Reuters.- Banderas cubanas ondearon el sábado a media asta en el primero de dos días de luto, mientras autoridades trabajaban para identificar los cadáveres de 110 personas que fallecieron cuando un Boeing 737 se estrelló el viernes poco después de despegar de La Habana, en el peor desastre aéreo en la isla en casi 30 años. Entre los fallecidos había dos argentinos, dos saharauis residentes en Cuba y siete mexicanos -los miembros de la tripulación y una turista-, informó el ministro de Transporte, Adel Yzquierdo, según un reporte de la prensa estatal. Además, murieron 99 cubanos, entre ellos cinco niños. Las tres mujeres que sobrevivieron están en estado crítico. Diez de las víctimas eran pastores de una iglesia evangélica que regresaban a sus casas con sus esposas, dijo la Iglesia Nazarena Cubana. Hasta el momento se han identificado 15 cuerpos, cinco niños y 10 adultos, mientras que expertos cubanos recuperaron “en buenas condiciones” una de las cajas negras del avión y esperaban pronto tener acceso a la segunda caja para continuar las investigaciones. Acongojados familiares de las víctimas lloraban y se abrazaban fuera del tanatorio donde se trabajaba para identificar los cuerpos de los pasajeros fallecidos el viernes. “La voy a esperar cuando salga del hospital. Ella se va a salvar porque mi hija es una guerrera, es fuerte”, dijo sin poder detener sus lágrimas Amparo Font, mamá de Gretel Landrove, de 23 años, una estudiante universitaria que está entre las sobrevivientes del accidente. Caridad Miranda, de 45 años, viajó desde la oriental ciudad de Holguín a La Habana. Su hermana Magaly Miranda, de 56 años, y su sobrina Yisel Infante Miranda, de 32, murieron. “Tenía la corazonada que no se iban a salvar”, dijo. “Ellos (los técnicos) tenían que haber revisado bien ese avión”, señaló cubriéndose el rostro con un pañuelo blanco para secar sus lágrimas. Algunos testigos cerca del lugar del accidente observaron el avión en llamas antes de destrozarse en el terreno. “El avión estaba en candela, se volteó y cayó el picada”, dijo Marino Pérez Alvaredo, un agricultor del barrio Boyeros. Investigadores cubanos trabajan desde el viernes en el lugar donde cayó el avión, una zona agrícola a unos 20 kilómetros al sur de La Habana, buscando entre los restos quemados evidencias para aclarar las causas, dijeron funcionarios cubanos. El Gobierno cubano había arrendado la nave hace menos de un mes, dijo más tarde Yzquierdo, en busca de satisfacer la creciente demanda de vuelos domésticos. “Cuba está impedida de adquirir aparatos necesarios como el accidentado”, dijo el Ministro a la emisora estatal Radio Reloj, en la que argumentó que el embargo de Estados Unidos dificulta la compra de aviones. El avión Boeing 737-201 de 1979, que fue rentado por la aerolínea Cubana de Aviación a un pequeña compañía mexicana llamada Damojh, cubría la ruta entre La Habana y Holguín. “Experimenté varios incidentes en esta compañía mexicana como fallas en el motor o el sistema eléctrico cuando despegamos de México en una ocasión”, dijo al periódico mexicano Milenio, Marco Aurelio Hernández, un piloto que solía trabajar para Damojh. La tragedia es la mayor de un avión en la isla desde el 3 de septiembre de 1989, cuando 126 personas fallecieron por la caída de una nave Ilyushin-62M de fabricación rusa cerca de La Habana.

 

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