En días recientes, los organismos internacionales, dependencias públicas; asociaciones empresariales y diversas organizaciones sociales empezaron a generar interés y preocupación en torno al problema fundamental que alcanza ya las dimensiones dramáticas: la crisis del agua.

La temporada de calor ha hecho más evidente y recrudecido el impacto del cambio climático; un gran número de municipios se quedaron prácticamente secos; los efectos sobre la agricultura, la ganadería y la industria son devastadores; pero sobre todo el impacto social en muchas ciudades está en niveles de escándalo. 

Miles de cabezas de ganado, aves de corral, hectáreas de cultivos, cosechas de frutas, granos, legumbres y flores están en vilo, perecieron y/o están en calidad de siniestradas, todo eso forma parte de un saldo excesivamente negativo; además de escasez, aumento de precios, baja en la calidad de los alimentos y mayor inflación, desigualdad, inequidad y oportunidades de desarrollo canceladas las pérdidas para los sectores productivos impactaran en el bienestar y la economía familiar.

El panorama social es deprimente; particularmente en el norte del país en las casas escasea con frecuencia y/o de plano, no hay agua para siquiera cubrir las necesidades mínimas, -a veces por días, a veces por semanas- hace tiempo que la sequía no da tregua a la ciudadanía. 

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De acuerdo a los especialistas, los pozos, las cuencas y las reservas se están reduciendo y extinguiendo; las lluvias no llegan (ni llegarán en el volumen necesario) y se mantendrán así al menos durante otros 5 años.

Sin campo, industria, empresas y procesos productivos sustentables no hay empleo, no hay riqueza y no hay viabilidad social. En un contexto de inflación, súmale que los procesos productivos tengan que parar, frenar o limitar sus actividades  por la falta de agua y que el costo de la energía también se dispare por que las hidroeléctricas ya no aporten su cuota de generación.

Para colmo, las existencias de agua requieren de tratamientos cada vez mas costosos. Los episodios que parecerían sacados de una película post-apocalíptica se dan diario, la gente hace largas filas, inventa mecanismos y artilugios conseguir, recolectar o almacenar hasta la ultima gota. Las broncas, los  roces y las disputas no se han hecho esperar. Todas las propiedades en situación de sequía perderán valor inmobiliario.

La crisis del agua le pega a la calidad de vida, la salud y hasta la convivencia social; a nivel personal enoja, frustra, calienta a la sociedad. Hay que echar mano del baño esencial, los trastes olvidados, reestrenar ropa y lavar en seco lo que se pueda, mientras lo sucio sigue esperando turno. Adaptarse para sobrevivir, arrepentirse de no valorarla y agregarle una dosis de stress hídrico emocional.

Hasta ahora, salvo incidentes aislados, la ira se ha mantenido en niveles mínimos pero bastarán unas semanas para ver hasta donde la gente es capaz de aguantar y hasta donde la suerte, algún chaman, brujo o un verdadero milagro evita que estalle el problema en pleno para los 3 niveles de gobierno. 

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Las crisis sirven para exhibir y sacar lo peor (o lo mejor) de los servidores públicos; pero nadie le entra a un tema tan delicado. La respuesta siempre es discursos, selfies, poses, demagogia, cortinas de humo, distractores para desviar el foco de la atención mediática y seguir flotando en la incompetencia, la demagogia y la mediocridad.

No hay sed que no apague lo viral de las redes sociales, nadie se resiste a los influencers y tampoco existe ni alberca o sauna que no te puedas imaginar; bendito trabajo a distancia que evita cruzar el pantano del subterráneo, el pesero o el autobús con sus aromas y aceites esenciales. 

Dejando atrás el sarcasmo, debemos insistir en que las soluciones comienzan desde el nivel personal y deben escalarse y magnificarse, aprovechar la crisis para ir armando una estructura de respuesta pues ya el asunto es muy complejo y, o los responsables de hacerle frente dan un salto a la mejora o terminan como siempre: empeorando las cosas.

Todo recurso natural es escaso, costoso, único, fundamental y requirió de millones de años para que lo tengamos a disposición, empezando por dejar de poblar el planeta a lo … bueno ya saben para que lo digo, es hora de que promovamos un ajuste de fondo en la forma en que se planifican las ciudades, se otorgan permisos, concesiones, licencias y se explota la naturaleza.

Todos los comportamientos que hoy vemos en quien esta experimentando la escasez del agua nos deben hacer reflexionar y cambiar de fondo; en solidaridad a los que no la tienen. Nada más hay que pensar en nuestra vida cotidiana: cierra las llaves, repara fugas, no dejes correr el agua fría, recicla, administra y reflexiona.

Es la hora de ser acuática, hídrica, supervivencial-mente responsables. No hay mañana en el tema del agua, aún en las regiones donde sigue existiendo, los pronósticos no son alentadores, a la gente se le olvida que en la historia de la humanidad abundan los ejemplos de civilizaciones otrora poderosas que sucumbieron debido a la falta de agua, una situación de esa naturaleza ya se está viviendo en varias regiones, la migración climática y los refugiados del agua ya están presentes. 

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