La violencia en los estadios de futbol, desatada por las porras o las barras de aficionados, es frecuente. Hechos como el ocurrido en el estadio La Corregidora, en Querétaro, donde una trifulca entre hinchas del Atlas y de los Gallos Blancos, dejó un saldo de 26 heridos, tienen una mayor visibilidad, porque se cruzaron varias líneas, el salvajismo resultó notorio y falló la seguridad. 

La tragedia, porque eso es, se pudo evitar con acciones preventivas adecuadas, como se hace en otros estadios del país y del mundo. 

Es evidente que la directiva de los Gallos Blancos, el equipo queretano, no hizo los análisis de riesgo respectivos, aún cuando ya existían antecedentes de enfrentamientos con los atlistas. En 2010 se desató una bronca que dejó al menos 30 heridos, cuando Querétaro descendió a la Segunda División en un juego justo con el Atlas y en 2013 hubo incendios fuera del Estadio Jalisco luego de otro encuentro entre estos equipos.  

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Las policías estatales y municipales también estuvieron en falta, como ya ha reconocido el propio gobernador Mauricio Kuri, quien, por cierto, está enfrentado la crisis sin escabullirse y asumiendo los costos que sean necesarios. Es el camino correcto e indica que tienen la voluntad de ir al fondo del asunto. 

Es necesario que no exista impunidad, que los responsables paguen por lo que hicieron y que se establezca con claridad que hechos como los del sábado no serán tolerados. 

Pero la clave no está solo ahí, sino en una eficiente labor preventiva, que además se ocupe de los diversos factores que propician la violencia en los estadios, la que termina por alejar al público y por afectar a los propios clubes deportivos. 

Desde hace ya décadas, la policía de la Ciudad de México tiene protocolo para prevenir la violencia en el Estadio Azteca y en el Olímpico Universitario. 

Sobre todo, se pone énfasis en los encuentros donde existe mayor rivalidad deportiva, la que se traduce también en tensiones en la tribuna. El Pumas-América o el América-Guadalajara, son de los partidos en los que se tiene un mayor cuidado.

¿Ya nos tienes en Facebook? Danos like y recibe la mejor información

Una parte importante de la receta consiste en la disuasión, esto es, en desplegar una fuerza policial que sea visible y que desaliente comportamientos contrarios a la ley. 

Pero otro tema indispensable es la labor que se hace con líderes de las porras y las barras de aficionados. Ahí se establecen reglas y se marcan zonas dentro de las propias tribunas, para evitar roces y pleitos. 

También se configuran zonas de seguridad, áreas donde no se permite público, para que funcionen como barreras y para que permitan la acción policiaca si esta es necesaria. 

Lo de Querétaro es muy grave, pero más lo sería no asumirlo como una advertencia, como una señal de la crispación de los ánimos y de la pradera seca en la que se pueden convertir los estadios y en donde más de un pirómano estará dispuesto a prender un cerillo que inicie el incendio. 

Suscríbete a Forbes México

Contacto:

Twitter: @jandradej

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

tecnología-digital
Blockchain en la industria médica, la gran alternativa
Por

Si los sistemas de salud son parte de los derechos humanos básicos, tendríamos que hacer cambios sustanciales en la indu...