Por Fernando Coronado* Está comprobado que el miedo es el instrumento más rápido y eficiente para activar la economía de ciertas industrias. Hace ya bastante tiempo que las emociones se volvieron un eje de comunicación en las campañas tanto para los gobiernos como para las empresas. En la década de los ochenta el miedo por contraer SIDA activó la industria de los preservativos. En los noventa una intensa campaña contra el cólera nos acostumbró al consumo de agua embotellada. En 2009 el virus H1N1 generó pánico en varias regiones del mundo lo que como consecuencia trajo el hábito de compra recurrente de gel antibacterial y otros productos desinfectantes. Hoy el presidente de Estados Unidos ha exagerado la situación fronteriza creando una verdadera crisis de seguridad para varios sectores de su país. En estos días incluso amenazó con declarar una emergencia nacional con la finalidad de disponer de recursos militares para la construcción del muro. Ejemplos no faltan de que el miedo está de moda. Y es que cuando el consumidor corre se incrementan sus posibilidades de tropezar. Y caerse en este caso implica gastos extraordinarios y acciones irresponsables con poco nivel de reflexión. Como sabemos en las últimas horas se han desatado compras compulsivas de gasolina ante el riesgo de un desabasto del ahora tan preciado combustible. Lamentablemente el verdadero el riesgo no lo genera el cierre de los ductos sino la desinformación y la especulación de los usuarios. Y es efectivamente en este contexto de mala comunicación en donde existe una verdadera crisis. Por un lado, el Gobierno Federal no tuvo el cuidado de informar a la ciudadanía de una manera asertiva para que se pudiéramos tomar precauciones y evitar tensiones innecesarias. Cabe recordar que en la Ciudad de México tuvimos recientemente desabasto de agua lo cual se tradujo en compras compulsivas de agua embotellada, garrafones y tinacos, sin embargo, la correcta administración de la información evitó el caos. Por otro lado, algunos medios de comunicación se han encargado de exagerar la situación por fines políticos y económicos (entendiendo el alza en las audiencias que les generan estas notas). Finalmente, los ciudadanos tampoco hemos tenido la precaución de manejar la información de manera responsable dentro de nuestro radio de influencia. A continuación, te presento algunos consejos para no participar en esta red de desinformación
  • No compartas información no verificada. Las redes sociales son un arma de doble filo ya que tienen la capacidad de informar y desinformar prácticamente en tiempo real. Si no te das el tiempo de revisar la procedencia del enlace y su nivel de credibilidad tampoco se lo des a difundirlo y alarmar innecesariamente a otros.
  • Procura no politizar cada tema social. La pasión ideológica muchas veces nos hace defender lo indefendible y atacar lo inatacable. Fíjate de manera imparcial en los argumentos y si tus opiniones de estar a favor o en contra coinciden siempre con tus preferencias políticas no estás siendo objetivo y mucho menos constructivo.
  • No corras, no grites, no empujes. En cualquier situación de emergencia ya sea real o imaginaria tener la cabeza fría te permitirá decidir de mejor manera. El mantenerte informado por diferentes medios de comunicación te permitirá estar menos expuesto a cualquier tipo de manipulación. No olvides informar responsablemente a tu círculo cercano.
No son pocos los pensadores sostienen que el miedo a sufrir en ocasiones resulta peor qué el sufrimiento mismo. Recuerda que la responsabilidad de un México informado, objetivo y con buenos resultados es de todos. *Fundador de Innovative Marketing.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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