Por Carlos E. Palencia Escalante* Empecemos por el factor humano y su desarrollo, el importante papel del líder, la productividad -alta, cabe decir- en las empresas de producción global, siendo estas unidades económicas pilares de la manufactura en países latinoamericanos como Brasil, Chile y México. Para este último, señalo algunos datos: la Secretaría del Trabajo y Previsión Social respecto a la productividad de las exportadoras reporta un crecimiento del 2.1% en promedio anual entre el año 2009 y el 2017; siendo esa tasa superior a la observada en el mismo período por: la industria manufacturera en general no exportadora de 0.8% y por la economía en su conjunto de 0.4%. También ese ministerio del Trabajo menciona que la productividad de la industria manufacturera maquiladora de exportación (IMMEX), así como que en algunas de las actividades caracterizadas por las exportaciones de productos de alta tecnología, registraron en los últimos tres años mayor productividad laboral. Aunado a la productividad, cualquier economía que aspire a mejorar su crecimiento, deberá considerar la adecuación y uso de las nuevas tecnologías y de la Inteligencia Artificial; esto porque no solo juegan un papel importante en la producción y logística de comercio, sino además para el futuro de nuestro desarrollo personal, social, nacional y regional si pensamos en Centro y América Latina. Deberemos ya entender que la tecnología puede ser amigable, que el objetivo de su empleo es hacer que nuestras vidas sean más fáciles y que dicha inteligencia artificial hay que asimilarla como una esperanza más que una amenaza. Así, el tema del acelerado cambio tecnológico forma parte de las tendencias mundiales de cambio, el cambio climático y la globalización, como lo son también la demografía (y la migración, como lo estamos viendo en últimas semanas desde Centroamérica, hacia Estados Unidos pasando por México… o quedándose ahí para trabajar o tener una mejor oportunidad de cruzar la frontera), todas esas corrientes pese a que en el mundo están floreciendo iniciativas de proteccionismo y populismo. El cambio tecnológico conlleva una revolución mental y de actitud, porque tiene relación con lo digital, es transversal; es decir, está ya casi en todo y por todas partes, se relaciona con la automatización, la “nube”, el Internet de las Cosas, la robótica, la biotecnología, el almacenamiento de energía, la impresión 3D, las energías renovables y un largo etcétera. Esto lo podemos percibir con mayor claridad en la transformación del sector automotriz y las telecomunicaciones. Vinculada a la tecnología, la competitividad de las personas y de las empresas es vital. Por eso la adaptación al cambio, la preparación, la educación y el aprendizaje para estar al día en las condiciones y competencias laborales que requiere la industria 4.0, el siglo 21. Requerimientos que serán tarea de todos: de los gobiernos nacionales y locales, del sector privado empleador, de las organizaciones de trabajadores, de nosotros como personas, de las familias y de organismos empresariales de representación; si no lo entendemos así -y si no lo hacemos- no podremos desarrollar con éxito una visión de largo plazo. Con esa visión de largo plazo es la que nuevos gobiernos como el de Brasil y México deben encaminar sus estrategias y políticas para el entorno socio-económico de los próximos 10 años o más. Entorno que con cuidado tiene que desarrollarse sobre la base de reformas (quizás no contra reformas para eliminar lo avanzado), temas que han despertado el interés no sólo de empresarios, inversionistas y calificadoras, sino de la ciudadanía y las personas en general pues en el horizonte  se combinan modificaciones en el manejo de los ingresos y gastos públicos, en las medidas salariales y esquemas de tributación, pero incluso por modificaciones en la operación geográfica como es el caso de la zona fronteriza norte de México y regional para toda Centroamérica. Así como el mundo da una vuelta, Centro y Latinoamérica deben transformarse y nosotros como personas y medios de comunicación, debemos renovarnos. Evidentemente las nuevas relaciones geo-económicas internacionales generan cambios, algunos de ellos cuáles serán abordados en este espacio. *Economista, Socio Director de CEO Consultoría Estratégica & Outsourcing.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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