Está claro que el eventual restablecimiento de las relaciones comerciales entre Cuba y Estados Unidos no sólo tendrá implicaciones para el país caribeño, sino que podría levantar una ola capaz de tocar las costas dominicanas y resentir el turismo, la joya de la corona  de nuestra economía. Con todo, los efectos que podría tener este “resurgimiento” de la más grande de las Antillas todavía son inciertos.    Por Windler Soto Los empresarios de turismo en República Domini­cana, así como las autoridades, prevén una disminución de las visitas procedentes de Estados Unidos, pues los ciudadanos de ese país tendrán luz verde para entrar a la cercana, y a la vez, desconocida Cuba, luego de más de 50 años de veda. Esto, obviamente, golpearía la oferta local, que vería cómo su principal merca­do emisor empezaría a buscar sol y arena en la “recién abierta” isla. Así que se espera una “guerra” por los codiciados viajeros del gigante del norte, eso sí solo en el corto plazo, aclara el presidente de la Asociación Nacional de Hoteles y Turismo (Aso­nahores), Simón Suárez. “Ahora con el tema de la aper­tura hay un interés hasta morboso por Cuba en Estados Unidos. Eso significa que nosotros que estamos bien posi­cionados en ese mercado, con el 40% de nuestros visitantes, tenemos que ver qué va a pasar”, advierte el dirigente empresarial. El sector está cons­ciente de esta amenaza, por lo cual ya han soste­nido conversaciones con el Ministerio de Turismo (Mitur) para diversificar y ampliar la presencia publicitaria del producto criollo entre los 50 estados que componen la unión americana. Y es que la gran mayoría de los turistas que deciden pasar sus vacaciones en República Dominicana provienen de la costa este de Estados Unidos, especialmente desde Nueva York, Massachusetts, New Jersey y Florida. “Ahora mismo nosotros solamente llegamos como destino atrayendo visitan­tes hasta Atlanta, como mucho. Los mercados que más hacia el oeste hemos llegado con fortaleza son Atlanta, Charlotte, Detroit y Chicago”, revela Suárez. En lo inmediato, los planes son implementar campañas de marketing y publicidad en los estados hasta ahora “inexplorados”. Los hoteleros ya tienen en la mira ciudades importantes para promocionar el país y poder contrarrestar la ame­naza cubana. Dallas, Hous­ton, Los Ángeles, San Francisco y Minneapolis solo son algunas. Un punto positivo en los planes de llegar a los estados del oeste es que el país ya ha hecho algunos acercamien­tos con esos mercados. Por ejemplo, ya dos líneas aéreas de ese lado de Estados Unidos arriban a Punta Cana entre cuatro y seis veces por semana: Frontier y Southwest. Estas son de bajo costo, lo cual favorece los precios, que pueden incrementarse por tratarse de lugares más lejanos. Cuando se tiene buena presencia en un mercado, la cantidad de vue­los es mucho mayor. Por ejemplo, desde Miami hay seis vuelos diarios a Santo Domingo, cuatro vuelos diarios a Punta Cana y dos vuelos diarios a Puerto Plata. “Todo esto es factible, pero debemos hacerlo más organizada­mente, con más recursos y con más inversión en promoción en esos mercados en particular”, asegura Suárez envuelto en optimismo. En cuanto al largo plazo, desde que se anunció a principios de año el restablecimiento de las relacio­nes diplomáticas entre Washington y La Habana, los empresarios turís­ticos dominicanos han insistido en que Cuba no representa una ame­naza demasiado grande, debido a que siempre ha sido un competidor por el resto de mercados emisores distintos a Estados Unidos, como Canadá y los países europeos. “El tema de la apertura de Cuba no debe preocuparnos, pero sí ocuparnos. Lo primero es que el producto cubano ha estado presente en el mercado mundial por más de 40 años, el mismo tiempo que nosotros, y hasta ahora hemos competido exitosamente por Canadá, todos los países de Europa y Suramérica; inclusive, con más éxito en el sentido de que atraemos muchos más turistas que Cuba”, afirma el presidente de la principal organización del sector privado. Su argumento principal para establecer que el vecino país no lesionará de muerte el turismo local es que desde hace más de 40 años atrae inversiones a su territorio como cualquier otro país, claro, con ciertas restricciones derivadas de su sistema político y económico. Un ejemplo es la presencia del gigante español Meliá, que cuenta con 27 hoteles en Cuba, el segun­do país con mayor presencia de la cadena fuera de España. Solo Ale­mania la supera con 39 hoteles. A pesar de la competencia que representa y de las inversiones que ha recibido, Cuba todavía recibe la mitad de los visitantes que llegan a Repúbli­ca Dominicana. En 2012, nuestro país recibió 4,563,000, mientras que Cuba alcanzó los 2,815,000. cuba_turismo1

 

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