-, el horizonte se ve oscuro para el campo. “El default va a ahondar la crisis en la producción”, dijo Daniel Chiesa, un productor de General Villegas, en el corazón agrícola del país, que se dedica sobre todo a la soja y el maíz. “Hoy el productor, en su gran mayoría, ya está completamente desfinanciado y estamos con falta de tecnología por falta de inversión”, sostuvo. Argentina no pudo cancelar un cupón de deuda reestructurada el 30 de julio por un fallo judicial en Estados Unidos favorable a fondos que no aceptaron canjes de deuda, llamados holdouts, y cayó en un incumplimiento de pagos por segunda vez en 12 años. Chiesa asegura que el negocio dejó de ser rentable antes de la crisis de la deuda. Y el grupo CREA, que reúne a agricultores para intercambiar información tecnológica sobre el sector, coincide con él. Un informe de la agrupación reveló que el 18% de los chacareros argentinos arrastra deudas de la temporada 2013/2014, que acaba de concluir para la soya y el maíz. La cosecha de la oleaginosa llegó en la temporada 2013/14 a un récord de 53 millones de toneladas y la del cereal alcanzó un techo histórico de 33 millones, gracias al buen clima, según datos del Gobierno. Pero este volumen récord no se tradujo en mayores ganancias para los productores. “Los agricultores argentinos tuvieron un buen año productivo, pero eso no alcanzó para recuperar el capital de trabajo”, destacó CREA en su informe. Con una inflación que supera el 30% anual, según estimaciones privadas, los costos para sembrar no dejan de subir en Argentina, el principal exportador mundial de aceite y harina de soja y el tercero de maíz. Pero la situación es peor aun para los agricultores que arriendan la tierra, que en la zona productora central del país pueden pagar hasta un tercio de su cosecha por usar los campos. Tasas de interés se dispararían El incumplimiento de la semana pasada generaría un efecto dominó financiero. Para la analista Lorena D’Angelo, va a tener un impacto en las tasas de interés de los créditos y sobre el tipo de cambio, dos puntos clave para el sector agrícola. “Hoy el sector se encuentra con condiciones de financiamiento más desfavorables que el año pasado”, dijo a Reuters desde Rosario, donde está el principal polo agroexportador del país. Un especialista que pidió el anonimato calculó que la tasa de interés doméstica se dispararía 10 puntos porcentuales al 45% anual. Por eso son pocos los productores que podrán -o se animarán- a incrementar la inversión en maquinaria agrícola, fertilizantes, agroquímicos u otros insumos para la actividad. Aún cuando no se espera una caída en el área sembrada para la próxima campaña agrícola, la menor inversión podría provocar una baja en los rendimientos de los cultivos. La situación amenaza ser más grave para el maíz, porque sus costos de siembra son más altos que los de la soja. “La inversión del productor agropecuario en maíz es prácticamente inviable económicamente, y sólo se hace por cuestiones de rotación de cultivos”, aseguró Confederaciones Rurales Argentina (CRA) a través de un comunicado.   Ahorro en granos Como el Gobierno mantiene restringidas las compras de dólares y la inflación le quita diariamente valor al peso, la mayoría de los agricultores opta por ahorrar en granos, que guardan en centros de acopios o en bolsas en los mismos campos. “En este momento de tanta incertidumbre (…) lo más razonable es quedarse con granos para poder adquirir los insumos estratégicos que vas a necesitar para la próxima siembra”, dijo Ernesto Ambrosetti, economista jefe de la Sociedad Rural Argentina, que aúna a productores de mediana y gran escala. Pero eso promete reavivar viejas tensiones. El Gobierno de la presidenta Cristina Fernández ha presionado en el pasado a productores y exportadores para que vendan los granos y liquiden los dólares tan requeridos para la economía doméstica y para sostener el valor del peso. “Ingresarán menos divisas en el período agosto-diciembre, y esto tendrá impacto en la balanza comercial y en el ingreso de dólares al Banco Central”, dijo Pablo Adreani, analista de la consultora Agripac. Por el menor precio de la soya y la mayor retención de granos, Adreani cree que el Banco Central perderá 3,000 millones de sus 29,000 millones de dólares en reservas de aquí a diciembre. Pero la magnitud del impacto aún está por verse. “Dependerá de cuánto volumen de soja retenga el productor y por cuánto tiempo”, dijo el analista.

 

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