Lo que seguramente quiere una empresa emergente es la facturación de la empresa fuerte y para eso supones tú que el camino es adoptar su cultura. Sin embargo, conozco varias empresas “fuertes” que se preguntan cómo lograr que su cultura se parezca a la de una empresa emergente.
Por lo general, una empresa emergente se caracteriza por su flexibilidad y capacidad de adaptarse al cambio, que son atributos que las empresas establecidas han perdido y quieren recuperar. A su vez, la dinámica característica de la empresa emergente genera cierto desgaste emocional y llega un punto en que las personas se cansan de tanta eficacia y creatividad y añoran un buen manual de procedimientos y procesos.
De modo que por un lado tenemos los beneficios de la flexibilidad y por otro los de la burocracia. Me parece que una manera de afrontar este dilema es a través del número. Hasta 150 personas, conviene el trato informal, una división de tareas flexible, y que se le dé más importancia al conocimiento y a los resultados que a la autoridad. Por encima de ese número, ya hay que empezar a pensar en una estructura especializada, con distintas áreas y controles.
Yo diría que si necesitas burocracia con menos de 150 personas tienes, en realidad, un problema de liderazgo y no de cultura. Y te agrego un dato: para evitar los males de una estructura rígida, W. L. Gore & Associates, una multinacional que tiene más de 10 mil empleados, funciona con unidades de 150 personas que trabajan de manera autónoma.