Siempre estamos dispuestos, en ejercicio de nuestros legítimos derechos ciudadanos, a la crítica respecto de lo que “no está bien”. Sin embargo, sujetos a mayor escrutinio, omitimos ver aquello que debe y puede mejorar por derecho y por capacidad económica y recursos a nuestro alcance.

Me refiero al trabajo en el hogar. Sin él, muchas familias, empresas e iniciativas sociales diversas no prosperan.

El año pasado, México tuvo una conquista no sólo en materia laboral, sino en Derechos Humanos cuando el Senado aprobó reformas para que los empleados del hogar y cuidados accedieran legalmente a Seguridad Social, contrato, vacaciones y prestaciones.

La igualdad de derechos fue puesta sobre la mesa —y sí, muchas veces antes se ha dicho que alcanzó “la igualdad” cuando en realidad se habla del Derecho Positivo, de lo que está escrito que debe ocurrir— para una población que alcanza los 2.5 millones de personas.

Al margen de lo legal, es necesario reconocer que las mayores afectaciones provienen de un trasfondo cultural. Antes de la pandemia sólo entre el 2 y el 4 por ciento de los trabajadores del hogar disponían de ciertos derechos básicos. Incluso es difícil separar los pliegues de las prácticas legales de las ilegales, herencia que ha pasado por generaciones de trabajadoras —91 por ciento son mujeres en México, según el INEGI— escondidas en la segregación laboral.

La ENOE 2019 arroja más datos alarmantes: el 96.7 por ciento trabaja desde la informalidad. Cifra grave si se considera que en 2018 el trabajo doméstico remunerado aportó un 23.5 por ciento al Producto Interno Bruto.

A mayor análisis, hallamos otros puntos vulnerables: ¿qué sucede con las condiciones de los menores de edad?, ¿cómo combatir el maltrato psicológico y la denigración?, ¿cómo redignificar a esta población?

En abril, el SINACTRAHO arrojó luz sobre casos particulares donde las trabajadoras del hogar pasaron hasta dos meses encerradas en el hogar de sus empleadores. Historias como éstas hacen difícil reconocer el pliegue donde el trabajo se convierte en Trata, ilícito combatido por el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia a través de la Línea Nacional contra la Trata de Personas 800 5533 000.

Poco después del Día Internacional del Trabajo Doméstico (22 de julio), el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia y la Secretaría de Trabajo y Fomento al Empleo, encabezada por Soledad Aragón, firmamos un acuerdo de colaboración a favor de las trabajadoras del hogar. Para ellas, estará disponible la asesoría jurídica y psicológica gratuita las 24 horas, todos los días del año en la Línea de Seguridad y el Chat de Confianza del Consejo, 55 5533 5533. Si dudan de la legalidad de sus derechos laborales o tienen la más mínima sospecha de que son víctimas de Trata, no están solas: les ayudamos.

Contacto:

* Salvador Guerrero Chiprés es Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México

TW: @guerrerochipres

www.consejociudadanomx.org

Twitter: @elconsejomx

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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