- Políticas que contraen la demanda agregada en época de crisis y cuando la inflación es muy baja o hay deflación, contribuyen a profundizar la caída en el PIB y el incremento del desempleo en el corto plazo.
- Si la deuda contratada no se utiliza para financiar proyectos que incidan directamente en el incremento de la producción, y en su lugar se utilizan para cubrir de manera directa la salida de capitales, e indirectamente el pago de pensiones y salarios, ni crece el PIB ni crece la recaudación en el mediano plazo.
Crisis en Grecia: ¿disputa por el poder?
La discusión dejó de ser sobre las metas de superávit primario en Grecia y se enfocó en el mecanismo particular para alcanzarlo, es decir, la disputa ya no es económica, sino política.
Por Irving Rosales
Desde enero, cuando Alexis Tsipras, del Partido Syriza, ganó la elección para ser el primer ministro de Grecia, muchas fueron las preguntas que surgieron sobre el manejo que el nuevo gobierno daría a la crisis financiera en que Grecia está sumergida desde ya hace varios años. Por una parte, durante 2015 el gobierno griego enfrentaría no sólo problemas de falta de crecimiento, deflación y alto desempleo en su economía, sino una serie de fuertes pagos por concepto de intereses a los acreedores internacionales, que durante los últimos años habían prestado alrededor de 250,000 millones de euros (Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y la Comisión Europea). Por otra parte, las promesas de campaña del hoy primer ministro griego se basaron principalmente en frenar las privatizaciones, aumentar el gasto público destinado a beneficios sociales e incrementar el salario mínimo, además de cambiar drásticamente la relación entre el gobierno y dichos organismos internacionales.
Pero ¿cómo empezó todo? Muy a grandes rasgos, ocurrió lo siguiente:
Durante los primeros 7 años de este siglo, la tasa promedio de crecimiento del PIB en Grecia fue de alrededor de 4.5%, lo que la ubicaba como una de las economías más estables en Europa y lo que le permitió recibir importantes flujos de inversión extranjera. Sin embargo, este crecimiento vino acompañado de un fuerte déficit público financiado principalmente por dicho flujo de inversión extranjera, es decir, deuda externa (ya en 2007 el déficit público en Grecia se ubicó en aproximadamente 6.5% de su PIB). Pero llegó el año 2008, cuando la crisis financiera en Estados Unidos se expandió al resto del mundo y los capitales internacionales dejaron de fluir hacia países en desarrollo, incluido Grecia, lo que provocó que en 2009 el déficit público anual llegara a 16% del PIB y detonó la crisis financiera que hasta hoy se vive ese país.
El déficit público no es en sí mismo ni bueno ni malo en términos económicos; todo depende del destino de la deuda, así como de las fuentes y condiciones de su financiamiento. Uno de los problemas en Grecia fue que este déficit vino acompañado de una gran ineficiencia en el gasto público y graves problemas de corrupción en materia de ingresos y egresos públicos. Otro problema fue el déficit observado en la cuenta corriente, al pasar de 7.6% del PIB en 2006 a 14.6% del PIB en 2008. Digamos que se juntaron los ingredientes necesarios para una “crisis de libro de texto” en la balanza de pagos.
Ya con la crisis encima, otro de los problemas con los que se enfrentó la economía griega, en particular el gobierno griego, es que al pertenecer a la zona euro se renuncia automáticamente al manejo de la política monetaria.
En resumen, la crisis en Grecia se volvió tan profunda porque por un lado se tenía un gobierno ineficiente, lo que limita drásticamente el manejo y los efectos de la política fiscal, y por otro, no se puede utilizar la política monetaria para depreciar el valor de la moneda, mejorar los términos de intercambio, incrementar las exportaciones, reducir el déficit en cuenta corriente y compensar la caída en los flujos de inversión extranjera. Entonces lo único que quedaba era la obtención de deuda externa.
Para conseguir crédito con los organismos internacionales en los últimos cinco años, el gobierno griego siguió todas las recomendaciones de austeridad. Pero a pesar de haber recibido préstamos por cerca de 250,000 millones de euros, lo único que consiguió fue profundizar la crisis. ¿Las razones?: